Real Congregación de Naturales y Originarios de las tres Provincias Vascongadas


En 1715 se reunió en Madrid un grupo de 124 vascongados que decidieron fundar una Congregación con fines benéficos bajo la advocación de San Ignacio de Loyola. El Consejo de Castilla aprobó las Constituciones en 1718 y desde entonces la Congregación, y a lo largo de más de 300 años de historia ha continuado con su misión.

La Congregación tiene como sede la Iglesia de San Ignacio de Loyola, de Madrid, donde realiza sus actividades. Este blog es un canal de información dirigido a todos sus miembros y personas interesadas en conocerla más de cerca.


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Domingo 5º de Pascua (28 de abril)


Jn 13,31-33a.34-35

1-   Nada más salir Judas, dijo Jesús: Ahora va a manifestarse la gloria del Hijo del hombre, y Dios será glorificado (31).

·        Cuando terminaste de lavar los pies, explicaste, Jesús, su significado. Ahora interpretas la salida de Judas, que va a entregarte. Explicas la aceptación de tu muerte, en términos de la manifestación de tu gloria, que se identifica con la de Dios.
·        El Hombre que realiza el proyecto de Dios, manifiesta la gloria/ amor en toda su plenitud (1,14).
·        Jesús, has aceptado tu muerte; es más, has puesto libremente tu vida en manos de tus enemigos por amor al hombre, para salvarlo. Tu muerte es la gran prueba del amor de Dios, que te da a ti, su Hijo único.
·        La construcción “acaba de manifestarse la gloria de este Hombre” pone en primer término la manifestación de la gloria; pero el amor manifestado es el de Dios mismo, tan grande que, traducido por ti, Jesús, en términos humanos, llegas a dar tu propia vida por los hombres.

2-   Y Dios va a manifestar su gloria en Él y va a manifestarla muy pronto (32).

·      Si en la primera parte (13,31) ocupaba el primer término la manifestación de la gloria, en esta segunda está en primer término Dios, que manifiesta la suya a través de ti, Jesús.
·      Vuelve a expresarse así el tema de todo el evangelio: la unión del amor demostrado con la del amor comunicado (1,16), representada en la cruz por la sangre y el agua que brotan de tu costado abierto, Jesús.
·      Por eso, aquí se trata sucesivamente de las dos glorias, que se confunden en una. La gloria/ amor tuya, Jesús, se manifiesta en dar tu vida, y expresa el amor de Dios al hombre; la de Dios se manifiesta en el don del Espíritu, que se hace por medio de ti, Jesús. Este será el amor recibido que responde a tu amor demostrado.

3-   Hijos míos, ya me queda poco que estar con vosotros (33a)

·      Tú, Jesús, te diriges a los discípulos con un término de afecto. El momento es emocionante, porque vas a anunciarles tu próxima partida, de la que eres plenamente consciente (13,1.3). Con esto, las palabras que siguen tienen el carácter de testamento. Aunque tus discípulos no se han dado cuenta, la traición se ha consumado y la entrega es inminente.
·      Este “poco” va a ser completado en 16,16ss por otro “poco”, cuando tus discípulos volverán a verte, Jesús. Por el momento, les hablas de tu marcha, que es la que da carácter definitivo al mandamiento que vas a comunicarles.

4-   Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros (34a)

·      Jesús, tú te marchas, pero los discípulos van a quedarse. Tú los va a constituir como comunidad, dándoles tu estatuto y tu identidad. Les das el mandamiento nuevo, por oposición a la Ley antigua; la Ley de Moisés queda sustituida por el mandamiento tuyo, Jesús.
·      Tú lo llamas mandamiento para oponerlo a los de la antigua Ley. En realidad, el amor no es ni puede ser un precepto impuesto desde fuera, como tampoco lo es para ti, Jesús.
·      En tu mandamiento, tú, Jesús no pides nada para ti mismo ni para Dios, sólo para el hombre. Vuelve a mostrarse que Dios no es absorbente ni acapara al hombre; por el contrario, es un dinamismo expansivo de amor personal, don de sí, que impulsa a darse a los demás.

 5-  Igual que yo os he amado, también vosotros amaos unos a otros (34b) 
·      Tú, Jesús, habías ya presentado como norma para los discípulos la asimilación a tu vida y a tu muerte (6,53: Si no coméis la carne de este Hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros).
·      Ahora especificas que la norma es tu propia manera de proceder: el mandamiento nuevo consiste en amar como Tú los has amado. Jesús, Tú eres la meta que deben alcanzar. La salvación del hombre consiste en ser como Tú, el Hombre, cumbre de las posibilidades humanas, es decir, en el desarrollo de toda la capacidad de amar.
·      Jesús, Tú eres norma, no con palabras, sino con hechos. Ahora traduces los hechos en un principio: tu actitud han de adoptarla ellos; el amor que él muestra y que es su gloria, ha de verificarse también en ellos. Este es el mandamiento nuevo: ser semejantes a ti, Jesús, en su amor sin límite.

6-   En esto conocerán todos que sois discípulos míos: en que os tenéis amor entre vosotros (35).

·        La primera muestra de amor a la humanidad consiste en demostrar que la utopía es posible, que Dios es Padre y los hombres pueden ser hermanos; en hacer brillar en medio del mundo la gloria de Dios, su amor leal al hombre.
·        Al poner Tú, Jesús, como único distintivo de tu comunidad la existencia de ese amor visible, eliminas todo otro criterio. La identidad de tu grupo no estará basada en observancias, leyes o cultos.
·        Si el orgullo de Israel estribaba en la peculiaridad de sus instituciones respecto a las de los pueblos paganos, tu grupo, Jesús, no tendrá barreras que lo separen. Tu mensaje coincide con lo más profundo del hombre, más allá de las diversas culturas. El amor es lenguaje universal.

P. Pedro Olalde.

Domingo 4º de Pascua (21 de abril)


Jn 10,27-30

·        Era invierno. En Jerusalén se celebraba la fiesta de la dedicación del templo. Tú, Jesús, estabas en el templo paseando por el pórtico de Salomón. En esto, se te acercaron los judíos, se pusieron a tu alrededor y te preguntaron: “¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si eres el Cristo, dínoslo claramente de una vez”.
·        Tú les respondiste: “Os lo he dicho con toda claridad y no me habéis creído. Las obras que yo hago por la autoridad recibida de mi Padre, dan testimonio de mí; vosotros, sin embargo, no me creéis, porque no pertenecéis a las ovejas de mi redil”.

1-   Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen (V. 27).

·      Jesús, ante los dirigentes, que se niegan a responderte, describes lo que significa ser de los tuyos. Ser de los tuyos es prestarte adhesión, no tanto verbal, sino de conducta y de vida, comprometiéndose contigo y como tú a entregarse sin reservas al bien del hombre.
·      Yo te doy mi sí más sincero para vivir ajustándome en todo a tu modo de vida, apostando por el reino de Dios, por la causa del ser humano.

2-   Yo les doy vida definitiva y no se perderán jamás ni nadie las arrancará de mi mano (V. 28).

·      El don que Tú concedes, Señor, a tus seguidores, es tu vida definitiva, el nuevo nacimiento por el Espíritu, que acaba en ellos la obra creadora y les da capacidad de hacerse hijos de Dios.
·      Esos no se perderán, Jesús, nunca, pues la calidad de vida que Tú comunicas supera la muerte; pero, además, estarán al seguro, no perecerán a manos de ladrones ni serán arrebatados por el enemigo, porque Tú eres el pastor que defiende a los tuyos hasta dar la vida.
·      ¡Cómo deseo, Jesús, ir creciendo en esta vida definitiva, que Tú me concedes a raudales! ¡Cuánto ansío emprender el camino ascendente del nuevo nacimiento, capaz de acabar en mí tu obra creadora! Quiero experimentar en mí esa capacidad que me concedes de hacerme hijo de Dios.
·      Entonces, me sentiré a salvo, pues la vida que Tú me das supera la misma muerte. Ese será mi mayor seguro, pues no pereceré a manos de los ladrones ni seré arrebatado por el enemigo, porque Tú eres el pastor que defiendes a los tuyos hasta el extremo de dar la propia vida.

3-   Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de manos de mi Padre (V. 29).

·      Para ti, Jesús, como para el Padre, lo más importante es el fruto de tu obra, la nueva humanidad, que el Padre te ha entregado, para que nos comuniques la vida definitiva.
·      En el episodio del ciego, los judíos han querido “arrancarlo de la mano de Dios”, pero no lo han conseguido, y estar en tus manos, Jesús, equivale a estar en las manos del Padre.
·      Para ti y para el Padre, lo más importante soy yo, es la nueva humanidad que el Padre ha puesto en tus manos, para comunicarnos vida definitiva.
·      El enemigo, como en el episodio del ciego, querrá arrancarme de la mano de Dios, pero no lo conseguirá, pues soy fuerte en tus manos, Jesús.

4-   Yo y el Padre somos uno (V. 30).

·      Tú, Jesús, eres el nuevo santuario y haces presente al Padre. El Espíritu, el amor leal que lo llena, es el principio de su actividad. El Padre está presente y se manifiesta en ti, y a través de ti, realiza su obra creadora, que tú la llevas a su cumplimiento.
·      Jesús, Tú te entregas a la realización de este designio sin reservarte nada. Nada hay en ti que se mantenga fuera de la actividad del Espíritu. Todo en ti es expresión del Padre.
·      Hay una total identificación entre ti y el Padre. La crítica a ti, Jesús, es crítica a Dios. La oposición a ti es oposición a Dios. No pueden apoyarse en nada para juzgarlo.
·      Ante ti no hay más que aceptación o rechazo, sabiendo que la una o el otro incluyen la misma opción respecto a Dios.

5-   En el episodio del interrogatorio oficial, tú, Jesús, defines tu condición de Mesías Pero, en vez de aplicarte este título, te describes como el Hijo de Dios, el Consagrado por el Padre por medio del Espíritu para una misión salvadora.
·      Esta consagración confiere un dinamismo, que es la misma fuerza de Dios. De ahí que, tus credenciales, Jesús, no sean jurídicas, sino que nacen de tu actividad, igual a la del Padre.
·      Tus obras, que realizan el plan creador, son las del Padre, cuyo amor comunica vida al hombre. Jesús, tú no enseñas doctrinas sobre Dios, sino que nos muestras quién eres a través de tu acción misma.
·      Se te enfrentan en la escena los dirigentes judíos, que de palabra respetan a Dios, mientras en su conducta son opresores del hombre. En el trasfondo, se oponen dos cadenas de realidades: vida (Dios), cuya actividad, el amor, produce vida; muerte, cuya actividad, el odio, produce muerte (8,44).
·      Es la oposición entre Dios y “el Enemigo” (8,44), que se identifica con el poder del dinero (8,20).

P. Pedro Olalde.

Últimas noticias


Los actos que próximamente se celebrarán en la Congregación son los siguientes:

El 21 de abril y con motivo del 298 aniversario de la fundación de la Congregación, se celebrará la misa dominical de las 12.00 hrs. con acompañamiento del Orfeón Vasco de Euskal Etxea de Madrid, tras la cual tendrá lugar el acto de recepción y entrega de patentes a los nuevos socios. También recordaremos a D. Rafael Mazo Esparza y D. Juan Antonio Garmendia Elósegui, ambos recientemente fallecidos.

El 28 de abril, domingo,  celebraremos la Festividad de San Prudencio. Al igual que el año pasado, tras la misa celebrada por los sacerdotes alaveses D. Javier Ruiz de Arcaute y el trinitario D. José Ángel Urcelay, así como por nuestro capellán D. Pedro Olalde Biain, procederemos a la entrega de patentes a los antiguos congregantes oriundos de Álava, así como a todas aquellas personas que con antelación lo hubieran solicitado. 

Próximamente en el mes de Mayo tendrá lugar la Asamblea anual de la Congregación en la que mostraremos la memoria anual, así como la presentación y aprobación de la nueva Junta de Gobierno.

En referencia a los actos más próximos celebrados hasta la fecha, tenemos que destacar la actuación que el Orfeón Vasco de Euskal Etxea de Madrid que, bajo la dirección de D. José Luis Zamanillo, ofreció en nuestra Iglesia el día 22 de marzo. Estamos seguros de que los asistentes disfrutaron de su concierto y desde aquí reiteramos una vez más nuestro agradecimiento por su colaboración. 

En cuanto a los actos de Semana Santa decir que resultaron también muy de nuestro agrado, por lo cual queremos mostrar nuestro mayor afecto a nuestro capellán D. Pedro Olalde y a todos los que hacen posible que tengan lugar todos estos actos.

El 7 de abril y con acompañamiento del Orfeón Vasco de Euskal Etxea de Madrid, tuvo lugar la misa por D. Carlos Sobrino Satrústegui, con gran asistencia de sus familiares.

Se está organizando para el sábado día 8 de junio , una excursión (ida y vuelta en el día)  al monasterio de Buenafuente del Sistal (Guadalajara), dónde tendría lugar un encuentro con el padre Ángel Moreno, capellán del monasterio. Se trata de un monasterio del siglo XIII situado en el Alto Tajo donde “una comunidad de monjas cistercienses habitan entregadas al silencio y al rezo de las Horas”. La visita puede resultar muy reconfortante, además de una enorme belleza paisajística. La página web del Monasterio es:  
http://buenafuente.jimdo.com/

Domingo 3º de Pascua (14 de abril)


Jn 21,1-19

1-   Oscurecía en el cielo de Jerusalén y los pájaros habían entonado ya su última canción. Los discípulos, a los pocos días de la muerte de su maestro, deciden regresar a Galilea, escenario de las vivencias más memorables de sus vidas.

·        Al despuntar el día, antes de que el sol iniciara su carrera por levante, se ponen en camino para salvar los 120 estadios de distancia que les separa. Pronto dejan atrás los lujosos palacios de la parte alta de la ciudad, la residencia de Anás, Caifás y de las demás autoridades religiosas. Al parecer, todos ellos están tranquilos al creer haber terminado con la pesadilla de Jesús el Nazareno. En breve, la silueta del grandioso templo aparece imperceptible en la lejanía.
·        Los ardientes rayos solares que, por momentos, se hacen más intensos, llenan sus pensamientos de música y sienten a su lado al Viviente resucitado, que les lleva de la mano y cuya compañía llena su soledad.
·        Cuando llegan a Cafarnaún, los techos de la casa de Pedro albergan a aquellas pobres gentes que siguen admirando a Jesús. Los exhaustos peregrinos tienen prisa para sorprenderles con la buena noticia de que Jesús vive resucitado.
·        Allí está María de Magdala, que les cuenta cómo llega a ver a su Amado, al ser llamada por Él por su nombre María. Están también Pedro y Juan, que relatan cómo corren al alba al sepulcro, que lo vieron vacío. De igual modo, Cleofás y su acompañante, que les narran cómo llegan a ver las huellas del Resucitado en el camino de Emaús. El hogar de Pedro se llena de festivas melodías que hacen vibrar de entusiasmo los corazones de los asistentes.
·        Y si bien, al comienzo, les cuesta admitir tan fausta nueva, terminan por dejarse convencer. Las palabras ardientes de los testigos ponen fuego en el corazón de los oyentes, ahuyentando sus dudas y doblegando sus voluntades para aceptar, al fin, que el Padre le da la razón a Jesús por la resurrección.
·        Fuera, era noche cerrada. Dentro, en su interior, el brillo de la luz del Resucitado viste de fiesta aquella estancia y a los presentes.

2-   Pocos días después, al filo de la medianoche, Pedro y sus compañeros se hacen a la mar. Van con sus aperos de pesca con el ánimo de capturar una buena redada.

·        Varios intentos resultan baldíos, y el desaliento cunde entre ellos. Cuando el sol empieza a aparecer tímidamente por oriente, arrojan de nuevo sus mallas al mar, adentrándose un estadio en el lago, pero tampoco, esta vez, el éxito corona sus esfuerzos.
·        Desanimados, deciden regresar a tierra. Es entonces, al acercarse al embarcadero de Cafarnaún, cuando la silueta de un hombre gesticulando en la lejanía de la orilla, atrae su atención.
·        Agotados como estaban no le prestan atención, pero a medida que se aproximan a él, perciben su voz, que les interroga: “Muchachos, ¿habéis pescado algo?” –“No”, le responden. Y el hombre: “Echad la red al lado derecho de la barca y pescaréis”.
·        Contrariados al principio por la propuesta, acaban por hacerle caso. Ellos la echan, y la red se llena de tal cantidad de peces que no podían moverla. Entonces, el discípulo, a quien Jesús tanto quería, le dice a Pedro: “Es el Señor”. En este momento, revivo la frase del poeta: “Yo sé que tú aguardas a que llegue la mañana en que mi vida está, por fin, repleta de riquezas”.

3-   Al saltar a tierra, vieron unas brasas con peces colocados sobre ellas, y pan. Jesús les dijo: “Traed ahora algunos peces que habéis pescado”. Luego, Jesús les dijo: “Venid a comer”. Jesús se acercó, tomó el pan en sus manos y se lo repartió; y lo mismo hizo con los peces (Jn 21,9-13).

·        ¡Precioso texto misionero! Los discípulos se sienten pescadores de hombres y se lanzan a echar las redes en la inmensidad del mar, en el ancho mundo.
·        Ahora que Jesús está en Dios, los discípulos son su presencia para proseguir la causa de su maestro.
·        En este quehacer misionero, los discípulos no se sienten solos; les acompaña Jesús, que les invita a la cena eucarística.
·        En la fracción del pan, hacen memoria de la entrega martirial y la resurrección de Jesús. Es la comida de fraternidad, donde los discípulos se encuentran con el Señor y se llenan de su Espíritu. Este Espíritu les infunde vida para proseguir el anuncio del reino de Dios iniciado por Jesús.

4-   Oh mi Cristo, que te haces presente en la fracción del pan. Esté yo siempre atento a esta presencia, para que la sienta, la viva y me mueva a imitarte en la fraternidad y en el servicio a mis hermanos.

·        El pasaje de Jn 21,1-19 me muestra, mi querido Jesús, que Tú te haces presente cuando los discípulos están en las faenas del mar. Sí, estás en mis trabajos cuando escribo, acudo a una reunión, anuncio tu palabra, al atender a una persona, en mis acciones solidarias, cuando me esmero en dar novedad a lo que hago, al enviar un correo con un mensaje de vida.
·        ¡Oh cuánto quisiera, mi Señor Resucitado, participar de tu Espíritu, vivir tu vida y transmitirla a mis hermanos!
·        “En verdad puedo decir hoy que Jesucristo está vivo, que sigue enamorando a muchos creyentes para quienes los demás amores son menores. Cristo es irresistible por la fuerza de su amor” (testimonio).
·        Sea yo, Jesús, imitador de las mujeres y hombres que te conocieron y descubrieron en ti algo extraordinario que no sabían definir. Por eso tu condena a muerte de cruz les pareció injusta y fue para ellos un golpe mortal. Pero Tú, Jesús, después de tu muerte, irrumpiste lleno de vida y vencedor de la muerte, y te mostraste a ellos como sigues mostrándote a mí. A partir de ese encuentro, aquellos primeros discípulos se adhirieron existencialmente a tu persona, conducta y doctrina. Gracias, mi Señor Resucitado, por haberte conocido.

P. Pedro Olalde.

Domingo 2º de Pascua (7 de abril)


Jn 20,19-31

1-   ¿Qué es la resurrección?

·        La entrada de Jesús en la nueva forma de ser, para la que no necesitaba su cuerpo.
·        La Pascua fue un acontecimiento que tuvo lugar esencialmente en los discípulos. No hay pruebas exteriores de la resurrección. No hubo ningún encuentro de los discípulos con alguien de carne y hueso., aunque así figure en los Evangelios, donde se dice que Tomás colocó su mano en el costado de Jesús y que Jesús comió con los discípulos.
·        Del mensaje pascual dan testimonio personas que experimentaron a Jesús como el que sigue vivo. La resurrección no describe ninguna experiencia que quepa dentro de las categorías del tiempo o del espacio.
·        El que saque la resurrección del nivel simbólico, colocándola en el histórico, no entiende su mensaje. El sepulcro vacío, el ángel, la aparición de Jesús en el camino de Emaús son símbolos de esa experiencia y de esa convicción.
·        La palabra “ophte” (revelarse; 1Cor 15,5) significa que Jesús no fue simplemente visto por los discípulos; les fue revelado, comunicado. No fue ningún encuentro físico. Parece, más bien, una experiencia de conversión: “se les abrieron los ojos”. No se trata de experiencias mágicas, parasicológicas y milagrosas, sino de una certeza interior que se da en ellos.
·        El encuentro con Jesús fue una experiencia interior muy honda. Los relatos son solamente una descripción plástica. La resurrección es una experiencia de los discípulos en la que se dan cuenta de que esta vida no lo es todo, de que ellos mismos van a resucitar igual que Jesús.
·        Los relatos de pascua son experiencias interiores que se han plasmado en palabras e imágenes. Hablar en imágenes y parábolas es el estilo de la época y de la religión misma.
·        Somos otro Cristo. Jesús y Cristo son los dos aspectos de la Realidad, que es una. Cristo representa lo divino en el hombre Jesús. En el cristianismo siempre ha habido el término “viejo Cristo”, que se refería a los cristianos. En otras palabras, significa que todos somos “Cristos” y que en nosotros sucederá lo mismo que sucedió en Jesucristo.
·        Dios se expresa en cada uno de nosotros como lo hiciera en Jesús. Le llamamos el primogénito, pero nosotros somos sus hermanas y hermanos. Y esto no vale solo en el sentido analógico o de semejanza, es el auténtico mensaje pascual. (Willigis Jäger, “Adonde nos lleva nuestro anhelo”, Desclée, pág. 192-193).

2-   Jn 20,19-31

·        Aquel mismo domingo. Por la tarde, estaban reunidos los discípulos en una casa con las puertas bien cerradas, por miedo a los judíos. Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo: La paz con vosotros (20,19).
·        ¿Qué imágenes hubiera captado si alguien hubiera estado en la escena con una máquina de vídeo? Hubiera sacado imágenes de unos hombres y mujeres en oración hablando de Jesús y comunicando sus experiencias del resucitado. Jesús no aparecería por ningún lado. Todo pasa en su interior. Veríamos, eso sí, que aquellos hombres van perdiendo el miedo.
·        Y es necesario añadir que eso es lo más importante. El ver o no ver físicamente a Jesús no convierte. Pilatos y Herodes le vieron pero nada supuso para sus vidas.
·        No sabemos cuándo sucedió esta experiencia, aunque el texto hable del atardecer del domingo de Pascua. Las transformaciones personales nunca se producen de repente.

Y les mostró las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús les dijo de nuevo: La paz esté con vosotros. Y añadió: Como el Padre me envió a mí, así os envío yo a vosotros (20,20-21).

·        Les mostró las manos y el costado. Quiere expresar que los discípulos están viviendo la experiencia del que en la cruz tenía las manos clavadas al madero, y el costado traspasado por la lanza. Esta experiencia espiritual les causa a los discípulos una gran alegría. El encuentro con el Viviente siempre produce vida y gozo.
·        Y sienten una gran paz en contacto con el Resucitado, como resultado del contacto vivo con su Espíritu. La paz es don de Cristo, que ya vive en Dios y transmite su vida, paz y amor.
·        Como el Padre me envió…Es el querer de Dios que todos sus hijos gocen de la vida que el Resucitado quiere comunicarles. Por eso, quien descubre y vive esta experiencia debe sentirse impulsado a anunciarla a los demás.

Sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A quienes les perdonéis los pecados, Dios se los perdonará; y a quienes se los retengáis, Dios se los retendrá (20,22-23).

·        Según el Génesis 2,7 cuando Dios creó al hombre, sopló en su nariz un hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente. Ahora, Jesús resucitado sopla sobre los discípulos y les dice: Recibid el Espíritu Santo.
·        A la 1ª creación del Génesis corresponde la 2ª creación, con la donación del Espíritu, que nos capacita para recibir la vida divina. De esta manera, el hombre con la doble creación participa de la plenitud de Dios.
·        Ni el más fantástico de los sueños podría hacernos imaginar este don total de Dios al hombre. No hay palabras con las que podamos expresar nuestra gratitud hacia este Dios tan dadivoso.

     Tomás no estaba con ellos cuando se les apareció Jesús… (20,24ss).

·        Lo ocurrido a Tomás es un ejemplo gráfico de que la experiencia de Cristo resucitado no es evidente. El apóstol tiene dudas y las supera al volver a juntarse con los discípulos y participar en la fracción del pan. Contagiado por esa fe comunitaria, él también llega a ver con los ojos del corazón.
·        Es normal que la duda habite en el corazón del creyente, porque el misterio de Dios no se nos muestra como una verdad matemática. Dicho esto, hay que afirmar que el creyente debe esforzarse para superar o, al menos, achicar las dudas con la lectura, una buena formación, la oración y el contagio con los mejores cristianos.

P. Pedro Olalde.