Jn 16,12-15
El Dios trino, la Trinidad, es la
característica más distintiva del cristianismo. Al decir que Dios es uno y
trino, estamos diciendo algo muy importante para la comprensión de nuestro
Dios. En la visión de la Trinidad se sintetiza prácticamente todo lo que
decimos de Dios. Especialmente cambiamos una imagen de un Dios individualista y
solitario por la de un Dios de la vida, relacional, comunitario, aunque todas
las palabras y las imágenes se nos muestren ahora, más que nunca, infelices e
inadecuadas. Para la espiritualidad cristiana también debiera ser muy
importante esta visión de Dios (José Mª Mardones, “Matar a nuestros dioses”, PPC, pág.
175).
1-
Mucho me queda por deciros, pero no podéis
con ello por el momento (12).
·
Jesús
había comunicado a sus discípulos lo que había oído del Padre (15,15). Su
mensaje, sin embargo, tiene consecuencias que ellos aún no han sacado ni pueden
comprender por el momento.
·
No saben
aún cómo va a morir Jesús ni el sentido último de su muerte. Dos veces ha
notado Juan que los discípulos entendieron un gesto de Jesús solamente después
de la resurrección (2,22) o de su muerte (12,16).
2-
Cuando llegue él, el Espíritu de la verdad,
os irá guiando en la verdad toda, porque no hablará por su cuenta, sino que os
comunicará cada cosa que le digan y os interpretará lo que ha de venir (13).
·
Hay mucho
terreno inexplorado en la verdad de Jesús, que sólo podrá ser conocido a medida
que la experiencia coloque a la comunidad delante de nuevos hechos o
circunstancias; éstas irán iluminando el sentido de su muerte-exaltación.
·
En la
misión, el Espíritu le comunica verdad, es decir, explica y aplica el mensaje,
lo que Jesús es y significa como manifestación del amor del Padre. No se trata
de una doctrina nueva, sino de la propuesta continua a la comunidad de la
realidad de Jesús, que será el contenido de su testimonio y la orientación de
su actividad.
·
La
interpretación del Espíritu guía a los discípulos en su actividad a favor del
hombre. Para acertar en lo que conviene han de estar abiertos, por una parte, a
la vida y a la historia y, por otra, a la voz del Espíritu que se la
interpreta.
·
Para
realizar esto en la vida práctica es imprescindible ponerse en oración y con
toda sinceridad buscar, teniendo en cuenta los dichos y hechos de Jesús, la
opción a tomar para el bien del hombre que el Espíritu de Dios nos señale. En
la vida de la Iglesia hay una gran necesidad de hacer este tipo de
discernimiento, dejando de lado los temores paralizantes.
3-
Él manifestará mi gloria, porque, para daros
la interpretación, tomará de lo mío (14).
·
Esta es
la función del Espíritu de la verdad. La penetración del mensaje, es decir, la
sintonía del amor, hace posible la interpretación de la historia. Con esto
significa Jesús que sólo a través del amor se puede conocer el ser del hombre,
interpretar su destino y realizar la sociedad humana. Su modelo y fuente es
Jesús, que da la vida por los hombres.
4-
Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso
he dicho que toma de lo mío para daros la interpretación (15).
·
El
criterio para interpretar la historia, basado en la sintonía con Jesús por la
aceptación de su amor, se concreta en la realización del hombre, designio del
Padre y expresión de su amor.
·
Este
designio realizado ya en Jesús, ha de realizarse en la comunidad y orientar su
actividad con los hombres. El Espíritu, que uniendo a Jesús con el Padre lo ha
hecho la realización y el ejecutor de su designio, hace partícipe a la
comunidad del dinamismo de Jesús.
(Resumen de
“El evangelio de Juan”, J. Mateos – J. Barreto, pág. 683ss).
5-
Aplicación de “Cuando llegue él, el Espíritu
de la verdad, os irá guiando en la verdad toda” (13).
·
En la situación actual de la Iglesia es de
gran urgencia hacer dentro de ella un discernimiento sobre problemas vitales
que afectan al bien del hombre. A modo de ejemplo, citamos algunos problemas no
resueltos que exigen una decisión valiente, con la mirada en el evangelio, es
decir, en los derechos de la persona humana.
·
Los
derechos de la mujer en la Iglesia, especialmente su posibilidad de acceso al
sacerdocio; celibato opcional en el sacerdocio; uso de los profilácticos en las
relaciones sexuales; postura de la Iglesia ante el aumento de la población
mundial; acogida a los divorciados vueltos a casarse; la vertiente práctica de
una Iglesia de los pobres; renuncia al poder en la Iglesia; libertad en la
Iglesia como medio para ser defensores de la verdad del evangelio ante el
mundo, etc.
·
En esos y
en muchos otros problemas, el Espíritu sólo puede estar presente, cuando los
cristianos humildemente se ponen en oración, se dejan interpelar por él, se
ponen a dialogar mutuamente y se dejan llevar por el criterio del mayor bien
para el hombre. No existe ningún otro criterio superior a éste.
·
Invocar
que existen otros criterios distintos del bien del hombre es ser infiel al
evangelio de Jesús; es prescindir, en la práctica, de la ayuda del Espíritu, a
quien le hacemos inútil en la marcha de la comunidad cristiana fundada por
Jesús.
·
La
Iglesia, de este modo, imitará a la Santísima Trinidad, que es amor en
ejercicio entre las tres divinas personas. Imitará a la Trinidad, que es el
máximo exponente de la libertad para conducirse en todo optando por el bien del
hombre, sin temor alguno. Imitará a la Trinidad, huyendo de toda imposición
injustificada, para no defender a ultranza posturas ancladas en criterios no
evangélicos.
P. Pedro Olalde.
P. Pedro Olalde.