Jn 9,1-41
1-
El ciego de nacimiento: 9,1-12
·
Los
discípulos participaban de la común creencia de su tiempo: de que el bienestar
y las desgracias eran consecuencia de la conducta moral; de modo que la
enfermedad se consideraba fruto del pecado del sujeto o de sus padres.
· Jesús,
por el contrario, rechaza radicalmente esa forma de pensar y piensa que la
ceguera de este hombre es ocasión para que se muestre el poder de Dios.
·
Para el
AT y el judaísmo la luz era el símbolo de la ley y la sabiduría. De ambas se
decía que eran la luz de los hombres. Para los griegos, la luz simbolizaba el
conocimiento de Dios.
·
Los
primeros cristianos consideraron el evangelio como la luz, y a Jesús como la
personalización de la ley, la sabiduría y el conocimiento de Dios, es decir, la
luz verdadera, el que ilumina el misterio de la existencia humana.
· Esta
historia milagrosa se propone demostrar la verdad de la afirmación de que Jesús
es la luz auténtica. Quien cura a un ciego de nacimiento, sin posibilidad
alguna de recuperación, demuestra que es la luz.
· El relato
acentúa el hecho de que Jesús hace ver a
quien se acerca a él con fe. El “lavado”, el bautizado, el creyente, el que
acepta al Enviado, comienza a ver, es iluminado, pasa de las tinieblas a la
luz: no de repente ni de una forma claramente perceptible al exterior (como
refleja el hecho de que unos reconozcan al que había sido ciego y otros no),
sino profundamente experimentado en el interior. Se alude al poder
transformante de Jesús. En su contacto, el hombre deja de ser como antes.
2-
Los fariseos investigan el caso: Jn 9,13-21
· El ciego
que llega a ver es sometido a constantes interrogantes por las autoridades
religiosas judías. Para estos dirigentes, el ciego y Jesús resultan ser terriblemente incómodos, ya que tienen unos
conceptos muy distintos sobre Dios, los pobres, el mal, la ley…
· El pasaje
del ciego de nacimiento refleja las fuertes tensiones que existían entre el
judaísmo y el cristianismo. Desde Jn 9,8
hasta el 9, 34 toda la atención está polarizada en torno al ciego, que ha
comenzado a ver y en la actitud de los dirigentes judíos hacia él y sus padres,
que se encuentran amedrentados por
aquellos. Este miedo refleja la situación de persecución que sufren los
cristianos a causa de la campaña que los judíos han desatado contra ellos.
3-
Decreto de excomunión: Jn 9,22-34
· En esta
narración, los padres del ciego aparecen llenos de miedo al decreto de excomunión.
Este decreto se promulgó en el congreso judío de Jamnia hacia el año 80,
cuando, para salvar al judaísmo, se decretó la expulsión de todos los grupos
religiosos, menos los fariseos, de modo que los cristianos también fueron
expulsados.
· Aquí se
entabla un diálogo centrado en la persona de Jesús, como la única causa de la
verdadera iluminación. En este contexto, el “ver” ha de pasar por la fe, por la
aceptación de la verdad de Jesús, de modo que la investigación que pretenden
hacer los judíos, no conduce a la “visión”, pues no creen en él.
· Luego, se
entabla una contraposición entre Moisés y Jesús, que representan dos alianzas,
el judaísmo y el cristianismo. Éste supera a aquél, como Jesús supera a la ley.
Antes de esta discusión, los dirigentes habían condenado a Jesús y habían
afirmado de él que quien quebranta la ley del sábado es un pecador y blasfemo.
· El ciego
aparece en esta escena defendiendo a Jesús, que le ha dado la visión de sus
ojos. Acudiendo a la Escritura arguye que Dios no oye a los pecadores y que al
oír a Jesús por el milagro realizado en él, demuestra que Dios está con Jesús.
El ciego iluminado afirma de Jesús lo que sus oponentes afirmaban de Moisés.
· Todo este
relato es una auténtica catequesis: progresivamente dice cómo va descubriendo el ciego a Jesús, 1º como
profeta (v. 17), luego, como piadoso y justo (v.31), y como el Señor (v. 38).
Así, el ciego se convierte en modelo de todos los creyentes: pasa de no ver a ver, de no conocer a Jesús
a conocerle.
· De este
modo, en Jesús se cumple la esperanza universal que siente el hombre de aclarar
el misterio de la existencia, de iluminar el sentido de la propia vida. Cuando Isaías proclama que los ojos de los
ciegos se abrirán, pretende afirmar que en los tiempos del Mesías tendrá lugar
el conocimiento de Dios y la justicia del corazón. Eso es lo que significa la
“visión” que se anuncia.
4-
Ceguera espiritual: Jn 9,35-41
· La frase
del que había sido ciego me lavé y ahora
veo (Jn 9,15b) evoca el bautismo cristiano que, en la Iglesia primitiva,
fue llamado “iluminación”. El paralelismo entre la curación del ciego y el
bautismo cristiano aparece con claridad. Incluso la pregunta que Jesús le hace
al ciego, ¿Crees en el Hijo del hombre…
Creo, Señor, suena a ritual del bautismo. La forma de narrar el milagro en
9,7 (Ahora ve a lavarte a la piscina de
Siloé), evoca también el acto del bautismo.
· Este
relato del ciego de nacimiento era leído con motivo de la celebración del
bautismo. Su ritual ha podido influir en la presentación del relato.
· En la
discusión que sigue al milagro se hace muy claro que la visión, el “ver”, es
símbolo de la fe; depende de lavarse o no en la fuente de Siloé; depende de la
aceptación o rechazo de Jesús en cuanto el enviado del Padre.
· El
verdadero milagro, que es Jesús, produce un doble efecto: es luz para aquellos
que conocen su oscuridad; es oscuridad para los que creen bastarse a sí mismos
para aclararlo todo, incluso el misterio de su propia oscuridad. Los ciegos
comienzan a ver; los que creen ver se quedan ciegos (Jn 9,39). La luz es la
gran oportunidad que se le ofrece al hombre, pero no se le impone.
P. Pedro Olalde.