Real Congregación de Naturales y Originarios de las tres Provincias Vascongadas


En 1715 se reunió en Madrid un grupo de 124 vascongados que decidieron fundar una Congregación con fines benéficos bajo la advocación de San Ignacio de Loyola. El Consejo de Castilla aprobó las Constituciones en 1718 y desde entonces la Congregación, y a lo largo de más de 300 años de historia ha continuado con su misión.

La Congregación tiene como sede la Iglesia de San Ignacio de Loyola, de Madrid, donde realiza sus actividades. Este blog es un canal de información dirigido a todos sus miembros y personas interesadas en conocerla más de cerca.


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1º Domingo de Adviento (30 de noviembre 2014)

Mc 13,33-37

1-   ¡Despertar al dormido! Un pensador imagina a la humanidad sumida en una larga siesta estival, donde todos duermen y molestan al que tranquilamente se desvela y está centrado en lo esencial, y considera signo de buen agüero que haya alondras que nos hagan mirar al cielo, ya que abajo solo se oye el canturrear fastidioso de sapos y chicharras.

·        En relación con esta gran siesta estival, se le ocurrió a don Miguel de Unamuno que a las 14 obras de misericordia que se enumeran en el catecismo, había que añadir una 15ª, que es la de DESPERTAR AL DORMIDO, consistente  en despertar con mi inquietud sus inquietudes, en aguzar su hambre de Dios con mi hambre de Él.

·        Este gran hombre de letras era partidario de que a los que viven su vida como un sueño había que despertarles de él, aun arrostrando su enojo. Por eso, un día explicará a un pastor de la Iglesia Bautista: Mi labor es inquietar espíritus. Inútil sembrar trigo en una era; los granos se pudren o se los comen los pájaros. De modo que hay que sacudirles de su sueño, meterles inquietud en el alma. Creo por eso que es una obra de misericordia despertar al que duerme.

2-   ¿La vida es sueño? En la vida de una persona de 60 años, la tercera parte se ha pasado inconscientemente en la cama. Y eso no es lo peor. Lo grave es pasar el resto de la vida de la misma forma, dormido.

·        ¡Veinte años dormido en la cama en estado inconsciente! Traducidas a horas serían: 20 años X 365 días X 8 horas = 5.840 horas.

·        Se nos concede la vida para vivirla conscientemente, disfrutando de ella, porque es preciosa por mil y un conceptos:                                                                           

+ para crear lazos de amistad con los cercanos                                                                 
+ para vivir anclado en lo esencial                                                                             
+ para caminar a la plenitud humana, hecha de amor y servicio

3-   Adviento. Viene el Señor. Quisiera comunicarte, lector, algo importante, a ti que, tal vez, te sientes solo, algo apesadumbrado y palpando un vacío interior grande; no estás solo sino acompañado, porque Alguien quiere cubrir tu pobreza con su riqueza, desea desterrar tu desazón con su cariñosa comunicación, ahuyentando tu tristeza con su alegría.

·        Adviento es venida. Cada comienzo de año en la liturgia, se te recuerda esta gran verdad: Dios quiere comunicarse contigo, desea entablar un diálogo cálido y hacerte llegar al corazón la gran corriente de su amor, para que te sientas rebosante de felicidad.

·        En el colmo de su amor, Dios se ha introducido dentro del mundo, y su realidad es lo más grandioso con que cuenta el ser humano. El Creador del cosmos se abaja y llega a la puerta de tu corazón para llamarte insistentemente: Ábreme la puerta, hermano, y déjame penetrar en tu interior. Conversaremos de tú a tú y serás enriquecido con la plenitud de lo divino.

4-   ¡Que no os encuentre dormidos vuestro amo cuando regrese de viaje! ¡Cuidado! Estad alerta, porque no sabéis cuándo llegará el momento. El encuentro con el Señor Jesús nos debe hallar llenos de paz, alegría y comunión con todos, para lo cual necesitamos vivir despiertos creciendo en humanidad e intimidad con Dios. Si la vocación del ser humano es alcanzar la plenitud mientras hace el camino hacia las cumbres, debemos huir de una vida vacía y entregada al sueño. Sucederá lo mismo que con aquel hombre que se ausentó de su casa, encomendó a cada uno de los siervos su tarea y encargó al portero que velase. Esta parábola compara la vigilancia sobre el reino con la vigilancia que se exige al portero cuyo señor se ha ido de viaje: ¿Sabéis cuándo llegará el dueño de la casa? Puesto que no se conoce el momento exacto, se requiere una vigilancia constante. Así que velad, porque no sabéis cuándo llegará el dueño de la casa, si al atardecer, a media noche, al canto del gallo o al amanecer. No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos. Este lenguaje nos hace recordar cómo los primeros cristianos esperaban la llegada inminente del Señor, lo que hacía obvia la toma de conciencia de su realidad. Marcos les recuerda que vivan  acogiendo continuamente al Señor en sus vidas. Lo que a vosotros os digo, lo digo a todos: ¡Velad! (Mc 13,33-37).

5-   1Corintios 1,3-9. Gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre y de Jesucristo, el Señor. Doy gracias a Dios continuamente por vosotros pues os ha concedido su gracia mediante Cristo Jesús, en quien habéis sido enriquecidos sobremanera con toda palabra y con todo conocimiento. Y es tal la solidez que ha alcanzado el testimonio de Cristo entre vosotros, que no os falta ningún don, mientras esperáis que nuestro Señor Jesucristo se manifieste. Con estas palabras Pablo alude al momento en que Cristo se hará presente de nuevo en medio de la historia para clausurarla. Las primeras comunidades cristianas  esperaban este acontecimiento como algo inminente. Estaban convencidas de que después de la muerte y resurrección de Jesucristo, la culminación de esa historia debía realizarse de forma inmediata, lo cual no aconteció. Pero lo importante no era ni es el tiempo o el modo de esa presencia de Cristo al final de la historia. Lo importante es que Cristo, lo mismo que estuvo presente en el comienzo de la obra creadora de Dios, estará también presente en la hora final para reconducir todas las cosas a Dios. Él también os mantendrá firmes hasta el fin, para que nadie tenga de qué acusaros en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios que os ha llamado a vivir en unión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor. Esta última sentencia enlaza fuertemente con el espíritu del Adviento, que nos recuerda que Dios se ha comunicado con el hombre, a través de su hijo Jesús.

6-   Oración para esta 1ª semana de Adviento. Ora repitiendo cada día una oración

·        Lunes. En Adviento Tú, Señor, vienes a mi, o mejor, Tú siempre estás conmigo.
·        Martes. Jesús, vengo a tu presencia para dejarme querer y para quererte.
·        Miércoles. Ser cristiano es lo mejor que me ha podido pasar en esta vida.
·        Jueves. ¡Dios mío, déjame verte, oírte, tocarte!
·        Viernes. Mi Cristo, quiero dejarme seducir por Ti.
·        Sábado. Al conocerte a Ti, Jesús, no puedo más que abrazarte y no querer soltarte jamás.
·        Domingo. Estoy llamado a vivir enamorado de Ti, Cristo.

P. Pedro Olalde.

34º Domingo ordinario (23 de noviembre 2014)

Jesucristo, Rey del Universo

1-   Mateo 25,31-46

·        Cuando venga el Hijo del hombre en su gloria con todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá las ovejas a un lado y los cabritos al otro. Entonces el rey dirá a los de su lado: Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me alojasteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y fuiste a verme. Entonces le responderán los justos: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero y te alojamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el rey les responderá: Os aseguro que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis. Después le dirá a los del otro lado: Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero y no me alojasteis; estaba desnudo y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces responderán también estos diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, forastero o desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te asistimos? Y él les responderá: Os aseguro que cuando dejasteis de hacerlo con uno de estos pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

2-   El juicio del Hijo del hombre

·        Esta impresionante descripción del juicio final es la conclusión de las tres parábolas precedentes. En ellas, al igual que en este pasaje, aparecen dos grupos de personas cuyo comportamiento ha sido bien diferente antes del retorno de Jesús. En las parábolas se habla repetidas veces del juicio para exhortar a la vigilancia (Mt 24,47-51; 25,10.12.21.23.30), pero ahora dicho juicio aparece en primer plano. El episodio es además significativo, porque con él concluye el ministerio público de Jesús. Es una enseñanza importante la que el evangelista quiere transmitir a su comunidad.

·        En la visión de Mateo, la venida de Jesús al final de los tiempos será ante todo un acto de discernimiento, en el que aparecerán las consecuencias del comportamiento que se haya tenido mientras se aguarda la venida del Señor. Es entonces cuando aparecerá con claridad la distinción entre el trigo y la cizaña (Mt 13,24-30), entre los peces buenos y malos (Mt 13,47-50), entre el criado fiel y el malo (Mt 24,45-51), entre las jóvenes previsoras y las descuidadas (Mt 25,1-13) y entre los criados leales a su señor y los que no lo fueron (Mt 25,14-30). Lo que resulta más sorprendente y llamativo es la medida que se utiliza en este juicio. En él lo decisivo es la actitud de amor o indiferencia hacia los hermanos más pequeños de Jesús que se encuentran en una situación de extrema necesidad: hambrientos, sedientos, forasteros, desnudos, enfermos y encarcelados. La razón última está en la íntima solidaridad que existe entre éstos y Jesús: lo que se hace con ellos, se hace con Jesús.

·        La escena puede interpretarse de dos maneras, dependiendo de cómo entendamos la palabra hermano. Entendida en un sentido genérico, designaría a cualquier hombre; en este caso, la exhortación se refiere a todos los hombres: Jesús está presente en cualquier hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo o encarcelado. Entendida en un sentido más restringido, la palabra hermano designaría a los miembros de la comunidad cristiana y, por tanto, la exhortación se refiere solo a los cristianos hambrientos, sedientos, forasteros, etc. Pero tal vez, ambas interpretaciones no sean excluyentes. Mateo invita a su comunidad a recrear la solidaridad recíproca que debe reinar en la nueva familia convocada por Jesús. La exhortación de las parábolas precedentes a estar vigilantes y atentos adquiere una gran fuerza a la luz de esta escena final. Estar vigilantes y preparados consiste principalmente en vivir según el mandamiento del amor. El evangelio se dirige a unos cristianos que han descuidado su compromiso práctico, para despertarles de su letargo y recordarles que el destino de cada hombre se decide en la actitud que tengan ante los necesitados en este tiempo que precede a la venida de Jesús.

P. Pedro Olalde.

33º Domingo ordinario (16 de noviembre 2014)

Mt 25,14-30: MIS TALENTOS

La parábola en sí misma es típica de Jesús; una escena verosímil, un propietario que encomienda su hacienda a sus siervos durante su ausencia; la rendición de cuentas y una conclusión por una parte lógica y, por otra, sorprendente. Pero es, sin duda, una de las grandes parábolas, tan conocida por el pueblo cristiano que hasta ha introducido en el lenguaje la palabra talento como sinónimo de capacidad, inteligencia. Desde aquí, “rendir cuentas de los talentos recibidos” como algo típico del cristiano.

1-    Reflexión. “Rendir cuentas al Amo”. Es la forma antigua de representar que el ser humano es responsable. Responsable ante Dios. “El Amo”: todo es de Dios, yo soy un puro don de Dios, y lo que tengo es don también. Soy responsable ante Dios de lo que soy y de lo que tengo.

·        Sin embargo, su contexto con el resto del Evangelio es aun más profundo, porque se refiere a la esencia del compromiso del cristiano en el mundo. Diríamos que enlaza indisolublemente con los temas que se representan en:           
                 
                        El Fariseo y el Publicano. La parábola del Juicio Final,
                        El mandamiento del amor y el Buen Samaritano…

    Todo lo cual hace relación al comportamiento del cristiano en el mundo y lo   
    podemos sistematizar de la siguiente manera:

2-    En relación con la parábola del Fariseo y el Publicano. El error fundamental del Fariseo, el que provoca el rechazo de Dios, es no entender sus cualidades y virtudes como talentos recibidos de Dios. Se limita a dar gracias y está satisfecho de “no ser como los demás hombres”. Siente agradecimiento, pero no se pregunta por qué ni para qué ha recibido esos dones de Dios. Y es la pregunta que nos afecta directamente a muchos de nosotros que, como el Fariseo, podríamos decir “no soy como los demás, conozco a Jesús, cumplo su Ley…”.

 ·     ¿Quién soy yo? Uno que ha recibido mucho, porque se espera mucho de mí. Yo soy una vasija de barro llena de regalos preciosos. Tengo inteligencia, cultura, dinero, simpatía,… Sería interminable hacer recuento de los dones que hemos recibido, y de los que carece la mayor parte de los seres humanos. Saberse don de Dios es la base de una personalidad cristiana. “Todo es vuestro, vos me lo disteis”, es el arranque de mi relación con Dios. La primera respuesta que surge de nosotros al considerar tanto don es el agradecimiento. Y está bien, pero no basta. Surge inmediatamente la segunda parte. ¿Por qué yo tanto y otros tan poco? ¿Por qué yo cinco talentos y otros ni siquiera un denario?

3-    La parábola del Buen Samaritano y la del Juicio Final. El corazón de la Ley es que los dos mandamientos “Amarás a Dios” y “Amarás a tu prójimo” son uno solo. Esto fue el genio de Jesús. Los dos mandamientos existían: juntarlos en uno solo es la muestra perfecta de la Encarnación Amar a Dios es amar al prójimo, que se expresa en la frase perfecta, la síntesis definitiva de la moral de Jesús: A mí me lo hicisteis. Partiendo de aquí, nuestro agradecimiento a Dios por los talentos recibidos se convierte en necesidad de servir a los hermanos. Yo no puedo hacer nada por Dios, nada necesita de mí el Señor. Pero sus hijos sí que necesitan.

·      Y empezamos a entender por qué yo tanto y otros tan poco. El Padre espera de mí que sea hermano, que comparta. Lo que se me ha dado, se me ha dado para  todos. Yo tengo talentos para que haya talentos en el mundo. Y esto se aplica al dinero, a las cualidades…Todo es vuestro, a vos, Señor, lo torno. ¿Cómo lo tornamos a Dios? Ofreciéndolo a sus hijos Y no como generosidad, sino como algo debido. No es mío, es don, recibido para que todos lo tengan.

·    La pregunta del letrado ¿Quién es mi prójimo?, era académica. Quería justificarse que le precisaran a quién debía amar y a quién no. La respuesta es típica de Jesús: no responde a lo que le preguntan, sino a lo que deberían haberle preguntado. No se trata de quiénes son los demás, sino de quién eres tú. Tú eres el obligado, el obligado con Dios. Tú eres el hermano, aunque los demás no se lo merezcan. No me comporto con los demás como los demás se comportan conmigo, sino como el Padre se comporta conmigo.

·      Y así, es grande en el Reino de los cielos no el que tiene, sino el que sirve con lo que tiene. Éste es el pecado del Fariseo. Creerse algo, cuando lo único que le pasa es que se espera mucho de lo que le han dado. Ésta es la grandeza del publicano: que sabe que debe mucho. Ésta es la grandeza de la humildad de los santos: que ven cuánto han recibido y saben que responden de menos.

4-    Enterrar los talentos. Enterrar los talentos es buscar, ante todo, disfrutar de los talentos, usarlos para mí. Ése es un tesoro que se apolilla. Es tirar la vida, tratando de disfrutarla. Los talentos no son para disfrutarlos, la vida no es para disfrutarla. Y no es que neguemos que disfrutamos, no es que nos neguemos a disfrutar; es que disfrutar también es un talento, y lo tenemos que poner al servicio. En todo amar y servir, en todo, en lo que soy, en lo que tengo, en lo que disfruto, en lo que sufro, en la vida y en la muerte… ponerlo todo al servicio, amar y servir en todo: eso es perder la vida a los ojos del mundo para vivir plenamente, para que la vida sea eterna, eternamente válida, para no desperdiciar nada, para buscar una plenitud vital mucho mayor que la que proporciona el disfrute inmediato. Ésta es la Sabiduría, la Sabiduría de Jesús.

5-    Dios no está, pero estoy yo. El Amo se ha ido. Su obra está en nuestras manos. La vida humana se encuentra entre dos presencias de Dios y en una ausencia de Dios. Presencia de la Creación, del destino, de la misión. Ausencia, porque no le vemos, parece como si todo funcionase sin Él. Presencia final, porque todo va a Él. Y en este tiempo de ausencia,  ¿quién cuida del jardín, quién cuida de sus hijos? No hace falta que esté: el amo puede irse tranquilo, aquí estamos sus hijos para encargarnos de las cosas de nuestro Padre. El ser humano, hecho a imagen y semejanza del Creador, está aquí para terminar la Creación: el jardín y los hijos. Lo resume muy bien la frase de Jesús antes de la multiplicación de los panes: Dadles vosotros de comer. La obra de salvar “lanzada” por Jesús se encomienda a la Iglesia: “Me voy al Padre… Como el Padre me envió, así os envío yo”. Los hombres necesitan salvación. Dios no está, estamos nosotros, encargados por Dios de salvar a sus hijos. Lo mejor de la salvación que les podemos dar es que conozcan a Jesús, y por Jesús al Padre. Pero esto se descubre cuando vean que son amados, que el amor les da de comer, defiende, les hace personas… Anunciamos a Dios salvando a sus hijos del mal, de todo mal. La esencia de la moral no está tanto en Sed santos como Dios es santo como en a mí me lo hicisteis. (Galarreta, “Palabra y Eucaristía”).

P. Pedro Olalde.

32º Domingo ordinario (9 de noviembre 2014)

Dedicación de la Basílica de Letrán

1-   Como ya estaba próxima la fiesta judía de la pascua, Jesús fue a Jerusalén. En el templo se encontró con los vendedores de bueyes, ovejas y palomas; también estaban allí, sentados detrás de sus mesas, los cambistas de dinero. Jesús, al ver aquello, hizo un látigo de cuerdas y echó fuera del templo a todos, con sus ovejas y bueyes; tiró al suelo las monedas de los cambistas y volcó sus mesas; y a los vendedores de palomas les dijo: Quitad eso de aquí. No convirtáis la casa de mi Padre en un mercado. Sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu casa me consumirá. Los judíos le salieron al paso y le preguntaron: ¿Qué señal nos ofreces como prueba de tu autoridad para hacer esto? Jesús replicó: Destruid este templo, y en tres días yo lo levantaré de nuevo. Los judíos le contestaron: Han sido necesarios 46 años para edificar este templo, ¿y piensas tú reconstruirlo en tres días?                                                 

     El templo del que hablaba Jesús era su propio cuerpo. Por eso, cuando Jesús resucitó de entre los muertos, los discípulos recordaron lo que había dicho, y creyeron en la Escritura y en las palabras que él había pronunciado.

2-   La Basílica de Letrán es la Catedral del Papa, símbolo de la unidad de todas las comunidades cristianas con Roma. El sucesor de Pedro es, al mismo tiempo, Obispo de Roma y Obispo de la Iglesia universal. Por ello todas las Iglesias de rito romano, diseminadas por todo el mundo, celebramos esta fiesta.

3-   Jn 2,13-22. Hablaba del templo de su cuerpo

·        Los sinópticos sitúan este episodio en la última semana de la vida de Jesús. Probablemente demasiado tarde. Un reto tan importante lanzado al judaísmo no puede dejarse para última hora. Muy probablemente, Juan lo presenta demasiado pronto. Semejante acción presupone una larga actividad, que haya dado a conocer a Jesús. Para el cuarto evangelio es un gesto programático que, como tal, debe figurar al principio de la actividad de Jesús.

·        El análisis del  texto nos descubre su aspecto programático: el episodio es introducido mediante la afirmación sobre la proximidad de la fiesta judía de la pascua. Esta forma de mencionar la fiesta principal de los judíos indica distancia y separación frente a ellos. Además la pascua era fiesta de liberación. Evocaba el paso de la esclavitud a la libertad (Ex 12,17; 13,10). En tiempos de opresión, el pensamiento de la liberación se acentuaba más; surgía inevitablemente la idea de una nueva liberación. Y éste era el caso en tiempos de Jesús.

·        Con motivo de la fiesta, y para atender a las necesidades de los peregrinos, se organizaba en torno al templo, en el atrio de los gentiles, un gran mercado que ofrecía todo lo necesario para los sacrificios. Los más pudientes compraban ovejas o bueyes. Los menos afortunados adquirían palomas. La presencia de los cambistas era necesaria, ya que las ofrendas debían hacerse en moneda judía, para evitar las efigies del emperador o de los dioses paganos que figuraban en otras clases de monedas. Era todo un negocio, sobre todo para la clase  sacerdotal. El gesto de Jesús es interpretado como una acción profética en la  tradición sinóptica, que cita a Isaías (Is 56,7) y a Jeremías (Jr 7,11). El texto de Juan cita a Zacarías (Zac 14,21), que hace referencia clara a los tiempos mesiánicos. Éstos han llegado. Es la gran enseñanza que ofrece el evangelio de Juan: Jesús inaugura un tiempo nuevo en el campo de las relaciones del hombre con Dios. Reemplaza al templo antiguo, que era la institución más significativa de Israel.

·        En este evangelio, en lugar de hablar de la purificación del templo, sería más exacto referirse a la “sustitución” del mismo. Jesús no es solo un profeta reformador, es el Hijo de Dios. Al designar al templo como la casa de mi Padre, Jesús se presenta como el Hijo, que tiene autoridad en el templo y sobre él. Una autoridad que solo tenía Dios. Quien tiene autoridad sobre el templo es el Señor. El evangelio de Juan es el único que constata la acción de Jesús de echar fuera del recinto del templo a los animales, ovejas y bueyes. Ya no eran necesarios. El templo antiguo, con todo lo necesario para que pudiese cumplir su función sacrificial, era sustituido por el nuevo templo, el lugar del encuentro del hombre con Dios.

·        La pascua cristiana, que es la restauración del templo derruido, aclarará todo el significado de  esta acción simbólica. Lo dice expresamente el evangelista en Jn 2,21-22. En el evangelio de Jn el “recuerdo” es muy importante. Siempre presupone la reflexión posterior a la luz de la pascua. La fe de los discípulos en la Escritura (Jn 2,22) puede referirse al Antiguo Testamento en su conjunto, que da testimonio de Jesús (Jn 5,39) o al Salmo 69,10 (Jn 2,17).


P. Pedro Olalde.

31º Domingo ordinario (2 de noviembre 2014)

Conmemoración de Todos los Difuntos
                                                                               

1-   Introducción. Por caer este 2 de noviembre en domingo, celebramos hoy la conmemoración de Todos los Difuntos en día festivo. Nos sentimos todos muy unidos a los que compartieron con nosotros su vida y nos abandonaron  para irse al encuentro con Dios. Oramos con ellos y por ellos, dándole gracias a Dios por el regalo de sus vidas. En este día, los muertos que descansan en los cementerios reciben la visita masiva de los vivos. “Cementerio” quiere decir “dormitorio”, porque los cristianos no morimos, sino que nos dormimos en el Señor para despertar a la Vida Nueva con Cristo resucitado.

2-   Fiesta de la “hermana” muerte. San Francisco de Asís hablaba de la “hermana muerte”, denominación cariñosa y fraternal; una realidad a la que se puede amar. Como se ama a una hermana. Está lejos de Francisco la imagen sombría y huraña que nosotros tenemos de la muerte.

3-   Recuerdo de los difuntos. Cada año, la Iglesia nos trae a la memoria esta conmemoración de los fieles difuntos, y en virtud de la comunión entre todos los miembros de Cristo, presenta a Dios a los que han pasado el umbral de esta vida y entrado en la futura, e invita a dar gracias por sus vidas, fomentando en nosotros, a la vez, la esperanza de la vida eterna.

·        Hoy es el día de sentirnos muy unidos en Dios a los familiares y conocidos difuntos, evocando sus vidas y dándoles todo nuestro amor. Recibimos de ellos también este mismo amor y agradecemos por el regalo que sus personas fueron para nosotros.

4-   Separación dolorosa. En la muerte de un ser querido experimentamos un doloroso desgarro, y nuestro corazón se encoge por el amigo que se va para no volver.

·      Es comprensible esta postura, ya que la vida es un don que se nos ha regalado para vivirla con toda nuestra voluntad y gozo, entretejiendo los más posibles lazos de amistad, lo que hace la separación más y más dolorosa.

5-   La muerte no es creación del hombre. La muerte no lo ha creado el hombre, sino Dios y podemos pensar con razón que todo lo que hace Dios, lo realiza por amor. Por eso decimos que la muerte es un acto del amor de Dios.

·      Creer esto nos resulta sumamente difícil, porque tenemos una fe muy débil y esperamos poco de Dios en el más allá.

·      Si tuviésemos la fe de S. Francisco, veríamos la muerte como un paso a Dios, como un salto cualitativo a la Vida eterna. Pero, solo tenemos en cuenta lo que perdemos en la muerte, mientras que la vida con Dios en la eternidad apenas tiene fuerza en nosotros.

·      Los cristianos de fe recia creen que morir es acabar de nacer, que Dios no nos crea para vernos morir, sino para conducirnos, por puro amor, a la meta definitiva, que es Él mismo.

·      El jesuita Díez Alegría, a sus 95 años, decía que el vivir siempre en la tierra sería el castigo supremo. Veía, pues, con normalidad la muerte como tránsito a Dios y, en cierto modo, en continuidad con ésta.

6-   Juan 14,1-6. El texto de Juan es un canto a la esperanza, un canto a la confianza en Dios. Jesús nos promete una plaza en el reino de Dios. Podemos, pues, creer que en la casa del Padre hay un lugar para cada uno de nosotros. Y este seguro de Vida eterna nos lo concede Dios gratuitamente. ¿No es algo estimulante?

·      Por eso, hay que avivar nuestra fe, caer en la cuenta del sin-sentido que es esperar, al final de la vida, el vacío total, la nada absoluta. ¿Puede quedar el tierno amor entre madre e hijo truncado para siempre con la muerte? ¿No está la naturaleza de la vida diseñada en evolución, de menos a más? ¿Tiene sentido que acabemos los hombres en un silencio absoluto en la nada? Yo no lo creo.

 ·     En este evangelio, Jesús nos asegura que en el reino de Dios hay muchas estancias. Esta forma de hablar nos llena de esperanza: el mismo Hijo de Dios nos afirma que tenemos la reserva hecha en el RD. ¿No es para esponjar el corazón y tener eterna gratitud?

7-   “Muérase sin enterarse”, es decir, como ha vivido. Esta frase si fuera aplicable a nosotros, sería lamentable. Siendo la muerte, después del nacimiento, lo más importante que hacemos en la vida, le debemos prestar más atención. Si las cosas importantes requieren atención, ¿cómo podemos desentendernos de un hecho tan central?

·      Mucha gente suele querer morir lo más rápido posible, como sin darse cuenta. El ideal sería pasar los últimos momentos rodeado de los familiares y amigos y confortado con su presencia y cariño, abriéndose a la fe y a la esperanza en Dios. Así, la muerte adquiere su verdadera dimensión. Todo menos dejarle al moribundo solo, sin afrontar humana y cristianamente un hecho tan importante

8-   Despedida. En los labios del ser querido ponemos estas palabras de despedida:

Desde la casa de Dios, ese lugar de luz y de fiesta
os miro con cariño a todos los que tenéis esperanza.

Guardo en mi corazón todos los recuerdos vividos
cuando todavía peregrinaba con vosotros.

Gracias de corazón por todo lo que me quisisteis.
Gracias por todo lo que me ayudasteis.

Cuando cerré los ojos a las realidades de la tierra
y abrí a las de Dios, quedé deslumbrado y enmudecido.

A Él quiero expresarle mi agradecimiento. Adiós hasta que la luz
de Dios os envuelva a todos en una gran fiesta de hermanos.



P. Pedro Olalde. 

Todos los Santos (1 de noviembre 2014)

Mt 5, 1-12a 

                                                           Los dos códigos

1-  Introducción. Habiendo sido comentado este texto en los ciclos A y B, he considerado oportuno darle a la explicación de hoy un nuevo enfoque, cual es el de Los dos códigos, para contraponer el seguido por Jesús, por una parte, al de los fariseos y hombres piadosos de su tiempo, por otra.

2-      Los dos códigos. Estos dos códigos son los siguientes: 1- El código de la pureza o santidad. 2- El código de la compasión o misericordia.

·    El código de la santidad se basa en Levítico 19,2: Dijo el Señor a Moisés: Di a toda la comunidad de los israelitas: Sed santos, porque yo, el Señor vuestro Dios, soy santo. El conjunto del código de la santidad o pureza se encuentra en el Levítico 17-26. Esta colección se considera por los exegetas como un trabajo del exilio o el postexilio.

·   En el texto de las bienaventuranzas de Mateo de hoy, viene una alusión al código de la misericordia: Dichosos los misericordiosos, porque Dios tendrá misericordia de ellos (5,7).

3-      El código de la santidad. Surgió en el Judaísmo después del exilio de Babilonia (siglo VI a. C.). Se trataba de imitar a Dios. Como Dios era santo, el pueblo de Israel también debía serlo. Su modo de vida tenía que estar cimentada en la santidad.

·      Una de las notas características de la santidad era la separación. Se entendía que para ser santo, Israel debía separarse de todo tipo de contaminación. Esto produjo las distinciones de puro e impuro; limpio y manchado; sagrado y profano; judío y gentil; justo y pecador.

4-      Motivaciones. ¿Por qué eligió el judaísmo el código de la santidad?

·     La razón parece ser la siguiente: la experiencia del exilio fue durísima para el pueblo judío. Fueron 50 años de sufrimientos, lejos de su patria y del templo; viviendo en tierra extraña y siendo objeto de las burlas de sus enemigos.

·     En este período aciago de su vida,  los judíos llegan a una conclusión: en adelante seremos fieles a Yahvé, para evitar otro castigo similar de la Justicia divina.

·        Por otra parte, siendo como eran un pequeño grupo social, los judíos veían el peligro de ser absorbidos por sus vecinos más poderosos.

·        La fidelidad a Yahvé y la supervivencia grupal, estrechando los lazos internos y excluyendo los exteriores, exigían el reforzamiento del código de la santidad.

·    De este modo, la Ley se interpretaba desde el paradigma de la santidad. Se prestaba gran atención a las leyes que enfatizaban la separación de lo impuro, dentro de Israel. Esta tendencia fue predominante y coloreó toda la interpretación de la Biblia y su práctica posterior.

5-      Los grupos que encarnan el código de la santidad.

1-      Los esenios. Este grupo fue conocido, en gran parte, por los descubrimientos de los rollos en Qumran, junto al Mar Muerto, en 1947.

·   Los esenios llegaron al convencimiento de que el código de la santidad era imposible de practicarlo dentro de la ciudad; por eso, dejaron Jerusalén y se establecieron en el desierto, cerca del Mar Muerto (siglo II a. C.).

·        Llevaron una vida comunitaria de gran disciplina de corte monástico. Se autodenominaban los hombres de la santidad, que vivían en la casa de la santidad. Tenían claro que la santidad requería una total separación de la sociedad impura.

·        Al tiempo que se veían a sí mismos como los hijos de la luz, tenían a los romanos y a la mayor parte del pueblo judío, como a los hijos de las tinieblas, y esperaban con gran fe el día en que Dios destruiría a los romanos en una batalla final apocalíptica.

·        No sobrevivieron más allá del siglo I, pues al tomar parte en la lucha contra los romanos, antes de caer en manos de éstos, huyeron para salvar sus vidas.

  2-  Los fariseos. Son muy conocidos por los evangelios como los enemigos de Jesús. La consideración de hipócritas, que les atribuyen aquéllos, no parece ajustarse a la realidad, pues eran observantes de la Ley y temerosos de Dios.

·      Se distinguieron por la radicalización en el cumplimiento de la Torá, dentro del código de la santidad. A diferencia de los esenios, no abandonaron la ciudad, viviendo con el pueblo para que éste se convirtiera en un reino sacerdotal puro.

·   Eran estrictos en el cumplimiento de las leyes más nimias, pagando los impuestos con escrupulosidad. Su influencia y poder eran morales.  Su mayor sanción era el ostracismo social y religioso, aplicado a los que ellos consideraban pecadores, a los que llamaban gentiles. Contra éstos sentían un rechazo frontal y no compartían con ellos nada, y menos, la mesa a la hora de comer.

·      Los fariseos eran la más visible manifestación del código de la santidad. Eran los máximos  exponentes del hombre religioso judío: absoluta lealtad a Dios, amor  al prójimo, celebración del sábado y las fiestas, práctica regular de la oración y el ayuno.

·        Entre ellos se dieron los ejemplos más vivos de santidad, dentro del judaísmo.

3-      Los zelotas. Este grupo armado también practicaba, a su modo, el código de la santidad en su lucha contra el impuro e idolátrico invasor romano.

·        Radicalizaban el primer mandamiento: No tendrás ningún otro señor fuera de Dios. Sólo Dios era Señor, no el César.

·        Se negaban a pagar los impuestos a los romanos y animaban al pueblo a hacer otro tanto.

·        El año 74 d. C., en Masada, prefirieron quitarse la vida, antes que entregarse al enemigo.

6-      Los “pecadores” y los “publicanos”. El código de la pureza vivido con radicalidad por los grupos antes citados, ahondó el abismo entre ellos y la gran masa del pueblo. Así se produjo una gran división dentro del mismo pueblo judío.

·     Los fariseos consideraban pecadores a todos los no observantes, a los que vivían ajenos al cumplimiento de la ley y la religiosidad, en torno al templo. De éstos afirmaban que retrasaban la manifestación de Yahvé para implantar una sociedad nueva, según Dios.

·     La tan ansiada manifestación de Dios, como la esperaban los judíos observantes, nunca se produjo. De hecho, el código de la santidad poco ayudó a los fariseos y zelotas, pues, habiéndose enfrentado el pueblo judío a los romanos, fue aplastado por éstos en la guerra del 68, con el enorme sufrimiento y destrucción del templo y de Jerusalén.

7-      Jesús de Nazaret. Hacia el año 30 de la era cristiana, cuando Jesús inició su vida pública, se encontró con esta realidad. Por una parte, estaban los fariseos, que eran los más numerosos e influyentes, que practicaban el código de la santidad. Por otra parte, Jesús tenía ante sí a la gran masa del pueblo, que vivía ajena a estas preocupaciones de los puros.

·   ¿Qué postura tomará Jesús? ¿Se sumará al ideal fariseo, esenio o zelota del código de la santidad? No. Mientras el judaísmo del siglo I se centró, sobre todo, en este código, Jesús adoptó para sí otro distinto: el código de la compasión.

·        Jesús asumió para sí este código, como punto de partida en su obrar diario con toda la gente, especialmente con los más menesterosos, con los pobres, con los incapaces de distinguir códigos de conducta. La compasión va a conducir a Jesús a tener la postura contrapuesta a la de los fariseos, que, aunque sabían y aceptaban que Dios era amor, eligieron como praxis de vida la santidad personal, a imitación de la santidad de Dios.

·        Jesús enfatizó la compasión de Dios. El padre del hijo pródigo tenía compasión; el samaritano actuó movido por la compasión; en la parábola del publicano y el fariseo, aquél apeló a la compasión de Dios. Así, en toda conducta, en toda su actividad sanadora, Jesús se dejó conducir por la compasión de Dios.

8-  Mateo 9,11. Los fariseos al ver a Jesús sentado a la mesa en casa de Mateo, con
     muchos publicanos y pecadores, preguntaban a los discípulos: ¿Por qué come       
     vuestro maestro con los publicanos y pecadores?

·        Este versículo expresa el choque de los dos códigos: el de los fariseos y el de Jesús.

·     Tanto a los fariseos como a Jesús, sus respectivos puntos de arranque les alejaron entre sí de forma alarmante.

·   Yo me quedo con el código de Jesús. Prefiero ser menos santo, con tal de llegar a ser compasivo. Aunque, bien considerado, el termómetro de la santidad se mide siempre por la compasión ejercitada.

·      ¿Qué imagen de Dios queda aquí reflejado? El Dios del amor, el de la compasión, el Padre a quien se le conmueven las entrañas, al ver al hijo que vuelve a casa.

·        Extrañamente, el código de la santidad les alejó a los fariseos de la compasión y el amor a sus semejantes, lo que significa que un principio mal entendido y peor encarnado, nos puede alejar de Dios.

9- ¿Qué código prevalece hoy en la Iglesia? En la Iglesia de Dios, en nuestra comunidades cristianas, en la Iglesia institución, ¿cuál de estos dos códigos prevalece?

·        Para saberlo, habrá que atender a los hechos y ver cómo son tratados los más necesitados o los contrarios: los divorciados, los homosexuales, los enemigos políticos, los teólogos discrepantes, etc.

·        El código de la compasión, seguido por Jesús, es un grito que resuena en nuestros oídos para que nos dejemos llevar por el amor y la compasión. Todo lo demás, aún la misma santidad, es puro engaño.

10- Fiesta de Todos los Santos. Como colofón a nuestra reflexión, podemos preguntarnos: ¿Qué es ser santo? La respuesta es bien sencilla: Ser santo es dejarse conducir por el código de la compasión, al modo de Jesús, que no hizo más que compadecerse de todos los necesitados de su tiempo.


·      Y ¿qué hacemos con el código de la santidad: Sed santos, porque yo, el Señor vuestro Dios, soy santo? Medirlo con el baremo de la compasión, es decir: Ser santos siendo compasivos, porque el Señor vuestro Dios es compasivo.

P. Pedro Olalde.