Real Congregación de Naturales y Originarios de las tres Provincias Vascongadas


En 1715 se reunió en Madrid un grupo de 124 vascongados que decidieron fundar una Congregación con fines benéficos bajo la advocación de San Ignacio de Loyola. El Consejo de Castilla aprobó las Constituciones en 1718 y desde entonces la Congregación, y a lo largo de más de 300 años de historia ha continuado con su misión.

La Congregación tiene como sede la Iglesia de San Ignacio de Loyola, de Madrid, donde realiza sus actividades. Este blog es un canal de información dirigido a todos sus miembros y personas interesadas en conocerla más de cerca.


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Actividades programadas para el Tricentenario de la Congregación

El calendario será el siguiente:

- sábado 11 de abril: Teatro. Lectura dramatizada con el texto del dramaturgo Ignacio Amestoy, elaborado ex profeso para nuestro centenario, titulado: "La confesión de Loyola. Montserrat, 1522". Es una lectura dramatizada de la vida de San Ignacio de Loyola. La representación correrá a cargo del actor Manuel Hernández y comenzará a las 19.00 hrs. en la Iglesia de San Ignacio de Loyola.

- sábado 18 de abril: Concierto titulado: "Irurak bat. Música para el Tercer Centenario". Compuesto ex profeso para esta conmemoración por el músico bilbaino David Salinas, y basado en obras de Usandizaga, Arriaga, Donostia y Guridi. Será interpretado por el propio Salinas (clarinete), Arantxa Lavin (flauta) y el Cuarteto de cuerda "Garaiz". Tendrá lugar las 19.00 hrs. en la Iglesia de San Ignacio de Loyola. El concierto será grabado y posteriormente se editará un DVD.

- domingo 19 de abril: Misa a las 12:00 hrs, en la Iglesia de San Ignacio de Loyola, tras la que se bailarán una serie de Danzas Vascas interpretadas por el Grupo de Danzas Vascas de Euskal Etxea dirigido por Ramoni Recio.

- lunes 20 de abril: El acto central de la conmemoración del Tercer Centenario, al que esperamos puedas asistir, consistirá en la celebración de una misa a las 20.00 hrs. en la Iglesia de San Ignacio, donde contaremos con la participación del txistulari Iñaki Mendinueta

- Jueves, 23 de abril: Conferencia sobre la historia de la Congregación, titulada "La Real Congregación de San Ignacio de Loyola en el siglo XVIII. Notas histórico-artísticas para entender un centenario". Será impartida por D. Juan Luís Blanco Mozo, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Facultad de Filosofía y Letras, autor entre otros, del libro Orígenes y desarrollo de la Ilustración vasca en Madrid (1713-1793). A las 19.30 hrs. en la sede de la Congregación, en  la calle Echegaray, 28.

- Sábado 25 de abril: Comida de Hermandad para los congregantes en el Restaurante Zerain, en la calle Quevedo, nº 3. El menú está concertado y ya pueden realizarse reservas.

Con motivo del Tercer Centenario también hemos adoptado un logo, que desde las comunicaciones de enero se incorpora a nuestras circulares durante todo este año. Es obra de Maite Aguirrebeña y refleja una misión modernizada de las tres manos unidas, representativas de los tres territorios de Vizcaya, Álava y Guipúzcoa y de los tres siglos de historia que celebramos, junto con el número "300" y las fechas del centenario. Precioso símbolo de la unión fraterna de alaveses, guipuzcoanos y vizcaínos en torno a la Iglesia de San Ignacio de Loyola.

También con motivo del Tercer Centenario vamos a estrenar una página web donde se podrá consultar en el futuro todo lo relacionado a la Congregación, además de la información que continuará ofreciendo este blog.

Este Centenario nos ha llevado también a organizar para los congregantes dos viajes muy especiales: uno a los santuarios de Loyola y Aránzazu, en primavera, y otro a Roma, en otoño. Comunicaremos por circular todo lo relativo a estos viajes con antelación para que puedas apuntarte.

Gracias a la colaboración de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, también en este Tercer Centenario, podremos disfrutar de la exposición itinerante que para celebrar sus 250 años ha organizado la Bascongada. Asimismo debemos a la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País el magnífico regalo de la edición facsímil de las primeras Constituciones de la Real Congregación de naturales y originarios de las tres Provincias Vascongadas del siglo XVIII, precedidas de un estudio del profesor Juan Luís Blanco Mozo. El libro se editará a lo largo del año y se comunicará con antelación.

Con ocasión del Tricentenario se colocará una placa conmemorativa en la fachada de la Iglesia de San Ignacio de Loyola.

Los donativos y patrocinios son bienvenidos para sufragar los gastos del Tricentenario. En caso de desear realizar una aportación voluntaria, por favor contactar con la Congregación. El remanente de los donativos junto a las recaudaciones de las misas de los domingos del año 2015 se destinarán a tres Instituciones: Misiones Diocesanas de África, Sociedad Fe y Justicia, con la que colabora nuestro capellán el Padre Olalde, y por último, a los trabajos del Padre Blanco Ángel Olaran en Etiopía (www.angelolaran.com).

Por último, S. M. el rey Felipe VI a quien habíamos invitado a participar en la celebración, ha enviado a la Congregación una felicitación por el III Centenario que desea se haga extensiva a todos los congregantes. Hemos recibido también felicitaciones de parte del Arzobispo de Madrid, D. Carlos Osoro y del Presidente de la Conferencia Episcopal, D. Ricardo Blázquez.

Últimas noticias

El lunes, 19 de enero, día de San Sebastián, y tras la cena que todos los años Euskal Etxea organiza en el Restaurante Jai Alai de Madrid, Francisco García Ansa (Paco), izó la bandera de dicha ciudad en representación de la Congregación. Se hicieron también entrega de dos regalos conmemorativos del Tricentenario a María Beltrán de Heredia San Juan (hija de Pablo Beltrán de Heredia y de Gertrudis San Juan "Tuti") y a Arantxa Aranburu Múgika (hija de Peio Aranburu y Victoria Múgika "Bittori").

Tras la misa dominical del 25 de enero, cantada por el Orfeón Vasco de Euskal Etxea y en la que celebramos misa por la madre de Kontxa Momeñe, tuvo lugar la "Tamborrada" en el interior de la Iglesia, con gran concurrencia, resultando un acto muy emotivo. La televisión vasca ETB dio noticia de ello en el Teleberri y Gaur Egun del domingo 25 de enero. Fue un bonito comienzo para nuestro Tricentenario. Para disfrutar de ello:


La colecta del domingo 8 de febrero fue en favor de Manos Unidas. Eskerrik asko!

El domingo, 15 de febrero hemos celebrado misa por Lourdes Díez Arechavala, con motivo de la festividad de la Virgen de Lourdes.

El 18 de febrero, Miércoles de Ceniza, comienza la Cuaresma. La imposición de la misma será el domingo 22 con acompañamiento del Orfeón. Incluímos algunas líneas de nuestro capellán, P. Pedro Olalde acerca de este periodo:

En 1909, D. Miguel de Unamuno fue a la Universidad de Valencia, en el centenario del nacimiento de Darwin, a dar una conferencia. Como era un día de Carnaval, terminó su perorata aludiendo al miércoles de Ceniza, y dijo: Dentro de muy pocos días, la Iglesia nos dirá: "Acuérdate, hombre, de que eres polvo y has de volver al polvo". Pues bien, yo para concluir os digo: "Acuérdate, polvo, de que eres hombre y de que por humanidad has de volver a Dios, puesto que a Dios llevas en el alma".

6º Domingo ordinario (15 de febrero de 2015)

Mc 1,40-45

3ª clave: lee, al menos, una hora al día, para enriquecer tu bagaje teológico. Tus oyentes lo notarán y te lo agradecerán.

Marcos 1,40-45. Se le acercó un leproso y le suplicó de rodillas: Si quieres puedes limpiarme. Jesús, compadecido, extendió la mano, lo tocó y le dijo: Quiero, queda limpio. Al instante le desapareció la lepra y quedó limpio. Entonces lo despidió, advirtiéndole severamente: No se lo digas a nadie; vete, muéstrate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les conste a ellos. Él, sin embargo, tan pronto como se fue, se puso a divulgar a voces lo ocurrido, de modo que Jesús no podía ya entrar abiertamente en ninguna ciudad. Tenía que quedarse fuera, en lugares despoblados, y aún así seguían acudiendo a él de todas partes.

1-    Impuro. ¡Pobre leproso, víctima de la maldición bíblica y la exclusión social, obligado a vivir en la marginación más absoluta, lejos del cariño de los suyos! Un panorama muy gris con los tintes más negros se le presentaba irremediablemente: pudrirse en su estercolero. Era un maldito y castigado por Dios, pues la lepra era entonces el signo visible de ser un pecador público.

2-    Nuestros leprosos. A pesar de los avances modernos de la medicina, todavía existen en el mundo más de 12 millones de leprosos. Existen remedios eficaces para acabar  con esta lacra, pero nuestra humanidad es escasa y nos volcamos en progresar en nuestro propio bienestar, dejando marginados en la miseria a los afectados por esta enfermedad. Raúl Follereau soñaba que en el 2000 ya no habría leprosos. Solo era un sueño.
·      Hoy hay que hablar de otro tipo de excluidos sociales. Son los que echamos de nuestros recintos saludables y acomodados, los que no se sientan en nuestra ricas mesas del bienestar.
·      Se cuentan por millones los que constituyen el gremio de estos desafortunados leprosos modernos. Viven en las calles de nuestras grandes ciudades, separados de los “honorables” ciudadanos por muros invisibles, que les sitúan a cada uno en su respectivo lugar.
·      Muchos de estos excluidos sociales sufren la indiferencia, el rechazo, la soledad y la falta total de esperanza. Son los leprosos de nuestro tiempo.

3-    Desde Cristo la lepra no es maldición. Un día, durante el tiempo de Adviento, estaba yo con dos de mis hermanos en Etiopía. El día de Navidad fuimos a visitar una aldea de leprosos. Una mujer llamada Adjebush nos contó su vida. Cuando se le declaró la lepra, su marido la abandonó. Sus cuatro hijos fueron a la guerra; uno de ellos murió y de los otros no volvió a tener noticias. Su hija pequeña dormía a su lado. ¡Deseaba tanto que su pequeña recibiera el don de la fe! Adjebush no podía ni ir a pedir limosna, porque tenía las dos piernas amputadas.

De pronto, inesperadamente, nos dijo: “Suelo llorar en mi corazón, pero a veces también lloro externamente. Yo sé que Cristo está aquí, presente, a mi lado, y se puso a rezar alabando a Dios con los brazos levantados según la costumbre de los coptos ortodoxos.

Nos preguntábamos: ¿de dónde saca esta mujer la confianza? Más tarde pudimos constatar que era una mujer de oración. Había desarrollado en ella una profunda vida interior y una profunda comunión con Cristo. Adjebush comprendía que su sufrimiento no venía de Dios. Sabía que Dios no era el autor de sus desgracias y sus penas.

Como si siguiera en oración, comentaba nuestra visita y sus palabras nos resultaron un canto. Decía a Dios: Es Navidad y han venido a verme. Es el día de Navidad y no se han quedado en su casa, han venido a la mía.

Con sorpresa, comprendimos que los pobres irradian una luz de evangelio única.

                                (Hermano Roger de Taizé: Dios solo puede amar, PPC, 2002)

4-    Los milagros de Jesús. No hay duda de que el tema de los milagros es un tanto difícil. Por eso, tratamos de hacer un poco de luz sobre el particular.

·      El problema no es el milagro, sino el encontrarse con los “milagros de Jesús”; aquí reside el verdadero desafío. Con este espíritu hay que leer los evangelios. En Jesús aparece históricamente algo singular, que sus enemigos atribuyen a “causas diabólicas”, y sus discípulos a una cercanía al núcleo más profundo de toda realidad: a Dios. Esto es lo que hay que interpretar: la realidad histórica de Jesús, que con su actuación extraordinaria pudo suscitar la alternativa extrema de esas dos interpretaciones: “de Dios” o “del diablo”. El caso Jesús presupone un “fenómeno extraordinario”, percibido y reconocido como tal por todas las partes interesadas. La “ciencia moderna” no roza siquiera el fondo del problema del NT y parte, además, del falso presupuesto de que ya no cabe una visión extracientífica de la realidad. Por otra parte, no se tiene en cuenta que el NT narra los milagros como era habitual en la Antigüedad, por más que el NT presente características singulares.

·      A Jesús se le atribuyen las obras mesiánicas de los profetas del AT, pues en él vieron sus discípulos al profeta escatológico mesiánico, tal como lo entendía el judaísmo en el conjunto tradicional de Is 26,19 (los muertos resucitan), 29,9-10.18-19 (los ciegos ven), 42,18 (los sordos oyen)… Los textos evangélicos traen pasajes de Isaías con estos mismos contenidos, es decir, un catálogo de milagros de la tradición de Cristo como profeta escatológico. Dicho de una manera más clara: si a Elías y a Eliseo se les atribuyen a cada uno una resurrección, ¿cómo nos vamos a extrañar de afirmar lo mismo de Cristo?                                      

    La interpretación de Jesús como profeta escatológico al que se le atribuyen determinados prodigios (curación de leprosos, resurrección de muertos…) significa, por tanto, que en el relato evangélico no siempre se puede ver el recuerdo de unos milagros históricos de Jesús, sino más bien de unas acciones y milagros que llevaron a identificar fundadamente a Jesús con el profeta escatológico.

P. Pedro Olalde.

5º Domingo ordinario (8 de febrero de 2015)

Mc 1,29-39

1-   Job 7,1-4.6-7

La vida del hombre sobre la tierra es como un servicio militar, y sus días, como los de un jornalero; como esclavo, suspira por la sombra, como jornalero, espera su salario. Meses de desengaño me han tocado y noches de sufrimiento me han caído en suerte. Al acostarme digo: ¿Cuándo será de día? La noche se me hace interminable y las pesadillas me acosan hasta el amanecer. Mis días corren más que la lanzadera, se han acabado al acabarse el hilo. Recuerda que mi vida es un soplo, que mis ojos no volverán a ver la dicha.

·      Para Job la vida es un trabajo sin recompensa, diríamos que un penoso castigo. No encuentra recompensa, no encuentra descanso, ni siquiera en el sueño, y, lo peor, no tiene esperanza ni encuentra sentido a la existencia.

·     La historia de Job no es la historia de un dolor, es la historia de todos los dolores. No es un hombre que sufre, es todo hombre doliente. Es el sufrimiento que recorre toda la historia. La vida es dolor, afirmó Buda; la ciudad humana tiene 4 puertas: pobreza, enfermedad, vejez y muerte.

·        En teoría el sufrimiento puede tener varias caras. Puede ser fecundo o puede ser estéril. Puede ser heroico o puede ser humillante. Puede ser redentor o puede ser maldición.

·        Job significa el sufrimiento sin esperanza: mis días se consumen sin esperanza. Cuando hay una esperanza todo se transfigura. El dolor resulta más llevadero. Si falta la esperanza, es el infierno.

·        Job significa el sufrimiento sin sentido: mi vida es un soplo. ¿Para qué? Todo en vano, todo está vacío. ¿Por qué tuve que nacer? ¿Para qué? ¿Por qué no me morí cuando salí del seno? (3,3.11; 10,18). ¿Por qué no la eutanasia: a los que ansían la muerte que no llega y excavan en su búsqueda más que por un tesoro? (3,21).

·       El sufrimiento de Job, los gritos y las preguntas de Job traspasan todos los siglos. Job no es un hombre, es una llaga abierta en la historia humana. Job tiene  rostros innumerables; no tiene edad ni sexo ni raza, o mejor, los tiene todos. Podemos encontrar a Job en un hambriento de Etiopía, en un leproso de la India, en un niño de la calle de Brasil, en una niña prostituida en Tailandia, en una mujer violada y discriminada en Sudán, en un anciano abandonado en Norteamérica, en un inmigrante sin papeles en España, en un enfermo de Sida en Angola, en un político encarcelado en Guinea, en un esclavizado en Malí, en un refugiado en el Congo, en una niña cualquiera nacida en China, en cualquier persona que sufre por la maldad humana, por la injusticia de las estructuras humanas, por  las circunstancias adversas personales, familiares o sociales, por la mala suerte o mala estrella de su nacimiento.

·        De todas maneras siempre hemos de recordar que la mayoría de nuestros sufrimientos (90%) son sufrimientos sobreañadidos, frutos de la malicia o de la necedad del hombre.

·    ¿Son muchas las personas que se identifican con esta visión? Tal vez. De todos modos, muchos experimentamos que la vida tiene muchos más momentos de gozo y bienestar que de sufrimiento. Además, la fe y la esperanza amortiguan los aspectos negros de la existencia y abren la puerta a la alegría y felicidad.

2-   Mc 1,29-39

Al salir de la sinagoga, Jesús se fue inmediatamente a casa de Simón y de Andrés, con Santiago y Juan. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre. Le hablaron enseguida de ella, y él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. La fiebre le desapareció y se puso a servirles (1,29-31).

·        El misterio latente en la persona de Jesús pretende desvelarse en torno a la casa de Pedro mediante numerosas curaciones, La primera de ellas, que prepara todas las demás, parece dictada por un testigo ocular. La descripción es de una simplicidad extrema. Se excluye toda espectacularidad. El milagro no es teatro.

·        Pero, como en todo gesto, lleva en sí una carga simbólica perenne. Las dos palabras centrales de la narración (la levantó… y se puso a servirles) revelan que el poder de Jesús levanta al hombre, a todo el hombre, de su estado de postración para encaminarle sobre el sendero del servicio, que es el sendero de todo discípulo (Mc 9,33-37; 10,35-45).

Al atardecer, cuando ya se había puesto el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Él curó entonces a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios, pero a éstos no los dejaba hablar, pues sabían quién era (1,32-34).

·        Tras la curación del poseído (1,21-28) y de una mujer enferma (1,29-31) Jesús cura a una gran cantidad de personas poseídas y enfermas al atardecer. La casa de Pedro y Andrés funciona como sede central de la actividad de Jesús.

·    Él curó a muchos. Es probable que Marcos no distinguiera entre el “todos” de 1,32 y el “muchos” mencionado aquí.

·     No dejaba hablar a los demonios. Como en Mc 1,24, los demonios reconocen la verdadera identidad de Jesús. La oposición de Jesús a que hablaran se interpreta normalmente como una parte del llamado secreto mesiánico de Marcos. Mientras que los adversarios supranaturales de Jesús conocen su identidad, los seres humanos (representados por sus discípulos) necesitan adquirir un cuadro más completo de Jesús antes de reconocerlo como el Mesías muerto y resucitado.

Muy de madrugada, antes del amanecer, se levantó, salió, se fue a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca. Cuando lo encontraron, le dijeron: Todos te buscan. Jesús les contestó. Vamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para predicar también allí, pues para esto he venido. Y se fue a predicar en sus sinagogas por toda Galilea, expulsando los demonios (1,35-39).

·         Soledad y oración forman parte también del ministerio de Jesús. También la oración está en la agenda de su actividad y de sus compromisos. Más aún: aquí es donde culmina su actividad a favor de la muchedumbre y de aquí arrancará de nuevo una actividad similar.

·        La oración es para Jesús (y así debe ser para el cristiano) culmen y fuente de acción. Es a la vez motivo de búsqueda

·        Todos te buscan. El que ora, el contemplativo, será siempre el hombre buscado. La gente sabe que ésta es una persona que puede ocuparse de sus cosas, precisamente porque se ocupa de las cosas de Dios.

P. Pedro Olalde.

4º Domingo ordinario (1 de febrero de 2015)

Mc 1,21-28

Llegaron a Cafarnaún y, cuando llegó el sábado, entró en la sinagoga y se puso a enseñar. La gente estaba admirada de su enseñanza, porque los enseñaba con autoridad, y no como los maestros de la ley. Había precisamente en la sinagoga un hombre con espíritu inmundo, que se puso a gritar: ¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? ¡Sé quien eres: el Santo de Dios! Jesús lo increpó diciendo: ¡Cállate y sal de ese hombre! El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un fuerte alarido, salió de él. Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros. ¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva llena de autoridad! ¡Manda incluso a los espíritus inmundos y éstos le obedecen! Pronto se extendió su fama por todas partes, en toda la región de Galilea.

1-   El asombro de su enseñanza.

·      Recorría Jesús los caminos de Galilea despertando en todas partes el entusiasmo. Era sin duda un nuevo profeta. Hablaba maravillosamente y encantaba escucharle. Hablaba de Dios, pero no atemorizaba. No era como en tiempo de Moisés, cuando el pueblo temblaba de miedo en su presencia: No quiero escuchar la voz del Señor. No quiero morir. A Cristo no se cansaban de escucharle. Era el profeta anunciado. No hablaba nunca de muerte, hablaba siempre de vida.

·      Hablaba de Dios. Hablaba del Reino de Dios. Sería un reino maravilloso, un millón de veces mejor que el de David. Sería un reino de paz y de justicia. Pero lo más bonito que decía era que ese reino estaba ya cerca, que en muchas cosas se notaba ya su presencia.

·    Cuando hablaba de Dios se sentía transformado. Hablaba de Él con mucha confianza, y lo llamaba Abba, Padre.

2-   En la sinagoga de Cafarnaún.

·   En la sinagoga de Cafarnaún Jesús, que no tenía estudios especiales de Sagrada Escritura, empezó a enseñar las Escrituras. Y hablaba de tal manera que en todos los corazones brotó la flor del asombro. Y es que no llevaba notas ni pergaminos, hablaba desde la fuente secreta de su corazón. Y hablaba con calor y convicción, con claridad y con verdad, con autoridad.

·      Y hablaba en positivo, sembrando la alegría y abriendo el corazón a la esperanza. No hacía una requisitoria de pecados ni hacía hincapié en el cumplimiento de las leyes y los ritos. No. Decía que Dios los bendecía y sonreía, que Dios vendría para curarnos y liberarnos. Es decir, les ponía en conexión directa con Dios. Pero un Dios que se compadece de sus hijos. Se establecía una corriente de comunicación y comunión con Dios. Era como si Dios mismo les estuviera hablando. Por eso sentían asombro y alegría.

·      Muchos entre la gente decían: Éste es sin duda el profeta. Otros decían: Éste es el Cristo (Jn 7,40-41). No hablaban de un profeta, sino del profeta, el nuevo Moisés, y más que Moisés (Jn  1,17.21). En cierta ocasión en que quisieron prender a Jesús, los guardias volvieron con las manos vacías, casi paralizadas, porque jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre (Jn 7,46).

3-   Los milagros de Jesús. El pasaje evangélico de hoy relata la curación de un hombre de un espíritu inmundo. Nosotros lo concebimos como un milagro.

·   Jesús aparece en los evangelios curando a ciegos y sordos, sanando a paralíticos y leprosos, resucitando a muertos, calmando tormentas con su palabra o caminando sobre las aguas como sobre tierra firme, multiplicando el pan sin que nadie se dé cuenta, convirtiendo el agua en vino, etc. etc.

·   Hace todavía no muchos años, los milagros tenían una función apologética de demostrar la misión divina de Jesús sobre la base de unas acciones milagrosas que superan las leyes naturales. Más tarde, se ha llegado a afirmar, en sentido opuesto al anterior, que Jesús no hizo ninguno de los milagros que le atribuyen los evangelios, sino que su persona es “el milagro”, milagro de un amor y un perdón inmerecidos; eso es lo que habrían querido mostrar tales “leyendas de milagros”. Pese a un núcleo de verdad, nos hallamos aquí ante el reverso de lo que antes se presentaba como imagen histórica de Jesús.

·  De este modo, se ha hecho de Jesús un taumaturgo en el que no podemos hallar ninguna salvación. Aun cuando Jesús  hubiese realizado históricamente todo eso al pie de la letra, ¿qué sentido tendría hoy para nosotros? Porque ya no se multiplica el pan ni resucitan los muertos ni nadie anda sobre las aguas. Jesús curó y ayudó a algunas personas de su tiempo. Pero ¿qué significa eso para la humanidad? ¿De qué le sirve a quien trabaja por el desarrollo en un país pobre que Jesús hiciera milagros en su tiempo? Aunque sea histórico que Jesús alimentó milagrosamente a unas 5.000 personas, ¿qué significa eso para los dos tercios de la humanidad que hoy padecen hambre? En realidad, podemos concluir que los contemporáneos de Jesús no pudieron entender por milagro lo mismo que nosotros. También el trueno y el relámpago eran entonces milagros divinos, mientras que nosotros les damos una explicación científica.

·   Pero el hecho de que sea precisamente Jesús quien realiza milagros causa admiración por la identidad de esa persona, cuyo origen todos conocen. Para tales personas, el problema no es el milagro, sino el encontrarse con los milagros de Jesús; ahí reside el verdadero desafío. Con este espíritu hay que leer los evangelios. En Jesús aparece históricamente algo singular, que sus enemigos atribuyen a causas diabólicas, y sus discípulos a una cercanía al núcleo más profundo de toda realidad: a Dios. Esto es lo que hay que interpretar: la realidad histórica de Jesús, que con su actuación extraordinaria pudo suscitar la alternativa extrema de esas dos interpretaciones: de Dios o del diablo. Tales juicios extremos no se emiten sobre cualquier hombre corriente; presuponen, en cualquier caso, un fenómeno extraordinario, percibido y reconocido como tal por todas las partes interesadas. En cierto sentido, puede ser verdadera la afirmación de que la ciencia moderna ha solucionado definitivamente el problema del milagro; pero esto no roza siquiera el fondo de la problemática neotestamentaria y parte, además, del falso presupuesto de que ya no cabe una visión extracientífica de la realidad. Por otra parte, no se tiene en cuenta que el NT narra los milagros con unas intenciones concretas como era habitual en la Antigüedad, por más que el NT presente características singulares. Sólo teniendo en cuenta estas intenciones del NT daremos al problema histórico su alcance real, pero dentro de sus límites.

·  Además, es más que evidente que el NT no contempla los milagros desde la perspectiva moderna de una ruptura de las leyes naturales (concepto totalmente ajeno al AT y al NT, donde las cosas son lo que son por la actividad divina, que crea de nuevo o “endurece los corazones”. Hay que verlos en la perspectiva del “poder del maligno” frente al “poder de Dios”. Por ello, los “exorcismos” y las curaciones de enfermos (“enfermedad” significa para la mentalidad judía “estar bajo el dominio del maligno”) tienen un papel muy central en los relatos de milagros de Jesús. El poder del bien, tal como se manifiesta en Jesús, libera al hombre de todos los tormentos diabólicos. Esta es la perspectiva antigua, neotestamentaria, que permite entender los llamados “signos y milagros” de Jesús; nadie piensa en una posible ruptura de la leyes naturales, ni Jesús ni los que presencian el acontecimiento con una actitud de adhesión o de rechazo. Ni los adversarios ni los amigos de Jesús discuten lo maravilloso que se manifiesta en Jesús, sino la interpretación última de lo que unos y otros perciben.

(Resumen de “JESÚS”, la historia de un viviente, Edward  Schillebeeckx, Editorial  Trotta, pág. 163-167).



 P. Pedro Olalde.