Real Congregación de Naturales y Originarios de las tres Provincias Vascongadas


En 1715 se reunió en Madrid un grupo de 124 vascongados que decidieron fundar una Congregación con fines benéficos bajo la advocación de San Ignacio de Loyola. El Consejo de Castilla aprobó las Constituciones en 1718 y desde entonces la Congregación, y a lo largo de más de 300 años de historia ha continuado con su misión.

La Congregación tiene como sede la Iglesia de San Ignacio de Loyola, de Madrid, donde realiza sus actividades. Este blog es un canal de información dirigido a todos sus miembros y personas interesadas en conocerla más de cerca.


(Para visualizar correctamente este blog se recomienda tener instalado el navegador Google Chrome).

________________________________________________________________________________________________________________________________________

13º Domingo ordinario (28 de junio de 2015)


1-   Cuando Jesús atravesó de nuevo al otro lado, una gran multitud se congregó adonde estaba él, y se quedó junto al mar. Llegó un jefe de sinagoga, de nombre Jairo, y al verlo cayó a sus pies, rogándole con insistencia: “Mi hija está en las últimas; ven a aplicarle las manos para que se salve y viva”. Y se fue con él. (Mc 5,21-24a).

·        Jesús está en situación de ruptura con la institución judía. La multitud, al acudir a él, muestra estar en desacuerdo con esa institución y no hacer caso de la excomunión pronunciada contra Jesús por los letrados de Jerusalén (3,22). Institución. La insistencia del texto en señalar la travesía (atravesó al otro lado) indica que esta multitud no puede ignorar que Jesús vuelve de territorio pagano donde ha mostrado el camino de la liberación a los oprimidos de aquella sociedad.

·        La gran multitud de oprimidos por el régimen judío va a ser representada en el relato por dos personajes: el 1º, la hija del jefe de sinagoga, figura del Israel sometido a la institución, cuya situación es extrema; el 2º, que aparece en el siguiente pasaje, la mujer con flujos, que es figura del Israel marginado por la institución.

·        Jairo expone a Jesús el motivo de su angustia, que explica su proceder: “Mi hijita está en las últimas”. Se halla en una situación extrema y es una hija única. Es evidente que ha utilizado ya todos los medios a su alcance para resolver la situación y que todos han fracasado. Al acudir al excomulgado Jesús, muestra Jairo hasta qué punto está dispuesto a saltarse los condicionamientos religiosos y sociales con tal de conseguir la salvación de la hija. Jesús no responde con palabras, sino con la acción: y se fue con él. Jesús no duda, está siempre dispuesto a “salvar una vida”.

 2-   Lo seguía una gran multitud que lo apretujaba. Una mujer que llevaba 12 años con un flujo de sangre y que había sufrido mucho por obra de muchos médicos y se había gastado todo lo que tenía sin aprovecharle nada, sino más bien poniéndose peor, como había oído hablar de Jesús, acercándose entre la multitud, le tocó por detrás el manto, porque ella se decía: “Si le toco aunque sea la ropa, me salvaré” (24b-28).

·        Aparecen 3 grupos: 1º, el de “los Doce” o Israel mesiánico (son los discípulos, 5,31), en cuanto son seguidores de Jesús procedentes del judaísmo, quienes no acaban de desprenderse de las categorías nacionalistas; 2º, una multitud judía que ve en Jesús una esperanza, pero en la línea de la reforma de las instituciones (5,21); 3º, un numeroso grupo de gentes “impura” (2,15; 3,32) marginada o excluida por la institución judía, que ha dado plena adhesión a Jesús , comprende su programa y lo sigue (5,24b).

·        La enfermedad de la mujer, además de atormentarla físicamente, la hacía legalmente impura y transmisora de impureza. La enfermedad representa la acusación que hacen los círculos rigoristas al pueblo no observante, manteniéndolo en situación permanente de marginación. El motivo de su discriminación es religioso: es la ley de Moisés la que impide su integración en la comunidad del pueblo escogido y los excluye de la salvación, pues la impureza no permite el acceso a Dios. El flujo de sangre simboliza la pérdida incontrolable de vida.

·        El conjunto de detalles que acumula Mc sobre la situación de la mujer describen su desengaño y fracaso. Lo ha probado todo y todo le ha salido mal; ya no le queda nada que perder. Ha oído hablar de Jesús y las noticias sobre él le ha llevado a decidirse a tocarle su manto, pues cree que de Jesús no puede salir más que vida. Para ello, la mujer ha tenido que emanciparse de la ley que le prohíbe tocar a nadie. Ha tenido que optar entre el amor a la vida y el respeto a la ley. Ha optado por la vida.

 3-   Inmediatamente se secó la fuente de su hemorragia, y notó en su cuerpo que estaba curada de aquel tormento. Jesús, dándose cuenta interiormente de la fuerza que había salido de él, se volvió inmediatamente entre la multitud, preguntando: ¿Quién me ha tocado la ropa? Los discípulos le contestaron: “Estás viendo que la multitud te apretuja ¿y sales preguntando “quién me ha tocado”? Él miraba a su alrededor para distinguir a la que había sido. La mujer, asustada y temblorosa por ser consciente de lo que le había ocurrido, se postró ante él y le confesó toda la verdad. Él le dijo: “Hija, tu fe te ha salvado. Márchate a la paz y sigue sana de tu tormento”. (29-34).

·        La eficacia de su acción es inmediata. El contacto con el manto de Jesús, es decir, su adhesión y confianza en él, rompiendo el muro de la Ley, la cura. Al desentenderse de la Ley, ha eliminado la causa de su mal. El término “tormento” ha aparecido en 3,10, referido a la opresión social que padecía la muchedumbre que acudía a Jesús. La curación de la mujer es efecto de la fuerza que sale de Jesús, es la vida de Dios mismo, su Espíritu, comunicado por Jesús, que lo tiene en plenitud (1,10).

·        El temor es la reacción típica en el judaísmo ante la manifestación divina; el Dios de Israel inspira temor. El agente de la curación ha sido la fe, que ha aparecido como la adhesión a Jesús. Antes, la curación se atribuía a la fuerza de Jesús; ahora, a la fe. La fuerza está disponible, pero solamente la fe/adhesión es capaz de abrirle un cauce. La salvación es obra de Dios con la colaboración del hombre.

 4-   Aún estaba hablando cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: “Tu hija ha muerto. ¿Para qué molestar ya al maestro?”Pero Jesús, sin hacer caso del mensaje que transmitían, le dijo al jefe de la sinagoga: “No temas; ten fe y basta”. No dejó que lo acompañara nadie más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a la casa del jefe de sinagoga y contempló el alboroto de los que lloraban gritando sin parar. Luego entró y les dijo: “¿Qué alboroto y qué llantos son éstos? La chiquilla no ha muerto, está durmiendo”. Ellos se reían de él (35-40a).

·        Con su exhortación a la fe muestra Jesús su amor a Israel y su deseo de salvarlo. La mujer tenía que superar el obstáculo de la Ley; el jefe de la sinagoga, el de la muerte. La fe consiste en la adhesión a Jesús y una confianza en él, que lo reconoce sin reservas como dador de vida.

·        Acompañan a Jesús a la casa de Jairo los tres discípulos especialmente refractarios al mensaje. Estos discípulos deben ser testigos de la muerte que produce la institución y de la potencia de la vida de Jesús. Esta casa es la del duelo. Para los que están allí produciendo el alboroto, la muerte es un hecho irreversible.

·        Al decir que “está durmiendo” quita Jesús a la muerte su carácter definitivo. Desde el momento en que él está presente, se produce un cambio: lo que antes se consideraba irreversible, deja de serlo, porque Jesús propone una alternativa que antes no existía y que permite superar esta muerte. “Ellos se reían de él”, es decir, no creían.

 5-   Lc 5,40b-43. “Muchacha, a ti te digo, levántate”. Las palabras de Jesús denotan su autoridad. El contacto físico (“cogió a la chiquilla de la mano”) transmite su fuerza. La niña debe levantarse por sí misma; se le ha comunicado una vida que la capacita para obrar por propia iniciativa. Ésta fue la petición de Jairo: para que se salve y viva; Jesús la ha realizado. Inmediatamente se puso en pie la muchacha y echó a andar. “Andar” es la demostración de la vida y la fuerza comunicadas.                  

Les advirtió que nadie se enterase. Si se entiende la narración al pie de la letra no tiene sentido esta advertencia, ya que no hubiera sido posible ocultar la presencia de la muchacha resucitada. Es una clave más que Mc señala al lector para que interprete simbólicamente el mensaje. Jesús es fuente de vida, porque nos asegura la vida definitiva en Dios.

P. Pedro Olalde.

12º Domingo ordinario (21 de junio de 2015)

 1-   Aquel mismo día, al caer la tarde, les dijo: Pasemos a la otra orilla (Mc 4,35-40).

·        La datación (“Aquel día”) establece una conexión entre la travesía del lago hacia el territorio pagano y la enseñanza anterior. En las parábolas del Reino ha expuesto Jesús la extensión de éste a toda la humanidad (4,26-32); el paso a tierra pagana no es más que la puesta en práctica de su programa universalista.

·        Este día o acontecimiento es para Marcos el de la muerte-exaltación de Jesús y hace ver que la misión entre los paganos, a la que Jesús invita (Pasemos a la otra orilla), es consecuencia de su muerte-exaltación y que se realizará después de ella. Esta indicación hace probable que este episodio refleje las condiciones en que se estaba realizando la misión en tiempos del evangelista.

·     Este versículo introductorio coloca la escena que sigue en la época posterior a la muerte de Jesús y bajo el signo de la incomprensión. Jesús invita a todos sus seguidores a emprender la misión entre los paganos, y la presenta como un éxodo fuera del exclusivismo judío, en el que la tierra prometida, el reino de Dios, ha de realizarse en el mundo entero.

2-   Dejando a la multitud, se lo llevaron mientras estaba en la barca, aunque otras barcas estaban con él (4,36).

·       El texto señala la presencia de dos grupos, uno situado en el mismo lugar que la multitud y otro que se encuentra en otras barcas. El 1º que acompañará a Jesús en la travesía es el grupo de los discípulos. Éstos, como la multitud, se habían quedado “en la tierra” (4,1), que significaba estar apegado al territorio de Israel, es decir, profesar los ideales del judaísmo, razón por la cual Jesús no pudo hablar a la multitud más que en parábolas.

·    El otro grupo que aparece es el de las barcas “que estaban con él”, expresión de Mc para designar la 1ª finalidad de la convocación de “los Doce” y que equivalía a prestar una adhesión incondicional a la persona y programa de Jesús. Los que están en las barcas cumplen ya esta condición, que aún no cumplen los discípulos. Están en barcas, como Jesús; no se han quedado “en la tierra”, es decir, han abandonado la ideología del judaísmo, que por un momento los había arrastrado (4,10). La explicación de Jesús (4,14-20) les ha abierto los ojos y, al contrario de los discípulos, han comprendido el secreto del RD. Han comprendido el universalismo del mensaje y están dispuestos a empezar la misión (barcas).

·   En este contexto, los discípulos “se llevan a Jesús”. Pretenden monopolizar la misión y enfocarla según las categorías judías que ellos profesan, manteniendo la prioridad y superioridad de Israel sobre los demás pueblos. Tratándose, como parece, de la misión pospascual, el episodio manifiesta que, en tiempos de Marcos, el grupo procedente del judaísmo (los Doce/los discípulos) emprendía la misión sin tener en cuenta los principios propuestos por Jesús y, al mismo tiempo, procuraba impedir que el grupo no israelita participase en ella.

3-   Entonces sobrevino un fuerte torbellino de viento; las olas se abalanzaban contra la barca, y ya la barca se iba llenando; él se había puesto en la popa, sobre el cabezal, a dormir. Lo despertaron y le dijeron: Maestro, ¿no te importa que perezcamos? (4,37-38).

·        A partir de este momento, el texto toma por trasfondo el episodio de Jonás en la nave (Jon 1). Este profeta, enviado a un pueblo pagano, rechazó el encargo divino y se produjo una tempestad que puso en peligro la vida de todos los tripulantes del barco. Jonás se echó a dormir en la bodega (1,5). En el relato de Mc, la culpa de la tempestad se atribuye a los discípulos; el sueño, a Jesús. Éste asume el papel de Dios, pues él calma la tempestad.

·        El programa de Jesús mira a la liberación y salvación de la humanidad; el de los discípulos, a la gloria de Israel. Jesús actúa movido por el Espíritu de Dios (1,9-11); ellos, por la ideología del judaísmo. A la acción de los discípulos sigue la tempestad y las olas hacen peligrar la barca. La intención es clara: la postura de los discípulos desencadena la tempestad. Sucede lo mismo que en la historia de Jonás, que fue quien provocó la tempestad. En Mc, es la resistencia de los discípulos al mensaje de Jesús la que provoca el fuerte torbellino de viento. Este representa, pues, el mal espíritu que mueve a los discípulos, cuya violencia provoca la amenazadora reacción del mar.

·    El hecho de que Jesús “duerma”, es decir, que no se deje sentir su presencia, es un nuevo indicio de que el episodio anticipa una praxis pospascual de misión; es como si estuviera muerto.

·    Ante la actitud de Jesús, los discípulos reaccionan exasperados despertándolo. Pretendían actuar sin él o contra él, pero ven que van a la ruina. Antes habían impedido su acción, ahora la desean. El reproche recuerda el que hicieron a Jonás; “El capitán se le acercó y le dijo: ¿Por qué duermes tú? Levántate e invoca a tu Dios, … (Jon 1,6).

4-   Una vez despierto, conminó al viento y se lo dijo al mar: “¡Silencio, estate callado!” Cesó el viento y sobrevino una gran calma. Él les dijo: ¿Por qué sois cobardes? ¿Aún no tenéis fe? (4,39-40).

·     Jesús da una orden al viento; su presencia acaba con la situación de hostilidad, porque hace callar al mal espíritu que la causaba. Alude a las dos escenas ocurridas en una sinagoga. Entonces, los fariseos no aceptaban el valor supremo del hombre, por encima de toda institución; tampoco para los discípulos es el hombre el valor supremo, sino Israel y su gloria. Con esto define Mc la índole de su mal espíritu.

·        El pasaje señala así el incumplimiento de las dos finalidades expuestas en la convocación de los Doce (3,4); por su falta de fe/adhesión, no “están con Jesús”, y por su cobardía para asumir la nueva identidad, fracasan cuando los “envía a predicar”. Se pone en evidencia la imposibilidad de ejercer la misión sin estar identificado con Jesús y con su mensaje.

·  El reproche extrañado de Jesús: “¿Aún no tenéis fe?”, intenta hacerles comprender lo equivocado de la actitud de los discípulos, que tienen motivos más que suficientes para confiar en Jesús, quien les ha demostrado su amor al llamarlos y al constituir con ellos el nuevo Israel.

P. Pedro Olalde.

11º Domingo ordinario (14 de junio de 2015)

 1-   Decía también: Sucede con el reino de Dios lo que con el grano que un hombre echa en la tierra.  Duerma o vele, de noche o de día, el grano germina y crece, sin que él sepa cómo (Mc 4,26-27).

·        Me siento feliz en este momento, pues tengo la posibilidad de conectarme contigo, Jesús. Es una oportunidad que muchos no la tienen, o porque no la estiman o no la han descubierto.

·        Me gusta, al hilo de este evangelio, abrir el cuenco de mi mano y depositar en él la semilla de un roble. Contemplo extasiado la pequeña simiente e imagino que corro veloz a enterrarla en la falda del monte.

·        ¿Qué habrá ocurrido cuando hayan pasado 50 años? Por la acción del agua, el sol, el viento y las heladas habrá surgido un enorme y vigoroso roble de 10 ó 20 toneladas. Vuelvo a mirar con ojos de admiración la semillita en mi mano y admiro sorprendido el gigantesco árbol que ha brotado.

·        Pero, ¿es que toda esa masa, toda esa vitalidad estaba encerrada en tan minúscula semilla, con capacidad de surgir de su interior tan ingente árbol? Es un auténtico milagro el que se realiza cuando un hombre deposita la simiente en la tierra. Duerma o vele, de noche o de día, el grano germina y crece, sin que él sepa cómo.

2-   Sucede con el reino de Dios…

·        Te felicito, Jesús, por tu genialidad al ocurrirte hablar del reino de Dios comparándolo con el grano que un hombre deposita en tierra.

·        ¿Qué ocurre en el corazón del hombre cuando éste se interesa por el reino de Dios y lo planta en su propio corazón? Duerma o vele, de noche o de día, el grano germina y crece, sin que él sepa cómo.

·        ¿Qué es lo que va aconteciendo en el corazón de esa persona? Al cabo de algún tiempo, un amigo se le acerca y le dice: Te veo diferente. ¿Es que estás haciendo algo especial? ¿Acaso tomas algunas vitaminas?

·        Muchas de las cosas a las que antes daba mucha importancia, ahora las tiene por prescindibles; otras que antes eran intrascendentes, ahora las considera de primer orden.

·        Hoy, 1 de octubre, es la fiesta de Santa Teresa del Niño Jesús. ¿Qué sucedió en el corazón de esta niña que a sus 14  años dijo a su padre que deseaba ingresar en el Carmelo de Lisieux? ¿De dónde le venían aquellos deseos de ser sacerdote, profeta, misionera y mártir? ¿Cómo pudo descubrir que el amor lo es todo, que abarca todos los tiempos y lugares, porque es eterno?

·        Ella misma descubrió la causa de su profunda transformación, similar a la de la semilla, al decir: ¡Oh Jesús, Amor mío, al fin he hallado mi vocación! ¡Mi vocación es el amor! Sí, he encontrado mi puesto en la Iglesia y ese puesto, Dios mío, eres Tú quien me lo ha dado…

·        Sí, lo que ocurre en el silencio de nuestro corazón, al dar nuestro consentimiento, es el desarrollo de nuestras potencialidades que todos poseemos, como don, como regalo del buen Dios, que desea que en nuestras vidas acontezca lo que sucede con la semilla del roble al echarla en tierra.

·        Gracias, mi Jesús, porque tomo conciencia del dinamismo que Dios ha puesto en mi interior y crece en mí el deseo de desarrollarme como un roble.

3-   Versos 28-29. La tierra da fruto por sí misma: primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga. Y cuando el fruto está a punto, en seguida se mete la hoz, porque ha llegado la siega.

·        He aquí, Jesús, en resumen, la maravilla del que acoge el RD en su corazón y deja que la semillita  crezca en su interior sin impedir su desarrollo.

·        Pero ¿es posible en estos tiempos, acoger con ilusión esta utopía del Reino? ¿Se puede hoy, hacer sitio en la agenda para interesarse y hacer crecer la simiente del RD en nuestro ser más hondo? ¿Quedan todavía en nuestro mundo moderno quienes toman en serio el Evangelio y su Reino?

·        Sí, todavía existen ese tipo de personas, que dan la máxima relevancia a vivir atentos a dar profundidad a su vida.

·        También en este siglo XXI me llega tu invitación, Jesús, a no identificarme con la tiranía del consumismo y con el ansia de poseer y disfrutar.

·        En lo más íntimo de mi ser intuyo la certeza de que soy el sonido de lo divino. Quiero dedicar tiempo al silencio, para poder escuchar esa palabra eterna que suena fuerte y clara en mí por debajo de toda agitación.

4-   Proseguía diciendo: ¿Con qué compararemos el reino de Dios? Sucede con él lo que con un grano de mostaza. Cuando se siembre en la tierra, es la más pequeña de todas las semillas. Pero, una vez sembrada, crece, se hace mayor que cualquier hortaliza y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra (30-32).

·        La mención de los pájaros que acampan a la sombra del árbol de mostaza alude claramente al pasaje bien conocido de Ez 17,22s, donde se describía la restauración de Israel: Esto dice el Señor: Cogeré una guía del cedro alto; del vástago cimero arrancaré un esqueje y yo lo plantaré en un monte elevado: lo plantaré en el monte encumbrado de Israel. Echaré raíces y llegará a ser un cedro magnífico; anidarán en él todos los pájaros…
.
·        La parábola evangélica rectifica en varios puntos la concepción de Ezequiel. El profeta concibe una restauración en continuidad con el pasado (esqueje del antiguo cedro). Jesús enseña lo contrario: no un esqueje, sino una semilla nueva, de la que nace un nuevo árbol. El RD no prolonga el pasado.

·        Ezequiel habla de un cedro alto y encumbrado que había que plantarse en lo alto del monte elevado de Israel. Jesús explica que el RD no procede de un árbol grande, nace de una semilla mínima; no será plantado en lo alto del monte encumbrado de Israel, sino “en la tierra”, en el mundo entero.

·        Las profecías, como la de Ezequiel, que describían un futuro glorioso para Israel, habían dado pie a una expectación mesiánica triunfal. Jesús deshace esta vana esperanza: el reino de Dios es algo nuevo, una comunidad humana de comienzos insignificantes y que, incluso en su máximo desarrollo, carecerá de esplendor mundano.

·        Es decir, el pueblo judío tiene que renunciar a su ambición de gloria nacional. Jesús iba a exponer a la multitud el punto más difícil de su mensaje, el aspecto social del RD, que contradice a todas las expectativas del judaísmo. Jesús no puede proponer abiertamente el contenido de la parábola, que habría provocado un rechazo definitivo de su persona y mensaje. La parábola lo insinúa, pero sin explicarlo.

P. Pedro Olalde.

Corpus (4 de junio de 2015)

1-   En su enseñanza también decía: Tener cuidado con los maestros de la ley, que gustan de pasearse lujosamente vestidos y de ser saludados por la calle. Buscan los puestos de honor en las sinagogas y los primeros lugares en los banquetes. Estos, que devoran los bienes de las viudas con el pretexto de largas oraciones, tendrán un juicio muy riguroso (Mc 12,38-40).

·      Hoy es el gran día de Corpus, de enorme arraigo en la tradición cristiana. Sin embargo, el texto evangélico de este día nos habla de una pobre viuda. ¿Tiene algo que ver el ejemplo de la pobre viuda con la solemnidad del día? Por cierto que sí.

·      De entrada, tú, Jesús,  criticas con crudeza la conducta de los letrados, que se sirven de su condición de maestros de la ley para recibir las muestras de aprecio de la gente y situarse por encima de ellos.

·      No se te escapa, Jesús, ninguna oportunidad para educar al pueblo, mostrándoles la cara negativa de sus señales de simpatía y adhesión incondicionales hacia los letrados, que así fomentan una vanidad insaciable.

·      Hoy, después de 2000 años, las situaciones son parecidas. No busque yo mi vana gloria de la gente a la que instruyo en tu Palabra. Yo deseo, Señor, referirte a ti las valoraciones de aprecio que puedan dirigirme los oyentes. Mi función se reduce a dar lo que he recibido prestado. Sería injusto atribuirme a mí lo que no es mío.

·      Ansían los primeros asientos en las sinagogas y de los primeros puestos en los banquetes. En la sinagoga, los letrados buscan notoriedad, ocupando los asientos de honor reservados a las personalidades. Así, todo el mundo puede verlos e identificarlos como maestros.

·      También en los banquetes procuran los maestros de la ley ocupar los puestos más cercanos a la presidencia. Es justo, maestro Jesús, todo lo contrario a lo que debe suceder entre tus seguidores: “el que quiera ser primero de todos que sea su esclavo” (10,44).

·      Afirmando su superioridad, los letrados crean la diferencia, muestran su poder sobre el pueblo y hacen de él un subordinado incapaz de decidir por sí mismo. Lo reduce a la sumisión, expresada en los signos de pleitesía.

·      Y devoran los bienes de las viudas. En el ámbito privado, los legistas, por sus conocimiento de las leyes se benefician de la gente inculta y menesterosa, como son las viudas, para explotarlas sin piedad.

·      Tú, Jesús, ayudas a la gente sencilla a abrir sus ojos para que no se dejen llevar por las apariencias ni se dobleguen ante los vanidosos. Deseas liberar al pueblo de la trampa religiosa que lo mantiene esclavo. No puedes aprobar esa forma de proceder tan injusta y te muestras duro a la hora de enjuiciar a los letrados, porque lo importante es el amor a Dios y al prójimo, no el ostentar una piedad que acaba en hipocresía.

2-   Jesús estaba sentado frente al lugar de las ofrendas, y observaba cómo la gente iba echando dinero en el cofre. Muchos ricos depositaban en cantidad. Pero llegó una viuda pobre, que echó dos monedas de muy poco valor (12,41-42).

·       La mención del tesoro pone en evidencia la dimensión económica del templo, con la que Jesús se había enfrentado expulsando a los mercaderes y compradores (11,15) como “una cueva de bandidos” (11.17). La preposición “enfrente” tiene, pues, un sentido hostil.

·       La gente, aunque había quedado impresionada por la enseñanza de Jesús en la que denunciaba la explotación que se realiza en el templo (11,17-18), y a pesar de ser víctima de ella, sigue apoyándolo económicamente con sus donativos voluntarios. El halo religioso de que la institución  se rodea tiene más fuerza que la denuncia de Jesús.

·       Un grupo numeroso, los ricos, contribuyen al templo con grandes sumas de dinero (echaban en cantidad); su generosidad pone de manifiesto que sostienen con gusto la institución religiosa que no les echa en cara su riqueza. Lo que critica Jesús es que, detrás de todo, en el templo existe un lucrativo negocio que explota al pueblo con el tráfico sagrado.

3-   Jesús llamó entonces a sus discípulos y les dijo: Os aseguro que esa viuda pobre ha echado en el cofre más que todos los demás (12,43).

·       La pobreza de esta viuda es el contrapunto de la riqueza de los adinerados. Llega ahora al recinto sacro una pobre viuda que no ha escuchado la enseñanza de Jesús. Su contribución es insignificante (2 leptos). En su penuria manifiesta su amor incondicional a Dios y su total confianza en él.

·       El evangelista recalca el escaso valor de la ofrenda de la viuda, afirmando que era lo equivalente a un cuadrante. Y Jesús quiere hacerles ver a sus oyentes, que lo valioso no es la esplendidez del templo ni lo que se hace en él, sino la actitud con la que uno se relaciona con Dios.

4-   Pues todos han echado de lo que les sobraba; ella, en cambio, ha echado de lo que necesitaba, todo lo que tenía para vivir (12,44).

·       La unicidad de la viuda se contrapone a los muchos ricos y a la multitud en general. Ella representa al verdadero Israel, fiel a Dios, antítesis de los dirigentes, infieles a Dios por su afán de poder y de dominio.

·       Es figura del pueblo que realmente cree en Dios y se entrega a él. Hace su donativo al templo pensando que allí está Dios, aunque se engaña: allí solo importa el dinero. Le han quitado a su Dios, porque el templo, que debía haber sido la casa de Dios, es una cueva de bandidos (11,17).

 ·      Por otra parte, la viuda es el exponente de hasta dónde llega la explotación a que el templo somete a los fieles. La institución religiosa no tiene escrúpulo en arrebatar a los más débiles, incluso la vida.

·       Jesús no exhorta a los discípulos a seguir el ejemplo de la viuda: ésta es el prototipo del Israel fiel, no del seguidor de Jesús. Pero quiere que rectifiquen sus criterios, dándose cuenta de dónde está el Israel que vale a los ojos de Dios, y hasta dónde llega la maldad del sistema. La viuda, no el esplendor del templo ni la riqueza del tesoro, es la gloria de Israel.

·       La bondad de esta pobre viuda y su desprendimiento tienen mucho que ver con el Corpus, la celebración del amor fraterno, manifestado en el sacramento de la Eucaristía, haciendo memoria de la entrega total de Jesús.


P. Pedro Olalde.

Santísima Trinidad (1 de junio de 2015)

Mt 28,16-20

6ª clave: proclama tu homilía con gran fuerza y convicción como si de ello dependiera tu vida.

Los once discípulos fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había citado. Al verlo, lo adoraron; ellos que habían dudado. Jesús se acercó  y se dirigió a ellos con estas palabras: Dios me ha dado autoridad plena sobre cielo y tierra. Poneos, pues, en camino, haced discípulos a todos los pueblos y bautizadlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de este mundo.

A la mayor parte de los creyentes, la Trinidad no les dice nada. Y, sin embargo, la Trinidad es la característica más distintiva del cristianismo. Cambiamos una imagen de un DIOS SOLITARIO por la de un DIOS FAMILIA.

1-    Al principio está la experiencia. La Trinidad surgió de la misma vida de los cristianos. Los primeros cristianos eran bautizados. En las catequesis bautismales era recordado Jesús en el Jordán y veían a Jesús dirigiéndose a Dios, ser llamado él Hijo muy querido y al Espíritu siendo la fuerza y el impulso que le movía. Así, estos cristianos comenzaron a percibir que su fe cristiana giraba en torno a tres nombres: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

·        En Mt 28,19, ya tenemos la fórmula bautismal: “…bautizándolos en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, donde se pone en el mismo plano a las tres instancias que ostentan el nombre único de Dios.

·        En el fondo había una experiencia que podemos traducir así: la convicción de que este mundo había surgido de Dios creador, y este se nos había acercado de modo insuperable en Jesús y vivía en nosotros como nuestro guía y nuestra fuerza, el Espíritu Santo.

·        La experiencia pascual. Tras la muerte de Jesús, los discípulos llegan a la afirmación extraordinaria de que Jesús vive, ha sido resucitado por el Padre, ha sido elevado y está a su diestra (Hch 2,32ss). Poco a poco se fue viendo en la intimidad y cercanía de Dios con Jesús un signo del carácter divino de Jesús. Jesús estaba en la órbita divina, era el “Verbo encarnado”. Comprendieron que Jesucristo tenía que ser desde el principio de su misión lo que se manifiesta al final. 

+ Junto a la experiencia de que Jesús vive en Dios, con él, estuvo la de no sentirse solos: “Estaré con vosotros y os enviaré el Espíritu de la verdad” (Jn 14,17s). Luego vendrá la oración, la experiencia interior, de que el Espíritu está y mora en nosotros. 

+ Una vez que se acepta que el Hijo es un ser divino, distinto del Padre, y que sienten su acompañamiento a través de su Espíritu, que también lo es del Padre, surge la pregunta: ¿Quién es este Dios?                   

+ Por una parte seguían con la idea bíblica de un DIOS SOLO. Por otra tenían la experiencia de experimentarlo en “TRES FORMAS DE SER”.                                     

+ Esta forma de ver y experimentar a Dios es más original y específica cristiana que la sola creencia en Dios. Expresa un profundo dinamismo unitario: A DIOS PADRE POR SU HIJO EN EL ESPÍRITU.

2-    Encarnación y Trinidad. La encarnación quiere decir que Dios se hace hombre, que el Hijo de Dios se hace carne. Ahora bien, ¿por qué? No por necesidad de Dios, sino por puro deseo o amor de Dios. Y ¿cuál puede ser ese deseo o  amor? San Ireneo de Lyon, a finales del siglo II, ya dijo de un modo atrevido y sorprendente: “El Hijo de Dios se hizo hombre para acostumbrar al Espíritu de Dios a habitar en el hombre”.

·        La encarnación tiene que ver con la Trinidad. Toda la Trinidad viene al hombre. Cuando decimos que “Dios se ha hecho hombre”, estamos diciendo algo muy importante de Dios mismo. Dios viene a nosotros en el mundo y en la historia. Expresa la solidaridad de la divinidad entera con la humanidad entera. El Padre-Madre, al enviar o imprimir su Palabra en la carne nacida de María, viene a habitar entre nosotros, en uno de nosotros. Se ha hecho uno cualquiera, un “esclavo”, como dice Pablo, para hermanarnos a todos. Y este Dios con nosotros no nos deja solos, sino que se queda a habitar en nosotros mediante su Espíritu, que es Espíritu de Dios y del hombre. Así se cumple la experiencia que nos transmite Juan (14,3.23): “Vendremos a vosotros y habitaremos en vosotros”.

·        Una forma sencilla, profunda y evangélica de ver la Trinidad es usar la fórmula sugerida ya en los evangelios: Dios con nosotros (Emmanuel) es el Hijo; Dios en nosotros, el Espíritu; y Dios más allá de nosotros, sobre todo lo existente, es el Padre-Madre.

        3-  Esta Trinidad, en el colmo de su amor, quiso comunicarse con el hombre

·       Dios es el amor libre que quiere COMUNICARSE “hacia fuera”, a lo no divino. Y por eso, Él ha creado el mundo como destinatario de la donación de sí mismo. Así, la autocomunicación de Dios no se convierte en derecho de la criatura finita, sino que permanece siempre libre gracia del amor divino. Dios crea “lo exterior” para comunicar “el interior” de su amor.

·       Dios crea al mundo no sólo como algo distinto de Él, sino como aquello a lo que libremente quiere comunicarse y se comunica, de modo que Dios mismo sale de sí, y el mundo es asumido en la propia vida de Dios, en un proceso que sólo acabará con la comunicación de los tiempos.

·       Dios no sólo ha creado el mundo, sino que ha descendido personalmente y para siempre al mundo con su Palabra eterna. Porque Dios, en su descenso personal, se ha perdido en su creación para nunca ya retirarse de ella, por eso podemos encontrarle de hecho. (Karl Rahner. “Dios amor que desciende”).

P. Pedro Olalde.