1-
Lo seguía
mucha gente, porque veían los signos que hacía con los enfermos (Jn 6,2).
· Participo, Jesús, en esta escena, introduciéndome muy
dentro de ella. Me sumo a la muchedumbre que te sigue, porque se sienten
débiles y en ti ven al fuerte. El gentío percibe que das vida a los
menesterosos y se llenan de esperanza de que tú les puedas liberar de su
pobreza humana y hacer su vida más plena.
·
Me sumerjo entre el tumulto de la gente, alzo la vista
y te veo a ti, Jesús, al frente de todo este gentío que, desde la patria de la
miseria, peregrinan al país de la plenitud, donde moras tú.
· Yo también necesito, Mi Señor, liberarme de las
angustias y opresiones que merman mis fuerzas, para hacer mi andadura hacia la
Tierra de Promisión.
2-
Jesús subió a
un monte y se sentó allí con sus discípulos. Estaba próxima la fiesta judía de
la pascua (6,3-4).
· En tu ascensión al monte, Caminante Infatigable, yo
también hago camino contigo. Vas al lugar de la manifestación de la gloria y el
amor del Padre. Deseo experimentar el amor del Señor, manifestado en ti, Jesús.
· ¡Qué bueno, Jesús, que mi vida sea una subida continua
a la esfera divina, de la que es imagen el monte! En esa esfera divina te
quedas sentado, es decir, permanentemente. Eres el lugar donde la gloria de
Dios se localiza y se contagia.
· Los discípulos te siguen. Yo también camino con ellos.
Todos vamos a la esfera de Dios, que está siempre abierta.
· Estaba próxima la fiesta judía de la pascua, en que se
recordaba la liberación de los esclavos hebreos en Egipto. Jesús, no era tu
fiesta, pues la veías adulterada por los intereses egoístas de los líderes
religiosos. Tu afán era hacer libres a tus seguidores de la opresión que
suponía estar bajo el yugo nacionalista judío.
· Te doy mi plena adhesión. Quiero participar de tus
sentimientos y actitudes. No deseo dejarme arrastrar por los bienes mezquinos y
personales diferentes a los tuyos, Jesús.
3- Jesús levantó
los ojos y, al ver que mucha gente se le acercaba, se dirigió a Felipe: “¿Con
qué podríamos comprar pan para que coman éstos?” Felipe le contestó: “Medio año
de jornal no bastaría para que a cada uno le tocase un pedazo”. Uno de los
discípulos, Andrés, le dice: “Hay aquí un chiquillo que tiene 5 panes de cebada
y dos pescados; pero ¿qué es eso para tantos?” (6,5-9).
· Te veo, Maestro Jesús, alzando los ojos para darte
cuenta de las penurias del pueblo; por eso enfrentas a Felipe y, con él, a la
comunidad, con la realidad que tiene delante: existe una multitud que se ha
sumado al éxodo iniciado por él, pues desean verse libres de la opresión. Se
plantea como problema la subsistencia de esas personas, que no pueden
bastarse por sí mismas, y prueba a
Felipe: ¿Con qué podríamos comprar pan…?
· El tema del dinero ha aparecido ya en el evangelio. El
culto al dinero había desplazado a Dios del templo. El dios de la institución
religiosa es el tesoro (8,19-20). Éste se ha convertido en espacio de muerte y
mentira (8,44), y a eso se debe el éxodo de Jesús. Quiere ver si entienden la
liberación que él trae, si comprenden la ley del amor y la ruptura que supone
su llamamiento.
· Felipe, que no
ve más horizonte, confiesa su impotencia; no se puede hacer nada. Para Felipe,
el éxodo fracasa. Andrés vislumbra una solución distinta del comprar. Hay un
chiquillo con 5 panes y 2 peces; pero el resultado es descorazonador: ¿Qué es esto para tantos? El chiquillo
representa al grupo de los discípulos que está con Jesús, en su condición de
pobreza. Como chiquillo designa también a un criadito, es posible que designe a
la comunidad en cuanto servidora de la multitud.
4- Jesús les
dijo: “Haced que esos hombres se recuesten”. Había mucha hierba en el lugar. Se
recostaron aquellos hombres, adultos, que eran unos 5.000. Jesús tomó los
panes, pronunció la acción de gracias y se puso a repartirlos a los que estaban
recostados, y pescado igual, todo lo que querían (6,10-11).
· Jesús encarga a los discípulos de la tarea. Comer
recostado era propio de hombres libres; particularmente en la cena pascual, se
veía en ello el paso de la esclavitud a la libertad. En el éxodo/pascua de
Jesús, la muchedumbre de los oprimidos ha de cambiar de condición.
· Cinco mil es cifra
que aparece en un episodio de panes en todos los evangelios y también en Hch
4,4. Siempre se usa en referencia a hombres
adultos, mostrando así su extraordinaria importancia simbólica. El número cincuenta (múltiplo del cual es 5000) se
ponía en relación con el Espíritu de Dios. De hecho, en 1Re 18,4.13 (ciclo de
Elías) y 2Re 2,7 (ciclo de Eliseo, al que alude este episodio); los profetas aparecen
en grupos de 50 con la especificación “hombres” (varones adultos). La cifra
designa a la comunidad mesiánica como profética, en cuanto comunidad del
Espíritu. Jesús quiere crear alrededor de él una comunidad del Espíritu, figura
de su futuro pueblo mesiánico.
· Dar gracias a
Dios es reconocer que algo que se posee es don recibido de
él. Al reconocer su último origen en Dios, como don suyo, se desvinculan de su
posesor humano, el niño-grupo de discípulos, para hacerse propiedad de todos,
como la creación misma. La señal que da Jesús o el prodigio que cumple,
consiste en liberar la creación del acaparamiento egoísta que la esteriliza. La
maravilla de Dios es la naturaleza creada. El milagro es el amor, por parte de
Dios y por parte de los hombres: dar todo sin reservarse nada. Así el hombre
multiplica el acto creador.
5-
Jn 6,12-15. Recogieron
hasta 12 cestos. Los discípulos recogen lo que ha sobrado. El número 12
es una alusión a Israel (12 tribus); compartiendo, puede satisfacerse el hambre
de la nación entera.
· Los hombres que han visto el signo, llegan a una
conclusión: Jesús es el profeta que tenía
que venir al mundo. Se alude al Dt 18,15.18, donde dice Moisés: “Un profeta
de los tuyos, de tus hermanos, como yo, te suscitará el Señor, tu Dios; a él le
escucharéis”. La idea que se hacen de
Jesús es la de un personaje perteneciente a la antigua alianza. No ven el
cambio de época. Jesús, que anuncia el nuevo éxodo, viene puesto en la línea de
Eliseo, aunque más potente, por haber satisfecho el hambre de una multitud
mucho mayor.
· Ellos quieren
llevárselo por la fuerza para hacerlo rey. Pretenden cambiar su programa mesiánico,
constituirlo en señor, conferirle el poder que él rechaza. Él pretendía hacer
al pueblo libre (6,10), ellos quieren renunciar a su propia libertad. Jesús les
pide generosidad y amor, ellos prefieren rendir obediencia. Jesús ha querido
asociarlos a su obra; ellos intentan descargar en un jefe la propia
responsabilidad.
P. Pedro Olalde.