Real Congregación de Naturales y Originarios de las tres Provincias Vascongadas


En 1715 se reunió en Madrid un grupo de 124 vascongados que decidieron fundar una Congregación con fines benéficos bajo la advocación de San Ignacio de Loyola. El Consejo de Castilla aprobó las Constituciones en 1718 y desde entonces la Congregación, y a lo largo de más de 300 años de historia ha continuado con su misión.

La Congregación tiene como sede la Iglesia de San Ignacio de Loyola, de Madrid, donde realiza sus actividades. Este blog es un canal de información dirigido a todos sus miembros y personas interesadas en conocerla más de cerca.


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22º Domingo ordinario (30 de agosto de 2015)

Mc 7,1-8a.14-15.21-23

 1-    Marcos 7,1-4. Los fariseos y algunos maestros de la ley procedentes de Jerusalén se acercaron a Jesús y observaron que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavárselas. Es de saber que los fariseos y los judíos en general no comen sin antes haberse lavado las manos meticulosamente, aferrándose a la tradición de sus antepasados; y al volver de la plaza, si no se lavan, no comen; y observan por tradición otras muchas costumbres, como la purificación de vasos, jarros y bandejas.

·         Es la 2ª vez que aparecen los letrados llegados de Jerusalén (3,22): el centro de la institución judía, que no pierde de vista a Jesús, está alarmado por su reciente actividad con el pueblo, expresada sobre todo en el episodio de los panes (6,34-46). Posiblemente, a petición de los fariseos de Galilea, el centro manda una delegación cualificada, capaz de dar un juicio autorizado sobre esa actividad.

·         Estos fariseos y letrados se fijan que algunos discípulos de Jesús comían los panes con manos profanas, es decir, sin lavárselas antes. Para ellos, los judíos que no observaban la ley eran considerados profanos, como si no formaran parte del pueblo santo de Israel.

·         A raíz del episodio de los panes, esos discípulos han sacado una conclusión: todo el pueblo que está en la esfera de Dios, es pueblo santo. No reconocen un ámbito profano dentro del pueblo. No admitían dentro del pueblo de Israel la discriminación religiosa  practicada por los fariseos. Esto es lo que alarma a los fariseos y letrados: está en juego su concepción de la sacralidad del pueblo, que para ellos depende de la observancia de los preceptos legales.

·         La práctica ritual de purificación es común a los fariseos y, según Marcos, la practican los judíos de todo el mundo. Esta costumbre tiene  un fundamento teológico: el contacto con las cosas de la vida ordinaria separa de Dios. Y esta práctica pertenece a la tradición oral, pues ha sido transmitida por los “mayores”.

·         Para Juan Bautista, lo que hacía santo al pueblo de Israel era la ruptura con la injusticia; bautizaba a las personas, como señal de un cambio de vida. Para los fariseos, su permanencia en el pueblo santo depende de ciertos ritos purificatorios de cosas y objetos, como si el mal estuviera fuera y no dentro de la persona

 2-    Marcos 7,5-8. Le preguntaron entonces los fariseos y los letrados: ¿Por qué razón no siguen tus discípulos la tradición de los mayores, sino que comen ese pan con manos profanas? Dejáis el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.

·         Al comer el pan con manos profanas, los discípulos manifiestan no creer que el trato con personas o el contacto con objetos sea causa de impureza. Para los fariseos y letrados esto es motivo de gran escándalo, pues invalida, según ellos, el principio de que la observancia de la ley escrita y oral (tradiciones) es condición para pertenecer al pueblo santo.

·         Jesús responde a la pregunta de fariseos y letrados con una fuerte invectiva. El texto de Isaías que cita, opone los labios, las  palabras, la exterioridad, al corazón, la adhesión interior. Los fariseos y letrados hablan siempre de fidelidad a Dios, pero su actitud interior, que desprecia a los que no siguen su interpretación de la ley y que evita el contacto con la mayor parte del pueblo y con los paganos, no puede ser más opuesta (lejos de mí) a la idea de Dios, rico en misericordia y al mandamiento amarás a tu prójimo como a ti mismo (Lc 19,18).

 3-    Marcos 7,14-15. Y convocando a la multitud les dijo: ¡Escuchadme todos y entended! No hay nada que desde fuera del hombre entre en él y pueda hacerlo profano; no, lo que sale del hombre es lo que hace profano al hombre.

·         Jesús se dirige a la multitud de seguidores  no procedentes del judaísmo y a los discípulos, para pronunciar un principio válido para todos los hombres, judíos o no. No usará los términos puro/impuro, de implicaciones rituales, sino la distinción religiosa universal profano/sacro.

·         Lo profano es lo que está fuera del ámbito de lo divino, lo que está lejos de Dios, aquello por lo que él no se interesa. Para los fariseos, estaban lejos de Dios y fuera de su ámbito, todos los que no pertenecían a Israel, el pueblo santo o consagrado, en particular los paganos y los que, dentro de Israel, no se mantenían en el favor divino mediante la estricta observancia de la ley.

 4-    Marcos 7,21-23. Y añadió: Lo que sale del interior del hombre, eso hace profano al hombre; porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las malas ideas: libertinajes, robos, homicidios, adulterios, codicias, maldades, engaño, desenfreno, envidia, difamación, arrogancia, desatino. Todas esas cosas malas salen de dentro y hacen profano al hombre.

·         Según estos dichos de Jesús, las distinciones entre puro/impuro o profano/sacro no proceden de Dios; la impureza o profanidad nace de la mala relación con los demás hombres. Dios no ha creado esas distinciones, es el hombre el que las causa con su conducta. Lo que aleja de Dios es hacerse daño a uno mismo o hacerlo a otros.

·         Libera así Jesús de los preceptos esclavizantes de la antigua ley, pone como criterio de la cercanía a Dios el amor al prójimo y derriba la barrera entre judíos y paganos, condición para la creación de una humanidad nueva y fraterna.

 5-    Adenda. Quienes elevan  lo secundario (purificaciones de manos y platos) a la categoría de lo importante (pureza de corazón) es víctima de un gran engaño: huye de lo costoso para abrazarse con lo fácil.

 P. Pedro Olalde.

21º Domingo ordinario (23 de agosto de 2015)

Jn 6,60-69

    1-    Efesios 5,21-32. Entresacamos solo la frase polémica siguiente: Como la Iglesia está sumisa a Cristo, así también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo (5,24).

·        En la época machista de hace 2000 años, esta doctrina se aceptaba con toda normalidad, cosa muy diferente de lo que acontece hoy, en que existe una gran sensibilidad sobre la igual del hombre y la mujer.

·        Es, pues, una frase a evitar. San Pablo hace la apología de la igualdad en Gálatas 3,28: Ya no hay distinción entre judío o no judío, entre esclavo o libre, entre varón o mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.

·        Pienso que haríamos bien en no elevar este tipo de sentencias a la categoría de Palabra de Dios. Se cree que la autoría de la carta a los Efesios no es de San Pablo.

·        La existencia de este tipo de enseñanza nos muestra que en la Escritura, junto a la auténtica Palabra de Dios, existe otra que es producto de la cultura de la época, y que hoy es mejor no proclamarla. No sirve para nada; sólo, tal vez, para poner malhumoradas a las mujeres sensibles al tema.

·        Desde la década de los 70, en que se hizo la ordenación de las lecturas en la liturgia, ha servido de mucha ayuda para la buena comprensión de la Palabra de Dios. Con todo, sería necesario hacer unos retoques, como el que hoy señalamos, para completar la renovación litúrgica promovida por el  Concilio Vaticano II.

    2-    Juan 6,60-62.  Muchos de sus discípulos, al oír a Jesús, dijeron: Esta doctrina es inadmisible. ¿Quién puede aceptarla? Jesús, sabiendo que sus discípulos criticaban su enseñanza, les preguntó: ¿Os resulta difícil aceptar esto? ¿Qué ocurriría si vieseis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?

·        Con el texto de hoy, terminamos el capítulo 6º de Juan. Llegamos, pues, a la parte conclusiva. Jesús trata de ayudar a los oyentes para que se pronuncien por la aceptación o el rechazo.

·        A juzgar por el texto, todos los síntomas apuntan en la dirección de que el entusiasmo de la gente por Jesús fue disminuyéndose y muchos no veían en él el futuro Mesías.

·        La imagen que Jesús daba de estar dispuesto a ir a Jerusalén para entregar su vida, no coincidía con la que tenían muchos discípulos del Mesías glorioso y triunfal, contra los enemigos políticos del pueblo de Dios.

·        La alusión del verso 62 a su Glorificación, tras su muerte, no entra en los esquemas que aquella gente tiene del futuro Mesías, y no le aceptan a Jesús. No entienden que la gloria del Mesías tenga que pasar por su muerte, aunque sea la expresión de su amor.

    3-    Juan 6,63-64. El Espíritu es quien da la vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Pero algunos de vosotros no creen. Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién lo iba a entregar.

·        Jesús explica su postura, contraria a la de muchos oyentes.  El Espíritu es el motor del amor, que procede del Padre, y es Dios mismo (4,24: Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad).

·        El plan que Jesús propone para la nueva comunidad es la identificación con su muerte, como expresión de amor, única fuerza y agente de vida (Espíritu).

·        A los que no aceptan la doctrina de Jesús, les parece un disparate el don de sí hasta la muerte, como les anuncia Jesús. Entienden las señales de poder, no las del amor. Jesús rechaza en absoluto esta concepción. La salvación que él trae se basa en la vida nueva que él comunica con el Espíritu.

    4-    Juan 6,65-66. Y añadió: Por eso os dije que nadie puede aceptarme, si el Padre no se lo concede. Desde entonces, muchos de sus discípulos se  retiraron y ya no iban con él.

·        En esta alternativa entre el espíritu y la carne, muchos de sus discípulos optan por la carne; por eso se ven forzados a abandonar a Jesús, cuya doctrina la han entendido bien: el dinamismo del Espíritu y del amor le impulsaba a Jesús a entregar su vida.

·        Toda persona cuenta con la ayuda del Padre para parecerse a Jesús, dando su propia vida, pero antes, ha de dar su sí para recorrer el mismo camino del viacrucis de Jesús.

    5-    Juan 6,67-69. Jesús preguntó a los doce: ¿También vosotros queréis marcharos? Simón Pedro le contestó: Señor, ¿a quién iríamos? Tus palabras dan vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que tú eres el santo de Dios.

·        Jesús no cede ni un ápice su doctrina. Sería ir contra la verdad. Y se dirige a los doce para ver cuál es su postura.

·        Contesta Pedro en nombre de los doce, adhiriéndose a la postura de Jesús. No ve ninguna perspectiva de futuro fuera de las enseñanzas de su maestro. Al mismo tiempo, Pedro acepta como laudable la doctrina de la comunidad carismática de Juan, que coincide con la de Jesús.


    6-    Reflexión. Muchos puntos tiene que avanzar el ser humano de hoy, para poder asumir la doctrina del seguimiento de Jesús. No es cuestión solo de ofrecer a los creyentes unas liturgias atractivas cada fin de semana. El contenido de la doctrina de Jesús es de mucha exigencia: estar dispuesto a entregar la vida por fidelidad al Espíritu de Dios. Es cierto, que a muchos de nosotros no se nos exigirá una muerte en cruz como a Jesús, pero vivir este espíritu de entrega puede ser la explicación de por qué el cristianismo profundo, bien vivido, será siempre de minorías.

P. Pedro Olalde.

Asunción de María (15 de agosto de 2015)

Lc 1,39-45

UNO

Con gran devoción me dispongo a adentrarme en el misterio de la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los cielos. Encontrándome, en pleno agosto, en la tierra que me vio nacer, decido ese día 15 ascender en peregrinación al monasterio mariano de nuestra Señora de Aránzazu.

Apenas había empezado a clarear el día, cuando abandono el hogar rumbo al monte donde está enclavado el santuario. Las campanas de la vecina iglesia de Bidaurreta convocaban a su comunidad al rezo de Laudes. Con paso firme avanzo en la subida de las primeras rampas onduladas. Reina un denso silencio por donde paso. Pronto, mi mente se transporta hasta el mismo cielo, en el gran día de la glorificación de la Madre de Dios. También ella participa como su hijo Jesús de la gloria de la resurrección. Y le doy mis parabienes a mi Madre del cielo con mi humilde cantar:
Recibe, María / mi salutación / Albricias, por siempre / y gloria y honor. AVE…

DOS

Me siento unida a María, mientras mis pies avanzan infatigablemente, con mi pensamiento en la gloria de la Madre, que allá en el seno de Dios, hoy es festejada con toda clase de bendiciones. Revivo en ese momento lo visto en otro monasterio, donde religiosas y fieles se postran por grupos a los pies de la divina Pastora. Bendíceme, Madre, le digo, que mi fe en tu hijo Jesús sea grande como fue la tuya. No dejes que el desaliento y la rutina se apoderen de mis estancias interiores.

Madre, prosigo luego, que mi fervor y devoción marianos despierten en mí vivos deseos y sentimientos de agradarte en todo, de avanzar en la vida cristiana de amor y solidaridad hacia los más empobrecidos de la tierra.

TRES

Sin apenas darme cuenta he ido paso a paso aproximándome al término de mi peregrinación. De un momento a otro divisaré la silueta de las torres de la iglesia. Con religiosa veneración entono otro verso, dando gracias a Dios por el don de la fe, por haber conocido a Jesús y a su Madre, por haber gozado del inmenso amor del Padre Dios.

A Dios demos gracias / oh, Madre María / por tantos favores / que recibo al día. AVE…
Ya me encuentro ante la fachada del santuario y entro en él. Faltan cinco minutos para las diez, y en breve tendrá lugar la celebración de la eucaristía.

CUATRO

El órgano, que suena vibrante, después de unos compases propios de las grandes solemnidades, entona el Avemaría de Fátima. Una voz de contralto proclama con nítida voz:

Hoy sube a los cielos / la Virgen María / para ser por siempre / dichosa y bendita. AVE…

Me uno a la fe de los peregrinos presentes, llegados de diversas partes de la provincia. Algunos de ellos están pasando una temporada en los hoteles del lugar. Otros sólo vienen a pasar el día, con la subida al monte Aitzgorri incluida.

CINCO

A continuación, se proclama el evangelio de Lucas 1,39-45, donde Isabel dirigiéndose a su prima María le felicita con estas palabras: Bendita tú entre las mujeres y bendito  es el fruto de tu vientre. Yo también te aclamo con Isabel, le digo a mi Madre, dichosa entre las mujeres, por tu sí al plan de Dios, manifestado por el ángel.

Te declaro a voz en cuello bienaventurada por el fruto de tu vientre, Jesús, el Hijo de Dios, el Emmanuel, Dios con nosotros, encarnado para mostrarnos el camino al Padre Dios. Por eso, me uno a tu acción de gracias, con este cantar:

A ti te proclamo / dichosa eres, Madre / Mi enhorabuena / por tu sí al Padre. AVE…

SEIS

La eucaristía va avanzando. Cuando llega el momento de la Comunión, avanzo por el corredor central al abrazo de Cristo Jesús, hoy abrazo compartido con la Virgen. María recibe primero la felicitación de su hijo Jesús, después la mía. Me siento feliz en comunión con Jesús y María, con la santa Trinidad y con todo el cielo y la tierra.

Bienaventurada eres, María, le digo a mi Madre, por poder gozar  del infinito amor de Dios por toda la eternidad. Finalmente, el órgano con toda la trompetería, entona, por última vez, el Ave mariano:
A ti bendecimos / y glorificamos / a ti, Padre eterno / por siempre alabamos. AVE…


P. Pedro Olalde.

19º Domingo ordinario (9 de agosto de 2015)

Jn 6,41-51

Los judíos comenzaron a murmurar de él, porque había dicho: Yo soy el pan que ha bajado del cielo. Decían: Este es Jesús, el hijo de José. Conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo se atreve a decir que ha bajado del cielo? Jesús replicó: No sigáis murmurando. Nadie puede aceptarme, si el Padre, que me envió, no se lo concede; y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Y serán todos instruidos por Dios. Todo el que escucha al Padre y recibe su enseñanza, me acepta a mí. Esto no significa que alguien haya visto al Padre. Solamente aquel que ha venido de Dios ha visto al Padre.    

                                                                                                                              Os aseguro que el que cree, tiene la vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y, sin embargo, murieron. Este es el pan del cielo, y ha bajado para que quien lo coma no muera. Jesús añadió: Yo soy el pan vivo bajado del cielo, El que come de este pan, vivirá siempre. Y el pan que yo daré es mi carne. Yo la doy para la vida del mundo.

  1 -    Resumen. No se entiende este pasaje evangélico si no se parte del eje central, que se repite varias veces, es decir, del don que Jesús hace de su vida. ¿A qué ha venido Jesús a la tierra? No ciertamente a darnos sabiduría, algo ajeno a su vida.  Ha venido a darse él en persona. De este modo, hay que entender que el pan que daba, significaba la entrega de su vida.

·         Y de los discípulos de Jesús, cabe decir otro tanto: todo seguidor de Jesús debe hacerse pan, para vivir repartiéndolo como si fuera su propia vida.

·         La vida de Dios se recibe en la medida en que nosotros repartimos la nuestra entre los hermanos.

·         Es tan profunda esta doctrina y tan alejados estamos la mayoría de este ideal, que solo será posible experimentarla si estamos dispuestos a dar mil hachazos a nuestro egoísmo, con la fuerza del Espíritu de Dios.

·         Cada vez que celebramos la eucaristía, renovamos el gesto de la entrega de Jesús, que se hace pan para ser comido por los hombres, que se hace vino para ser bebido por los entristecidos y descarriados.

·         En cada eucaristía bien celebrada, en el amor a cada hermano, experimentamos el amor de Jesús, y se manifiesta el compromiso de entregarse a los demás como él se entregó.

·         Este es el gran milagro que es capaz de producir la eucaristía en nuestras vidas: podemos pertenecer a una nueva sociedad, presidida por el amor de Dios manifestado en Jesús.

    2-    Juan 6,44. Nadie puede aceptarme, si el Padre, que me envió, no se lo concede.

·         Jesús evita la discusión de su origen divino o humano, y va derecho al punto central: para adherirse a él hay que dejarse ayudar por el Padre, que es amor total hacia el hombre. Este era el punto gordiano que les impedía a los judíos aceptar a Jesús.

    3-    Juan 6,45. Está escrito en los profetas: Serán todos discípulos de Dios; todo el que escucha al Padre y aprende se acerca a mí.

·         Jesús cita a Isaías 54,13, que está en relación con jeremías 31,33s: Meteré mi Ley en su pecho, la escribiré en su corazón. Jesús interpreta los textos no en referencia a la Ley, sino a sí mismo, y viene a decir: Dios no enseña a observar la Ley, sino a adherirse a él. De ahí la frase: Todo el que escucha al Padre y aprende, se acerca a él. 

    4-    Juan 6,48. Yo soy el pan de la vida.

·         Jesús se contrapone al maná y también a la Ley, que, como fuente de vida, era llamada “pan”. Con Jesús, como pan de vida, el éxito de la liberación del hombre, que por él escapa de la muerte, está asegurado.

·         El maná daba vida en este mundo; Jesús, como pan, comunica al hombre  desde ahora la vida propia del mundo definitivo.

    5-    Juan 6,51. Yo soy el pan vivo bajado del cielo; el que come de este pan vivirá para siempre. El pan que yo voy a dar es mi carne, para que el mundo viva.

·         La “carne” de Jesús no es solo el lugar donde Dios se hace presente (1,14), sino que se convierte en el don de Jesús al mundo, don del amor del Padre (3,16). Es así una presencia que busca un encuentro, que es voluntad de comunicación por parte de Dios. Dios entabla esta comunión con el hombre en el plano humano, en Jesús y por su medio.


·         El hombre Jesús, la Palabra hecha carne, contiene como significado la gloria del Padre (El Espíritu-amor). En él Dios se expresa en la historia; es en el hombre y en el tiempo donde se encuentra a Dios, donde se le ve y se le acepta o rechaza. No está Dios en el más allá, se ha hecho presente en Jesús. No existen dones divinos que no tengan expresión en la carne. Dios da su Espíritu, pero es su carne la que lo expresa y contiene (J. MATEOS y J. BARRETO. El Evangelio de Juan, pág 341).
        
        P. Pedro Olalde.


18º Domingo ordinario (2 de agosto de 2015)


1-   Lo encontraron al otro lado del mar y le preguntaron: “Maestro, ¿desde cuándo estás aquí?” Les contestó Jesús: “Sí, os lo aseguro: No me buscáis por haber visto señales, sino por haber comido pan hasta saciaros”. Trabajad, no por el alimento que se acaba, sino por el alimento que dura dando vida definitiva, el que os va a dar este Hombre; pues a éste el Padre, Dios, lo ha marcado con su sello”. (Jn 6,24-27).

·        Es la 1ª vez que la multitud habla con Jesús, y muestra deseo de aprender de él. Siguen considerándolo el Profeta-Maestro. No se explican cómo es que Jesús se encuentra en esta orilla del lago.

·        Jesús no responde a la pregunta, sino al deseo de encontrarlo. Su respuesta les revela sus propias intenciones: ellos habían seguido a Jesús como a un posible liberador (6,2); pero ahora pretenden sólo que les asegure el sustento. Han sido los beneficiarios del amor de Dios expresado a través de Jesús y su comunidad, pero ellos recuerdan sólo la satisfacción de su hambre, y ésa es la que los mueve a buscar a Jesús. La señal había sido una invitación a la generosidad, como respuesta al amor manifestado; no era solamente donación de algo (el pan), expresaba la donación de la persona. Al retener únicamente el aspecto material, la satisfacción de la propia necesidad, la han vaciado de su contenido, y han perdido la oportunidad de responder al amor.

·        Jesús les da un aviso: hay que trabajar, hay que ganarse el alimento, pero no sólo el que se acaba, sino el que dura sin acabarse y da así vida definitiva. En la oposición establecida por Juan entre carne y espíritu, que constituyen al hombre completo, el Espíritu es el que acaba al hombre y lo lleva a su plenitud.

·        El reproche de Jesús es que han limitado su horizonte: el alimento que se acaba da solamente una vida que perece; poner  toda la esperanza en ese alimento es negar en el hombre la dimensión del Espíritu y reducirlo a la carne, aceptando la propia destrucción.

2-   Le preguntaron: “¿Qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere”? Respondió Jesús: “Este es el trabajo que Dios quiere, que prestéis adhesión al que él ha enviado (6,28-29).

·        Acostumbrados por la Ley a que Dios dicte mandamientos y observancias, preguntan a Jesús cuáles son las que ahora prescribe, cómo deben trabajar y con qué condiciones  pueden obtener ese pan de Dios. No conocen el amor gratuito, creen que Dios pone precio a sus dones.

·        La exigencia de dar adhesión a Jesús es nueva y no se la esperaban. Estaban dispuestos a manifestar su adhesión a Dios, de la manera que él pidiese. Han considerado a Jesús un profeta, en la línea de Eliseo, aunque superior a él. Siguen atribuyéndole a Jesús el papel de mediador, no de término de una adhesión. Jesús, en cambio, de parte de Dios les pide adhesión a su propia persona.

3-   Le dijeron: “Y ¿qué señal realizas tú para que viéndola te creamos?, ¿qué obra haces? Nuestros padres comieron el maná en el desierto; así está escrito: Les dio a comer pan del cielo” (6,30-31).

·        La gente comprende que Jesús se declara Mesías, ejecutor del designio divino, representante de Dios en la tierra. Al no haber entendido el signo, no les basta como credencial el pan que han comido el día anterior, le piden una señal particular que dé garantías a su exigencia y a la adhesión que requiere. El Mesías había de renovar los prodigios del Éxodo; eso esperan ahora de Jesús.

·        En el AT se llamó pan del cielo al maná (Éx 16,15; Nm 11,7-9); ellos esperan de Jesús un prodigio semejante.

·        Hablan de sus padres. Jesús, del Padre (6,27). Siguen apegados a su linaje y se refugian en el pasado (4,12.20). Jesús, en cambio, tiene una perspectiva universal. A nuestros padres corresponde Israel; a el Padre, el mundo.

·        Se nota aquí la controversia entre judíos y la comunidad cristiana. Ellos oponen los prodigios de Moisés a la falta de espectacularidad de la obra de Jesús. Se exige lo portentoso sin comprometer con el hombre, en vez de lo humano, cotidiano, profundo y de eficacia permanente.

·        Jesús ha dado su vida por el hombre y le ha comunicado la capacidad de amar como él (13,34): es un prodigio mesiánico superior a los de Moisés.

4-   Entonces Jesús les respondió: “Pues sí, os lo aseguro: Nunca os dio Moisés el pan del cielo; no, es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y va dando vida al mundo”. Entonces le dijeron: Señor,  “danos siempre pan de ése” (6,32-34).

·        La respuesta de Jesús es tajante; la creencia de ellos es ilusoria. Sólo el Padre da el verdadero pan del cielo. El maná es cosa del pasado; el pan de Dios es presente, una comunicación permanente de vida que él hace al mundo. Dado que es Jesús quien da ese pan (6,27), se afirma aquí la comunicación continua de la vida de Dios al hombre a través de Jesús (1,51).

·        El pan expresa el amor de Dios creador; el pan del cielo es una expresión de ese amor superior a la del pan material. El pan es la vida, don continuo de Dios y que no acaba (6,27: el alimento que dura, dando vida definitiva).

·        En el pan compartido se descubre el pan del amor, ya que éste sólo se da con aquél. En el amor humano, expresado con dones humanos, se contiene el amor y el don de Dios, como en el Hombre se contiene la presencia divina.

·        Ante la declaración de Jesús, la gente reacciona pidiéndole aquel pan, que él mismo habla de dar (6,27: el que os va a dar este Hombre. Lo llaman Señor y con respeto y deseo se lo piden, pero no se comprometen al trabajo, no acaban de darle su adhesión. Siguen buscando el beneficio propio.

5-   Les contestó Jesús: “Yo soy el pan de la vida. Quien se acerca a mí nunca pasará hambre y quien me presta adhesión nunca pasará sed” (6,35).

·        Jesús se había presentado como dador de pan, ahora se identifica con el pan, él mismo se da como pan. Comerlo significa, por tanto, dar adhesión, asimilarse con Jesús (6,29). Así se obtiene la calidad de vida que lleva al hombre a su plenitud. El pan que dura es el amor, concretado ahora en Jesús mismo como don de amor. La unión a él comunica  la vida de Dios al mundo. Él es el pan que Dios ofrece a los hombres.

P. Pedro Olalde.

San Ignacio de Loyola (31 de julio de 2015)

Mt 13,54-58.

1-    Introducción. En contraste con muchos  humanos, un tanto indiferentes al tema de Dios, San Ignacio se nos presenta como aquel que dio el paso de no vivir a Dios a estar fascinado por Él.

2-    Ignacio descubre a Dios. Todos sabemos que cuando Ignacio cae herido en la defensa de Pamplona contra el asedio francés, en 1521, aquel hecho supuso el inicio de un profundo cambio en su vida.

     ·     Transportado por sus paisanos al Castillo de Loyola, empieza a leer los únicos libros que había,      la Vida de Cristo y la de los Santos, tal vez con el único objetivo de pasar el tiempo y no aburrirse.

     ·        Pero pronto se da cuenta que estos libros, poco a poco, empiezan a golpear su alma. Dicen que      rellenó 300 folios con frases gratas que encontraba en ellos, que las fue repasando una y mil          veces.                                                                               

     + No sabemos si entre tantas frases, se encontró con esta de: Dios es el gran lujo de la vida    humana. 

    + O esta otra de: La comunión con Dios es tan inexplicable como Dios mismo, es decir, no entra en ningún concepto humano. 

     + O tal vez, esta 3ª frase: Quiero enamorarme de ti, Cristo.

     ·         Sabemos que estas reflexiones y las horas dedicadas a la oración fueron ablandando la dureza    de su corazón.

     ·        Aquí habría que recordar las palabras de Sta. Teresa de Ávila: En la vida espiritual nada prospera si no hay una grande y muy determinada determinación.

   ·    Unamuno compara a San Ignacio con D. Quijote: dos locos, dos enamorados. Don Quijote de Dª Dulcinea; San Ignacio, de Cristo. Y añade Unamuno: Sólo los locos van de veras.

3-    Cambio de vida. Después del cambio de mente, viene el cambio de vida. Con su gran voluntad de dar alcance a las estrellas, Ignacio que ha descubierto que Dios es su riqueza, abandona de buen grado las bagatelas, las materialidades de la vida, su lujosa vestimenta y su tren de vida.

     ·         Renuncia a vivir en el ambiente cortesano y asume una vida de gran sencillez, trabajo y estudio.

    ·         No están ausentes las dificultades, como aquélla en la que el hermano le llevó a una cámara y después a otra y con muchas admiraciones, le empieza a rogar que no se eche a perder y que mire cuánta esperanza tiene de él la gente y cuánto puede valer, y otras palabras semejantes, todas a intento de apartarle del buen deseo que tenía (Autobiografía). Ignacio recibió la embestida, pero fue escabullendo el golpe como pudo.

4-      Ignacio místico: parecía que veía a Dios. De sus gracias espirituales, Ignacio no nos ha descubierto mucho. Sobre este tema siguió el consejo de Wiigeinstein: De lo que no podemos hablar, mejor es callar.

     ·         Todos sabían de San Ignacio que la celebración de la misa ponía a prueba sus fuerzas corporales y su misma salud. La misa (eso que para tantos es un puro rito, una rutina), era un trance singular para Ignacio y momento privilegiado de ocultas experiencias místicas, que sólo atisbamos en la lectura de su Diario. No tenía capacidad física para celebrar todos los días, enfermaba diciéndola a causa de la “vehemente conmoción” que le causaba. Al final de su vida,  a Ignacio se le escapó, un día, una confidencia sustancial, absolutamente típica en los místicos: se conducía más passive que active.

5-    ¿Con qué nos quedamos hoy de San Ignacio? Si Dios es el gran lujo de la vida humana, hagamos del tema Dios un asunto mayor para cada uno.

     ·         He quedado impresionado al leer esta temporada el libro Dios, amor que desciende, del Jesuita Karl   Rahner. He aquí algunas de sus frases:

     ·         Dios, en el éxtasis de su amor, se ha introducido dentro del mundo, llegando a ser la realidad más profunda. 

     ·         Dios es el amor libre, que quiere COMUNICARSE hacia fuera, a lo no divino, hacia nosotros. Y porque quiere comunicarse de esta manera, Él ha creado el mundo como destinatario de la donación de sí mismo.

     ·         Dios crea el mundo no sólo como algo distinto de Él, sino como aquello a lo que libremente quiere comunicarse y se comunica, en su propia realidad absoluta… de modo que Dios mismo sale de sí, y el mundo es asumido en la propia vida de Dios, en un proceso que sólo acabará con la consumación de los tiempos.

     ·         Dios ha descendido personalmente y para siempre al mundo con su Palabra eterna, con su realidad propia y como ágape (amor gratuito), se ha perdido en su creación para nunca ya retirarse de ella, por eso podemos encontrarle de hecho.

6-      Para terminar, dedicamos a Ignacio este poema el día de su tránsito: (31-VII-1556). Habla Ignacio:

La flauta sonaba penetrante
y sus notas anunciaban mi partida definitiva.
Se apagaron las luces
y el candil de mi existencia dejó de alumbrar.
Adiós, paisanos de mi tierra,
me voy al Palacio del Rey,
donde mora el Señor de la Vida.
Cuando el sereno de la noche,
que lleva cuenta de los días de cada uno,
anuncie vuestra partida definitiva,
 no tengáis miedo en vuestras entrañas.
Saldrá la estrella de la tarde
y las armonías del crepúsculo se abrirán tras el pórtico del rey.
Adiós, hasta que la luz sin ocaso
nos envuelva a todos en una gran fiesta de hermanos.

P. Pedro Olalde.