Real Congregación de Naturales y Originarios de las tres Provincias Vascongadas


En 1715 se reunió en Madrid un grupo de 124 vascongados que decidieron fundar una Congregación con fines benéficos bajo la advocación de San Ignacio de Loyola. El Consejo de Castilla aprobó las Constituciones en 1718 y desde entonces la Congregación, y a lo largo de más de 300 años de historia ha continuado con su misión.

La Congregación tiene como sede la Iglesia de San Ignacio de Loyola, de Madrid, donde realiza sus actividades. Este blog es un canal de información dirigido a todos sus miembros y personas interesadas en conocerla más de cerca.


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26º Domingo ordinario (27 de septiembre de 2015)

Mc 9,38-43.45.47-48

 1-    Marcos 9,38. Juan le dijo: Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no es de los nuestros.

·    Los humanos, por tendencia natural, tienen un espíritu acaparador: antes, amontonaban trigo para asegurar su porvenir. Ahora, coleccionan la mayor cantidad posible de dinero para tener un futuro próspero.

·       Y en el orden moral, parece que acontece lo mismo. A la hora de hacer el bien, a ser posible, que sea yo quien lo realice. Ello me proporcionará  gloria y fama. ¡Mirad, qué bueno es fulano de tal!, que mucha gente pueda decir de mí tales alabanzas para que mi prestigio crezca.

·         En la primera lectura de hoy (Nm 11,25-29) se habla de Eldad y Meldad, dos ancianos que no habían sido elegidos para profetizar. Sin embargo, el Espíritu se posó sobre ellos y se pusieron a profetizar, lo cual le molestó al arrogante Josué, que, inmediatamente, le pide a Moisés que les prohíba profetizar.

 2-    Marcos 9,39-40. Jesús replicó: No se lo prohibáis, porque nadie que haga un milagro en mi nombre puede luego hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros está a favor nuestro.

·     La cuestión es hacer el bien y no importa tanto quién lo haga. Lo que cuenta es combatir el dolor humano, hacer felices a los más posibles..

·       En contra de este principio tan saludable están los protagonismos egoístas de quienes quieren ser los sujetos de determinadas acciones, que les puedan reportar notoriedad, fama, y tal vez, un puesto relevante.

·       Jesús critica a Juan por su actitud. Busca hacer el bien, aliviar el dolor humano y ve con buenos ojos que el ejército de los que se dediquen a humanizar a las personas sea cada vez más numeroso. Será la señal de que muchos se beneficiarán de sus acciones, y el reino de Dios se extenderá con mayor rapidez.

·        En el mundo religioso no estamos exentos de que estas cosas ocurran. Veo con pena que ante el éxito numérico de una determinada congregación religiosa femenina, se les critique, porque, al parecer, muchas jóvenes con vocación llaman a su puerta y no a otras. Lo lógico sería que pensasen: ¿Por qué no empleamos nosotras los métodos que esa otra congregación utiliza para atraer vocaciones?

 3-    Marcos 9,41. Os aseguro que el que os dé a beber un vaso de agua porque sois del Mesías no quedará sin recompensa.

·        Hace dos mil años se apreciaba mucho el vaso de agua para un sediento en los caminos polvorientos y cálidos de Palestina. Hoy, apreciamos tanto o más otras cosas también sencillas. A menudo, viajando en metro, me he sentido muy agradecido a personas, que generosamente me invitan a sentarme.

·         El hombre llega a su plenitud solo a través del amor. Es el único camino de un crecimiento armónico del ser, y suele acontecer en la profundidad del ser. Al ser invitado a sentarme en el metro, generalmente suelo aceptar la invitación, entre otras razones, porque hago un gran bien a quien está en la buena disposición de dar algo propio suyo, creciendo así en amor.

 4-    Marcos 9,42. Al que sea ocasión de pecado para uno  de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran del cuello una piedra de molino y lo echaran al mar.

·         En nuestras sociedades modernas, el escándalo está a la orden del día. Habría que recordar el dicho de Dostoievski: Si no existe Dios, todo está permitido,

·     Anteayer recibí de una empresa que surte electricidad y gas, un contrato ya redactado en el que no había tenido parte ni había consentido. Al hablar con la empleada, le pregunto por la fecha del contrato. Me dice que el 11 de julio. Añade ella que supone que un delegado de la empresa habría pasado por mi casa. Le digo que aquí no se personó nadie para hacerme el contrato. Termino diciéndole que no escandalice a nadie con esos contratos fantasma.

·         Hoy, en nuestras sociedades modernas se están dando muchísimos casos de corrupción. Son cada vez más numerosas las personas, que ocupando un puesto de responsabilidad en la política, se jactan de vivir a cuenta del erario público, consiguiendo comisiones millonarias por la adjudicación de contratos a sus amigos y conocidos.

·         Estos y otros mil casos producen una gran indignación en la gente sencilla, que ve que los recortes en sanidad y educación les afecta seriamente, cuando, por otra parte, se dan esos casos de corrupción. Son auténticos escándalos, que la justicia se ve obligada a sancionar a los afectados con la cárcel.

 5-    Los escándalos y estímulos modernos. En general, los escándalos más serios que los seres humanos damos a la sociedad son los de la indiferencia y la falta de amor.

·      A Dios gracias, hay ejemplos hermosísimos de matrimonios que acogen en su casa a desconocidos inmigrantes, por los que se desviven, para darles amor, acogida, ayuda educativa y búsqueda de empleo. Ante semejantes ejemplos, bien nos podemos arrodillarnos y bendecir a Dios, que con su gracia y amor se producen semejantes maravillas.

·    Este tipo de acciones son los auténticos milagros que los humanos estamos llamados a realizar. Ejemplos asi, en medio de una sociedad cada vez más indiferente, están llamados a ser un fermento de renovación. Son los grandes estímulos capaces de contagiar a otros en la hermosa tarea de humanizar el mundo.

       P. Pedro Olalde.

25º Domingo ordinario (20 de septiembre de 2015)

Mc 9,30-37

 1-    Marcos 9,30-32. Se fueron de allí y atravesaron Galilea. Jesús no quería que nadie lo supiera, porque estaba dedicado a instruir a sus discípulos. Les decía: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, le darán muerte y, después de morir, a los tres días, resucitará. Ellos no entendían lo que quería decir, pero les daba miedo preguntarle.

·         A la hora de presentar a los cristianos este texto sobre la entrega de la vida por el reino de Dios, me viene a la mente aquella anécdota que se cuenta de Diógenes, (filósofo de la escuela cínica del siglo V y IV a. C.), que recorría las calles y plazas de Atenas con una lámpara encendida a plena luz del día. Decía buscar a un hombre y no lo halló. Entraba en las casas de los sabios con su linterna, se paseaba por las habitaciones con su lámpara buscando por todos los rincones, por los patios, los corredores… y nada. –Pero ¿qué buscas?, le decían. Contestaba siempre lo mismo: Busco un hombre. 
  
     Pero si las calles y las plazas públicas están llenas de hombres, le insistían. -Esos no son hombres. Son bestias. ¡Comen, duermen y viven como las bestias!

·     En estos versos, Marcos nos muestra a qué grado de profundidad llegó Jesús en su forma de vivir, hasta llegar a mostrar, al final de su vida, que el compromiso con los indefensos, le había conducido a entregar su vida. He aquí, diría Diógenes, al auténtico hombre, que se conduce por el principio de la solidaridad.

·        Nos encontramos aquí con dos pares de principios: 1) Lo profundo y lo difícil. 2) Lo superficial y lo fácil. Ante la necesidad de tener que elegir, el hombre moderno tiende a optar por lo superficial y lo fácil, dejando de lado lo profundo y lo difícil. Aunque es cierto que la felicidad con mayúsculas está en lo profundo y lo difícil, el hombre light moderno se ve inclinado a elegir lo superficial y lo fácil, y así se encuentra con la insatisfacción.

·         En un mundo técnico y desarrollado, nos encontramos con unos hombres y mujeres  que lo saben casi todo, pero que ignoran lo principal. No sabemos a ciencia cierta quiénes somos en realidad, qué es vivir humanamente. Algunos piensan que eso sucede, porque no hemos pensado, amado y padecido suficientemente.

 2-    Marcos 9,33-34. Llegaron a Cafarnaún y, una vez en casa, les preguntó: ¿De qué discutíais por el camino? Ellos callaban, pues por  el camino habían discutido sobre quién era el más importante.

·       En el camino de su vida, el hombre  llega a descubrir que su vocación es crecer, pasar de la inmadurez a la madurez, del egoísmo al altruismo, de la soledad a lo comunitario,… Para la realización de este proyecto, la persona se hace consciente de que ese avance en crecimiento es un camino empinado, para el que hace falta esfuerzo y decisión.

·    Y le sale al paso el ego, que pretende aspirar a ser el mejor de todos. Con esta aspiración, queda bloqueado el proceso de crecimiento, que es en amor y  en solidaridad,

·     Todos nos hemos encontrado con personas de muchísima valía, que causan verdadera admiración. ¿Diremos de ellos que están abocados a ser unos orgullosos repugnantes? No. Los creyentes vemos que las cualidades son dones que recibimos prestados del buen Dios, para ponerlos al servicio de todos. Y si alguien, en un momento, alaba a esa persona, es para que  quien recibe esa alabanza la refiera a Dios. Así, uno puede ser a la vez, superdotado y humilde.

  3-      Marcos 9,35. Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo: El que quiera ser primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.

·         Hay, según Jesús, una forma de ser primero evangélicamente: y es ser el mejor en el servicio, lo que se consigue no apabullando al prójimo, sino arrodillándose ante él para lavarle los pies. En este sentido, Jesús desea que todos seamos primeros. Aquí radica la grandeza de todo ser humano.

·         Después de 20 siglos seguimos sin enterarnos. Nos encandila crecer en poder, ser más que los demás, ser los más distinguidos del grupo, de la familia, de la comunidad. Se nos hace costoso vivir en humilde servicio ayudando y dando lo que somos y tenemos de forma gratuita sin hacer ruido.

·         Este servicio conlleva, bien lo sabemos, ir contra corriente, para lo cual es menester llenarnos cada día del Espíritu de Dios, para ser capaces de dar gratuitamente lo que de la misma manera hemos recibido.

 4-    Marcos 9,36-37. Luego tomó a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: El que acoge a un niño como éste en mi nombre, a mí me acoge; y el que me acoge a mí, no es a mí a quien acoge, sino al que me ha enviado.

·         En medio del grupo de los engreídos discípulos, Jesús planta a un niño para que todos, ese día, lleven su imagen a casa para ser humildes como ellos. ¿Qué es un niño? Un ser indefenso, dependiente, no contaminado todavía con el orgullo de la sociedad.

·         Me gusta fijarme cuando en una plaza, niños de diversas clases sociales se juntan para participar del mismo juego. Ni se les ocurre pensar a algunos que ellos son de otra categoría. Se comportan de una manera sociable, igualitaria.

·         No hables con los taxistas, le decía un señor a su esposa. Por lo visto, perteneciendo a una familia muy acomodada, no debía “rebajarse” a hacerse igual a la plebe. Esta forma de proceder  está en contradicción con el evangelio de hoy, que nos invita a ser como niños.


 5-    Llamada. Como hechura de Dios que somos, participamos de su amor, y en la vida nos esmeramos en hacer  un buen master sobre este tema. Feliz quien se empeñe en esta tarea.

   P. Pedro Olalde.

Nuevo artículo sobre la Real Congregación de San Ignacio



El periódico Bilbao, en su ejemplar nº 306 (agosto de 2015), contiene un nuevo artículo de Dª Estíbaliz Ruiz de Azúa y Martínez de Ezquerecocha, Doctora en Historia y miembro de la Junta de Gobierno de esta Real Congregación, titulado: "Tricentenario de la Congregación de San Ignacio".

El ejemplar, que puede ser descargado en el siguiente enlace, presenta en su página 32 este ilustrativo artículo sobre la historia de la Real Congregación:

24º Domingo ordinario (13 de septiembre de 2015)

Mc 8,27-35

                      El MESÍAS JESÚS……………………Versión libre……………

·     El sol se había ocultado en la margen occidental del río, entre el espeso follaje. Aquel anochecer, después del duro trabajo del día, nos retiramos pronto a descansar, pues al día siguiente decidimos viajar a la región montañosa de Cesarea de Filipo, pues sus moradores ansiaban oírle a Jesús anunciar el reino de Dios.

·       Al llegar a Cesarea, pronto se fue reuniendo la gente. Jesús enseguida atrajo la atención de sus oyentes con estas palabras: ¡Amigos, ya llega el reino de Dios! Ya viene la liberación. El Mesías está a la puerta. Y cuando él venga, traerá en una mano la balanza para hacer justicia y en la otra un bastón para gobernar sin privilegios.

·     ¡Bravo! ¡Que viva el reino de Dios!, dijo un hombre. ¡Que eso suceda pronto!, exclamó una mujer. Luego apareció Melquíades, un hombre con la piel quemada por el sol y una barba larga. Se fue abriendo paso entre todos y se acercó a Jesús. Era un pastor de ovejas. Y levantando un bastón que llevaba en alto, se lo entregó a Jesús, diciendo: Con este bastón he pastoreado mi rebaño. Lo recibí de mi abuelo. Al preguntarle Jesús qué iba a hacer con aquel bastón. Melquíades le contestó: Es tuyo. Pastorea tú al pueblo. Tú eres el hombre que necesitamos para que las cosas cambien. El viejo beduino le entregó a Jesús aquel bastón gastado.

·        Esa noche los 13 del grupo nos quedamos conversando hasta muy tarde. El cielo se cubrió pronto de estrellas. Al fondo, iluminado por la débil luz de la luna, descansaba el monte Hermón. Sus laderas nevadas ya comenzaban a derretirse con la primavera.

·     A continuación tuvo lugar un diálogo en el que Pedro, Santiago y Andrés  animaban a Jesús para aprovechar el entusiasmo de la gente y ponerse al frente de un movimiento de justicia y liberación del pueblo. ¡No puedes defraudar a la gente, Jesús!, le dijo Andrés. Mientras oía todo esto,  el maestro hacía rayas en el suelo con el cayado largo y nudoso, que le había regalado el viejo Melquíades.

·      Poco después, Jesús se dirigió a los discípulos para preguntarles: Y vosotros,       ¿qué decís? ¿Qué esperáis de mí? Ahora que estamos solos podemos hablar claro. Pedro se adelantó para decir: Nosotros esperamos lo que esperan todos, Jesús. ¡Que empuñes el bastón, lo levantes en alto y te pongas al frente del pueblo! A esto le replicó Jesús: No sabes lo que dices, Pedro. ¿Quién soy yo para hacer eso? Tú, contestó Pedro, eres el Libertador que espera Israel. Entonces Jesús le dijo: Pero, Pedro, ¿te has vuelto loco? ¿Cómo dices eso? Pedro, envalentonado, prosiguió: Lo digo porque lo creo, ¡qué caramba! De esta manera continuó el diálogo, que se puso al rojo vivo. Algunos discípulos recordaron entonces los milagros que hizo Jesús, que causaban una grandísima admiración en la muchedumbre. Luego, como remate final, hizo Pedro aquella famosa declaración, diciendo: ¡Tú eres el Mesías, Jesús! ¡Tú liberarás a nuestro pueblo!

·      Cuando Pedro dijo aquellas palabras, se hizo un gran silencio entre todos. Esperábamos la respuesta de Jesús. Teníamos los ojos clavados en él, que ahora apretaba nerviosamente el bastón del viejo beduino.

·        Siguieron frases de elogio y de ánimo dirigidas a Jesús. “No es la gente ni nosotros, es Dios el que te ha dado el bastón de mando”, le dijo a Jesús uno de los presentes.

·      Jesús nos fue mirando uno a uno, lentamente, como pidiendo permiso para decir  aquellas palabras que le subían a la garganta. “Sí, es verdad”, dijo Jesús, “A los hombres se les puede engañar, pero a Dios no. Llevo días y noches dándole vueltas a esto mismo que me acabáis de decir. Desde que el profeta Juan murió, sentí que algo había cambiado. Como si Dios me dijera: Ha llegado tu hora, el camino está preparado”. Entonces intervino Pedro: ¡Dicen que Dios no le echa al burro más carga que la que puede llevar! Santiago, a su vez, añadió: ¿No oíste lo que dijo el viejo Melquíades? ¡Aprieta el bastón y levántalo! ¡Contigo saldremos adelante!

·        Entonces Jesús levantó el largo y nudoso cayado que le diera el pastor, lo agarró con las dos manos… y de un golpe lo partió por medio.  Los discípulos se alborotaron y dijeron: ¿Por qué has hecho eso? Y Jesús: “Porque… a Elías lo persiguieron, a Jeremías lo tiraron a un pozo y a Juan le cortaron la cabeza… Mírenlo todos… el bastón de mando está roto: así acaban los profetas, rotos. Así acabará también el Mesías”.

·        Pedro contestó: No hables así, Jesús. Nosotros te defenderemos, ¡qué caramba! ¡Por la buena estrella de Jacob, que a ti no te pasará nada malo! Y Jesús: Primero me empujas hacia adelante, ¿y ahora me quieres tirar la zancadilla? No, Pedro, vamos a hablar claro. A mí me partirán como a este bastón. Y a vosotros, si lucháis hasta el final, también. Que cada uno se eche al hombro su cruz ya desde ahora para que luego no nos coja por sorpresa.

·        Pedro intervino: Bueno, Jesús, no hables más de eso. ¡Tú, amárrate la correa y sé valiente! Y Jesús: Y tú también, Pedro. Detrás de mí, vas tú. Intervino Judas para decir: No hablemos de cosas tristes… ¡Lo importante es que ahora estamos todos y que estamos unidos! Andrés también añadió: ¡Pase lo que pase, este grupo no se desbaratará!


·      Amaneció en Cesarea de Filipo. Se nos había ido la noche conversando y ahora  teníamos unas cuantas millas por delante… Estiramos las piernas y nos pusimos en camino hacia el sur, rumbo a Cafarnaún… El monte Hermón brillaba blanco a nuestra espalda.

        (Inspirado en UN TAL JESÚS, José Ignacio y María López Vigil. Pág. 506ss. Lóguez Ediciones).

    
        P. Pedro Olalde.

23º Domingo ordinario (6 de septiembre de 2015)

Mc 7,31-37

Dejó el territorio de Tiro y marchó de nuevo, por Sidón, hacia el lago de Galilea. Le llevaron un hombre que era sordo y apenas podía hablar y le suplicaban que le impusiera la mano. Jesús lo apartó de la gente y, a solas con él, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. 

Luego, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: Effatha (ábrete). Y al momento se le abrieron sus oídos, se le soltó la traba de la lengua y comenzó a hablar correctamente. Y en el colmo de la admiración, decían: Todo lo ha hecho bien. Hace oír a los sordos y hablar a los mudos.

 1-    Introducción. En la parroquia de Madrid, en la que habitualmente colaboro, durante un tiempo prolongado, un hombre sordo, ante Cristo crucificado expresaba su lamento con esta petición: Señor, no oigo nada. Cúrame.

·         En cada eucaristía repetía su plegaria varias veces, de modo que más de uno se le acercaba para decirle que no molestara.

·         Al considerar el hecho, me hacía consciente de lo duro que debe ser estar sordo. Por otra parte, me admiraba de que el hombre no se desanimara en acudir a diario a la celebración y a repetir machaconamente su petición: Señor, no oigo nada. Cúrame.

·         En tiempo de Jesús, en Palestina, la sordera se consideraba un mal especialmente grave, que les impedía a los afectados escuchar la Palabra de Dios. Como entonces los males se consideraban castigo por los pecados, la gente era propensa a  hacer este tipo de comentarios: ¡Qué pecado tan grave no habrá cometido este hombre, para que Dios le haya castigado impidiéndole escuchar su divina Palabra!

 2-    Interpretación metafórica. En muchos siglos, en la liturgia bautismal, se usaba este pasaje como el texto base de la ceremonia. Luego, a raíz de la reforma conciliar última del Vaticano II, lo hemos olvidado. Con todo, su mensaje es válido para todos los tiempos: sordo es aquel que se mantiene cerrado a la Palabra, al Logos, a la sensatez de la vida.

·         Por medio del sordo está simbolizada la humanidad incomunicada, insatisfecha, incapaz de oír una palabra de vida que dé sentido a su existencia.

·         De este modo, se ve que la intención de Marcos no ha sido el contarnos un milagro más, sino mostrarnos, a través de un hecho concreto, la obra humanizadora de Jesús, en cuyas palabras llenas de fuego, muchos hallaron la verdadera vida.

·         Por eso, podemos afirmar que es una catequesis, que se daba a las primeras Comunidades. En ella, solían hacerse gestos (meter los dedos en los oídos, tocar la lengua con la saliva), que expresaban la curación interior del catecúmeno, el paso de ser sordo a la Palabra de Dios al fiel seguimiento de Jesús.

·         Concluye la narración afirmando que el sordomudo se unió al grupo de Jesús, a su Comunidad, y alababa con los demás al Señor.

·         Así, después de dos años de preparación, el celebrante le decía Effatha (ábrete) al nuevo cristiano que recibía el bautismo.

 3-    El vacío existencial.

·         La humanidad camina hacia el vacío existencial, comentan hoy muchos pensadores. Dejando de lado los grandes ideales de sentido de la vida, cada uno se conforma con la dosis de pequeñas satisfacciones que le depara la vida. Y muchos, resignados, se rinden y dicen: Esto es lo que la vida da de sí.

·         De este modo, la sociedad del bienestar tiende a igualar el “pasárselo bien” con la felicidad. Pero la insatisfacción sigue presente, y las grandes tragedias, como los suicidios, engrosan las cifras de las estadísticas.

·         Afortunadamente, una parte de esa humanidad cuenta con la fuerza de la Palabra, capaz de producir vida e ilusión desbordantes.  Cada día, la audición de esa Palabra y su asimilación, les renueva y hace de ellas personas nuevas.

 4-    Todos somos sordomudos.

·         Para escuchar la palabra del Señor y dejarnos transformar, todos somos bastante duros de oído.

·         ¿No somos un poco tartamudos a la hora de hablar a Dios? ¿No venimos muchas veces al templo y salimos de él sin haberle manifestado al Señor un deseo del fondo de nuestro ser? Y no digas que Dios se lo sabe todo. Nosotros necesitamos el ejercicio de nuestra conversación con el Señor, porque nos sirve de mucha ayuda.

·         ¿No estamos todos necesitados de que el Señor nos meta sus dedos en nuestros oídos y nos diga con voz potente Effatha? Sí, todos estamos imperiosamente necesitados de que el Señor toque nuestra lengua con su saliva, nos comunique su Espíritu y podamos hablar palabras de ilusión y esperanza.

  5-      La Palabra escrita.

·         Este año he tenido la gracia de conocer a un hombre ilustrado, religioso, profundo, que transmitía vida en cada palabra que pronunciaba. Después de conocerle, he pensado muchas veces en él.

·         He aquí, me dije, el efecto que debe producir la Palabra leída en la vida del lector.

·         En contraste, veo que son muchos los que leen nada o muy poco. De este modo se privan de una savia que podría circular por sus venas y proporcionarles mucha vida.

 6-    Llamadas.

·         Ningún día sin leer unas páginas de un buen libro formativo

·         Con frecuencia, que me salga este grito del corazón: Que tu Palabra, Señor, sea vida para mí.

 P. Pedro Olalde.