Real Congregación de Naturales y Originarios de las tres Provincias Vascongadas


En 1715 se reunió en Madrid un grupo de 124 vascongados que decidieron fundar una Congregación con fines benéficos bajo la advocación de San Ignacio de Loyola. El Consejo de Castilla aprobó las Constituciones en 1718 y desde entonces la Congregación, y a lo largo de más de 300 años de historia ha continuado con su misión.

La Congregación tiene como sede la Iglesia de San Ignacio de Loyola, de Madrid, donde realiza sus actividades. Este blog es un canal de información dirigido a todos sus miembros y personas interesadas en conocerla más de cerca.


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2º Domingo ordinario (17 de enero de 2016)

Jn 2,1-12

1-      Lo primero, enamorarse.  Un hombre, después de mucho tiempo caminando, llegó al lugar donde vivía un gran sabio. Al recibirle, le pidió encarecidamente: Muéstreme el camino hacia Alá. -¿Te has enamorado alguna vez de alguien?, preguntó el sabio. -¿Enamorarme? ¿Qué es lo que el gran maestro quiere decir con eso? Me prometía a mí mismo jamás aproximarme  a una mujer, huyo de ellas como quien intenta escapar de una enfermedad. Ni siquiera las miro. Cuando pasan, cierro los ojos.

·         -Procura volver a tu pasado e intenta descubrir si alguna vez, en toda tu vida, hubo algún momento de pasión  que dejase a tu cuerpo y a tu espíritu llenos de fuego.

·         -Vine hasta aquí para aprender a rezar, y no a cómo enamorarme de una mujer. Quiero ser guiado hasta Alá. Y usted insiste en querer llevarme hacia los placeres de este mundo. No entiendo lo que desea enseñarme.

·         El sabio permaneció silencioso algunos minutos y finalmente dijo: -No puedo ayudarte. Si tú nunca tuviste alguna experiencia de amor, nunca conseguirás experimentar la paz de una oración. Por lo tanto, regresa a tu ciudad, enamórate, y vuelve a buscarme sólo cuando tu alma esté llena de momentos felices.

·         Sólo una persona que entiende el amor puede comprender el significado de la oración. Porque el amor por alguien es una oración dirigida al corazón del Universo, una plegaria que Alá colocó en las manos de cada ser humano como un presente divino. (SABIDURÍA SUFÍ. La danza del corazón).

2-      Oseas 11,1-11. Oseas, ya en el siglo VIII a. C., se dio cuenta de que la expresión el “Dios de la Alianza” era poco conveniente para aplicársela a Dios. Le parecía muy mercantil. No era lo más adecuado, según Oseas, concebir a Dios haciendo pactos con el pueblo, como si Dios dijera a Israel: Si me honras te bendeciré.

·         Partiendo de su experiencia matrimonial vio que él, siendo un hombre limitado, fue capaz de vivir feliz amando a los suyos, y reflexionaba así: Si yo, que no soy más que un pobre hombre, puedo querer a fondo, ¿cuánto más no nos amará a nosotros, sus hijos, este Dios que es la suma perfección?

·         Y así concibe a Dios como un AMANTE enamorado de su ESPOSA, que somos todos nosotros. En esta relación Amante-Esposa, el que lleva la iniciativa es Dios.

·         En el capítulo XI, Oseas se explaya para pintar con vivos colores el enamoramiento de Dios hacia su pueblo. Yo enseñaré a andar a Efraín, y le llevaré en mis brazos, pero no han comprendido que era yo quien los cuidaba (11,3). Fui para ellos como quien alza un niño hasta sus mejillas (11,4). ¿Cómo te trataré, Efraín? El corazón me da un vuelco y todas mis entrañas se estremecen (11,9).

3-      Isaías 62,1-5. Isaías retoma el tema de la boda de Dios con Israel para ahondar en el amor a Yahvé hacia su pueblo. El profeta muestra su apremio para no callar, para no descansar hasta anunciar la liberación, la luz y la salvación (62,19). Y en Isaías 62,5, afirma el profeta que Yahvé  está enamorado y quiere celebrar sus bodas con Israel, con nosotros. Dice: Como un joven se casa con su novia, así se casará contigo tu constructor; como goza el esposo con la esposa, así gozará contigo Dios.

·         Hace, pues, más de 2600 años que los testigos de Dios, los profetas concibieron que a Dios le caía muy bien el apelativo de enamorado de su pueblo y expresaron su sentir con las frases propias del esposo amante y esposa amada. ¿Nos lo creemos? ¿Lo experimentamos?

4-      Juan 2,1-12. Juan es el único evangelista que, siguiendo el hilo conductor de Oseas e Isaías, utiliza el tema de las relaciones amorosas de Dios con su pueblo. Recoge, sin duda, el sentir de la comunidad carismática, que brilla por su libertad y amor, más que por su obediencia a la autoridad y a la subordinación a la ley.

·         En su evangelio, Juan relata 7 signos, que son otros tantos hechos simbólicos. Quien no sea capaz de captar el simbolismo de estos textos se verá imposibilitado de entender la gran hondura de estos pasajes.

·         Empieza Juan narrando la boda de una pareja judía. En el banquete falta vino, y la madre advierte a su hijo del apuro en que se encuentran los novios. María avisa a los sirvientes: Haced lo que él os diga.

·         A una orden de Jesús, los sirvientes llenan de agua 6 tinajas grandes y llevan un vaso al maestresala. Y se produce el milagro. Al probarlo, encuentra que el vino es excelente.

·         Es una pena que este texto tan precioso se explique diciendo que Jesús convirtió 450 litros de agua en otros tantos litros de vino de calidad. No es esa la intención del evangelista. El convertir el agua en vino lo hacen los viñedos. El agua caída sobre ellos durante el año se convierte, al exprimir las uvas y al ser fermentadas, en vino.

·         Juan se centra en un tema teológico, en la línea de Oseas e Isaías. Y lo que nos quiere transmitir es que, al llegar la plenitud de los tiempos, Dios Padre quiso celebrar sus bodas con la humanidad en la persona de su Hijo Jesús.

5-      Aprender a vivir enamorados de Dios, dejándonos amar. Más de un cristiano cree que a Dios amamos, amando al prójimo. Piensan que  Dios no puede ser amado por nosotros y se sienten muy poco o nada amados por Él. Dicen que la razón es que a Dios no le vemos. Al parecer, sólo podemos amar lo que está al alcance de nuestra vista.

·         Juan de la Cruz, que algo entendía de esto, dice: Comunícase Dios al alma con tantas veras  de amor, que no hay afición de madre, que con tanta ternura acaricie a su hijo ni amor de hermano ni amistad de amigo como la de Dios. Viene, pues, a decir Juan de la Cruz: Jamás ha existido en la historia de la humanidad ninguna madre que haya acariciado a un hijo suyo como Dios está acariciando a todos y desde siempre.

·         Ante el amor de Dios, la única respuesta sana y madura es aprender y dejarse amar, como hizo Jesús. Él simplemente se dejó amar por el Dios eterno, como el hijo que se deja querer por su madre, confiando plenamente en Él. Este es el Dios del místico.

·         Y ¿puede el creyente amar a Dios? Claro que sí. Lo expresa Juan de la Cruz así: Ande siempre la persona deseando a Dios y aficionando a Él su corazón, para así crear cierto sistema inmunológico espiritual. Es decir, ha de convertir en hábitos ciertos actos como son la “emoción irresistible” (un amor más grande), y vivir con cierto contento interior y educarse en la tolerancia a la frustración.

·         Y ¿cómo podemos amar a Dios? Comunicándonos mucho con Él en la oración, agradeciéndole la vida y la salvación recibidas, construyendo el reino, amando al prójimo…

      P. Pedro Olalde.

Bautismo del Señor (10 de enero de 2016)

Lc 3,15-16.21-22

1-    Lucas 3,15. El pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías.

·         Hace 2000 años, los habitantes de Palestina vivían impregnados de un ambiente totalmente diferente al de hoy entre nosotros.

·         Se respiraba una honda religiosidad, y así como ahora casi nadie se atreve, en un grupo de amigos, mencionar el tema religioso, en aquel entonces, disfrutaban hablando del Mesías, cuya llegada se creía inminente. Por eso, ante la figura gigante de Juan Bautista, la gente se pregunta si no sería el Mesías.

2-    Lucas 3,16. Entonces Juan les dijo: Yo os bautizo con agua, pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no soy digno de desatar la correa de las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.

·         Los evangelios presentan siempre a JB de introductor de Jesús. A pesar de su gran talla como profeta, Juan siempre aparece humilde y supeditado al servicio de Jesús, a quien considera más fuerte que él, no sintiéndose digno de desatar la correa de sus sandalias. Él, Juan, bautiza con agua, Jesús con Espíritu y fuego.

·         Esa es la imagen que los evangelios nos dan del profeta Juan. Lucas habla en los dos primeros capítulos, de los dos primos, dos figuras de espiritualidad como no habían existido en cientos de años.

·         Los discípulos de Juan, algunos de los cuales luego fueron de Jesús, conocieron a ambos. Y ¿qué ocurrió? Que en un momento de gran expectación mesiánica, muchos que convivieron con ambos, se inclinaron por Jesús a la hora de elegir al futuro Mesías, y asignaron a Juan una función de precursor. Y esto, a pesar de haber sido Jesús bautizado por Juan, hecho que muchos cristianos lo digirieron mal.

3-    Lucas 3,21-22. Un día en que se bautizó mucha gente, también Jesús se bautizó. Y mientras Jesús oraba se abrió el cielo, y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma corporal, como una paloma, y se oyó una voz del cielo: Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco.

·         Es la descripción plástica, visible, en forma de paloma, del bautismo de Jesús. Llama la atención el énfasis de Lucas para resaltar la corporalidad de la manifestación del Espíritu en forma de paloma. Sin duda, quiere sugerir que para vivir la espiritualidad, tenemos que dejarnos ayudar por estas representaciones plásticas.

Jesús oiría de la fama de Juan, que bautizaba en el desierto del Jordán, y ardió en deseos de bautizarse por él. Recorrió a pie los casi 50 kilómetros.

·         Lucas dice que se bautizó mientras oraba. Muchas de sus escenas vienen envueltas en oración. Así la transfiguración (Lc 9,28), la enseñanza del padrenuestro (Lc 11,1), etc.

·         Y se oyó una voz del cielo: Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco. La experiencia espiritual de Jesús está bien expresada en este texto del bautismo. En su oración personal, Jesús experimentó muchas veces, que Dios era para él “entrega total”: Dios le comunicaba su Espíritu, le amaba como a Hijo querido. Y recibió la revelación de que él también debía ser “entrega total” para los hombres. Y en un tercer momento, su misión debía consistir en invitarles a los hombres a ser también entrega para sus semejantes, lo que constituiría su felicidad.

4-    ¿Qué es el bautismo? Es una experiencia que nos muestra que somos divinos. Es una fuerte sacudida para despertarnos a esa otra realidad que llamamos Dios, que es nuestra verdadera patria. Necesita nuestro querer, decisión y firme convencimiento de que es algo muy importante. Es una gran pena que hagamos del bautismo un rito, que en la mayoría de los casos, probablemente, no diga gran cosa al bautizando.

·         En el bautismo, la persona se asocia a la comunidad de aquellos cuya meta en la vida consiste en buscar con toda firmeza a Dios. La persona queda adherida, consagrada a Dios.

·         Lo importante en el bautismo es vivir lo que somos: ni más ni menos que hijos de Dios. Esta nueva realidad se expresa con un vestido blanco, que sería la señal exterior de que la verdadera patria del bautizado se encuentra en lo más íntimo de sí mismo.

·         El ideal en cuanto a la forma de celebrar el bautismo sería sumergiendo el cuerpo entero en una piscina bautismal, para sentir el impacto del agua y para dejar allí al hombre viejo y nacer al nuevo.

·         La voz que Jesús oyó en su corazón en el bautismo, hoy debería oírlo cada bautizando. La renovación del bautismo en los adultos tiene su sentido. A ellos también se les dice: Tú eres mi hijo amado, mi hija amada. Pertenecemos a la familia de Dios. Dios es, por así decir, nuestro apellido.

·         El estado actual de la celebración del bautismo entre los católicos no es, sin duda, la ideal. Esperemos que con el tiempo se pueda modificar para expresar toda la riqueza de una buena celebración bautismal. En este tema, como en muchos otros, la Iglesia va a remolque, repitiendo siempre la forma tan poco personal del bautismo de los recién nacidos.

·         SUGERENCIA: RENUEVA tu bautismo en tu ORACIÓN.

5-    Testimonio. La experiencia de Dios: Si Dios se ha hecho humano en Cristo, entonces, Dios se ha hecho también experiencia humana. De ahí que insista, no sólo en que Dios habita entre los seres humanos, sino también en que la consciencia humana es capaz de “relacionarse directamente con nuestro Creador y Señor. Para este teólogo este principio es central (K. RAHNER. Dios, amor que desciende, pág. 57).

        P. Pedro Olalde.