Real Congregación de Naturales y Originarios de las tres Provincias Vascongadas


En 1715 se reunió en Madrid un grupo de 124 vascongados que decidieron fundar una Congregación con fines benéficos bajo la advocación de San Ignacio de Loyola. El Consejo de Castilla aprobó las Constituciones en 1718 y desde entonces la Congregación, y a lo largo de más de 300 años de historia ha continuado con su misión.

La Congregación tiene como sede la Iglesia de San Ignacio de Loyola, de Madrid, donde realiza sus actividades. Este blog es un canal de información dirigido a todos sus miembros y personas interesadas en conocerla más de cerca.


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3º Domingo de Cuaresma (28 de febrero de 2016)

Lc 13,1-9

1-    Lucas 13,1-6. En aquel momento se presentaron algunos a contarle que Pilato había mezclado la sangre de unos galileos con la de las víctimas que ofrecían. Jesús les contestó: --¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás, porque acabaron así? Os digo que no; y si no os enmendáis, todos vosotros pereceréis también. Y aquellos 18 que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y si no os enmendáis, todos vosotros pereceréis también.   
                          
·        Cuando unas personas son víctimas de una desgracia (un accidente de aviación o de coche), algunos imaginan que ha sido castigo de Dios. Hoy, todavía no faltan quienes atribuyen tales desgracias a una decisión de Dios, que desea castigar de este modo. Al avanzar la cultura en la sociedad, disminuye el número de los que imaginan que Dios procede así.

·        Examinemos los dos casos que nos trae el evangelio: el primero es de unos galileos que mientras ofrecían unos sacrificios en el templo, los soldados de Pilato les mataron. La desgracia es producida por la violencia de la autoridad romana encargada de velar por el buen orden. Intervienen también los galileos, de ideas nacionalistas, que, cuando iban a Jerusalén por pascua, fácilmente se exaltaban y producían alborotos en el atrio del templo. Es la acción humana, pues, la responsable de las muertes producidas.

·        El 2º caso es diferente. Se menciona el derrumbe de la Torre de Siloé, que era parte de la 1ª muralla que rodeaba Jerusalén. Murieron 18 personas. Según Jesús, no fue castigo de Dios. Tal vez, se podía haber evitado esta desgracia, porque los edificios, las murallas, debido a su mal estado, pueden causar muertes si no se mantienen en buen estado.

·        Así pues, ninguno de los dos casos citados en este pasaje evangélico se puede atribuir a Dios, ya que en el primer caso los causantes fueron Pilatos y los galileos, y en el 2º, el mal estado de conservación de la Torre de Siloé.

2-    El terremoto de Lisboa. Traemos aquí para nuestra reflexión un tercer caso: el terremoto de Lisboa, ocurrida en 1755, donde fallecieron unas 75.000 personas. Por aquellos años, mucha gente lo relacionó con Dios. Voltaire le culpó abierta y desgarradoramente de lo ocurrido. No estaría bien, decía, acusar a Dios por un ataque de fiebre, pero sí por lo acontecido en Lisboa. Por lo visto, hasta 1755 había en Voltaire, casi a partes iguales, un poco de ironía, un poco de esperanza y un poco de amargura. A partir de esa fecha no le quedó ya apenas más que la amargura. Suya es esta dura crítica contra la providencia divina: Dios se preocupa por la felicidad de los hombres tan poco como el capitán de un barco por las ratas que pululan en su bodega.

·        Rousseau, en cambio, buscó a Dios y le encontró todo género de disculpas. Prefirió mirar por el otro lado, para el lado de los humanos, y reprochó a los habitantes de Lisboa que hubieran construido edificios elevados. Y no tiene reparo alguno en aducir como disculpa para Dios, que tal vez las víctimas de Lisboa se ahorraran males mayores como, por ejemplo, una prolongada enfermedad. El resto lo puso la piedad sincera de este gran pensador (MANUlEL FRAIJÓ. Dios, el mal y otros ensayos. Trotta, pág. 12-13)

·        ¿Qué decir de este caso y de mil semejantes, que, al parecer, Dios los podría remediar con su omnipotencia? El hombre es un buscador de Dios. No le ve cara a cara, pero va descubriendo destellos y huellas. Dios es misterio grande. Nosotros somos misterio pequeño. Dios siempre es más, Dios siempre es mejor, Dios siempre es distinto de lo que pensamos e imaginamos. Si ya el hombre es siempre más con minúsculas, ¿qué será Dios? ¿Nos resulta fácil comprender esto? No. Entonces, ¿con qué nos quedamos? Nos quedamos con que Dios es un Padre misterioso.

3-    ¿De dónde viene el sufrimiento? De la misma condición humana creada. El Dios que crea, necesariamente hace algo finito: una criatura inevitablemente limitada. La finitud de lo creado trae consigo, en consecuencia una actuación limitada, imperfecta. Esa es la razón de las imperfecciones del mundo. 

·        El mal es el precio de la existencia finita. Los pensadores lo han dicho de muchas maneras: la tristeza y la gloria de lo finito (P. Ricoeur). De ser y no ser del todo, la esperanza que siempre supera a la realización (E. Bloch). Queda una punzante melancolía de las cosas (Tanizaki) que no se termina de erradicar jamás.

4-    Dios es el Anti-mal. La realidad finita nos emplaza a todos los seres humanos, creyentes o no, ante la empinada cuesta de la limitación y de su inercia pecaminosa. Tenemos que hacer nuestra vida, realizarnos, hacer un mundo habitable y para todos dentro de la finitud. Y esto, recordémoslo, de una forma adulta, responsable, siempre ante Dios, pero como si Dios no existiera.

·        Este Dios no manda ni permite el sufrimiento y el mal. Está a nuestro lado como el gran acompañante, como con Jesús, el Hijo, en la cruz, pero sin sacarles las castañas del fuego. Lucha a nuestro lado como el Anti-mal, pero lucha en nuestra lucha, trabaja por extirpar el mal en nuestros propios esfuerzos y búsquedas. No hay milagros ni magia; hay silenciosa presencia.   

·        La cruz de Cristo es la gran corroboración de esta presencia silenciosa de Dios. Marcos (15,34) presenta a Jesús que muere, ante el silencio de Dios, abandonado de Dios (Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?), pero habrá que decir siempre: Ante Dios y en Dios. Es decir, la muerte de Jesús nos pone ante la realidad de un Dios que se ha hecho impotente y débil en el mundo, para así posibilitarnos ser nosotros mismos. (JOSÉ Mª MARDONES. Matar a nuestros dioses. PPC. Pág. 84-86).


       P. Pedro Olalde.

2º Domingo de Cuaresma (21 de febrero de 2016)

Lc 9,28-36

1-    Lucas 9,28. Unos ocho días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Juan y a Santiago y subió al monte para orar.

·         Jesús, aquel día tomaste a estos tres apóstoles y subiste con ellos al monte para orar. Tu mente y tu corazón están en Dios, fuente de toda vida. Cada vez que veías un montículo te entraban deseos de ir allí para entregarte a un cálido coloquio con tu Padre. Hoy, yo también me quiero sumar a tu oración.

2-    Lucas 9,29. Mientras oraba, cambió el aspecto de su rostro y sus vestidos se volvieron de una blancura resplandeciente.

·    Cada vez que hago oración con este pasaje, Jesús, mi mente me transporta a la escena de Moisés bajando del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano (Ex 34,29-35). Moisés no sabía, al bajar del monte, que su rostro irradiaba luminosidad por haber hablado con el Señor. Aarón y los israelitas miraban a Moisés; su rostro era luminoso, y temieron acercarse a él. Moisés los llamó. Aarón y los jefes de la comunidad lo rodearon; después se acercaron todos los israelitas. Entonces les comunicó todo cuanto le había dicho el Señor en el monte Sinaí. Cada vez que Moisés entraba en el santuario a hablar con el Señor se quitaba el velo hasta que salía. Y cuando salía para comunicar a los israelitas lo que se le había ordenado, éstos quedaban admirados ante el resplandor que despedía la cara de Moisés. Entonces Moisés volvía  a ponerse el velo hasta que volvía la cara de Moisés. Entonces Moisés volvía a ponerse el velo hasta que volvía a hablar con el Señor.

·         Tus discípulos estaban acostumbrados a verte como al ser encarnado y pobre. En la escena de hoy, te veo, Jesús, resplandeciente de la luz de la Resurrección. Sólo los limpios de corazón pueden transparentar así a Dios.

·    Quedo fascinado y cautivado por el don que tu Padre te concedió a ti, Jesús, y a Moisés, por ser portadores de la transfiguración divina en vuestros cuerpos. Esto es lo que constituye al cristiano: el fuego de Pentecostés, el Espíritu de Cristo, que quema, transforma y transfigura.

3-    Lucas 9,30-31. En esto aparecieron conversando con él dos hombres. Eran Moisés y Elías, que, resplandecientes de gloria, hablaban del éxodo que Jesús había de consumar en Jerusalén.

·     En esta escena, se te aparecen, Jesús, dos amigos de Dios: Moisés y Elías. Hablabas con ellos del éxodo que tú debías consumar en Jerusalén (Lc 9,31). Ya veo que la experiencia de la iluminación divina va de la mano con la entrega de tu propia vida en Jerusalén. Aprenda de ti a amar a Dios y a servir al prójimo.

·    Ser seguidor tuyo, mi Señor, es lo mejor que me ha podido pasar en esta vida. Me siento muy agradecido a ti. Te quería decírtelo, porque así lo siento.

4-    Lucas 9,32-33. Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, se mantuvieron despiertos y vieron la gloria de Jesús y a los dos que estaban con él. Cuando éstos se retiraban, Pedro dijo a Jesús: Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Vamos a hacer tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Pedro no sabía lo que decía.

·         Todos nos sentimos necesitados de la experiencia del Tabor, porque Dios es nuestra patria y hacia Él nos sentimos fuertemente atraídos con una fuerza irresistible. Pero ¡qué pena que nos comportemos frecuentemente con tanta torpeza como Pedro, que quiere materializar la experiencia y atraparla construyendo tres tiendas!

·    Los monasterios, las parroquias y hasta las tabernas pueden ser otros tantos “Tabores”, donde se manifieste el Señor con toda la grandeza de su amor. Hay lugares que son Tabor y hay también personas que son el Monte Alto, donde ocurre el fenómeno de la Transfiguración, porque donde existe la mínima chispa de buena voluntad, la gracia de Dios se hace manifiesta.

5-    Lucas 9,34. Mientras estaba hablando, vino una nube y los cubrió; y se asustaron al entrar en la nube.

·     Todo el cuadro escénico queda sumergido en la Nube de la Presencia divina. Siempre que se den, como en el caso tuyo, Jesús, la búsqueda sincera de Dios y la entrega de su vida, la Nube luminosa cubre con su presencia a sus sujetos.

·       No es menester que nuestro Tabor sea grandioso. Lo normal es que sea sencillo e interior. Dios está ahí siempre esperándonos. En la Eucaristía, en la palabra, en la oración, en el trabajo bien realizado, en el perdón ofrecido, en el reencuentro, en el beso o en el regalo, en cualquier ángel que se cruza en el camino.

·     Todos necesitamos imperiosamente algunos momentos de Tabor y los debemos buscar y fomentar. Tenemos necesidad de experiencias de luz, de consuelo, de fuerza: alguna certeza de que Dios está aquí, con nosotros, en nosotros.

6-    Lucas 9,35. De la Nube salió una voz que decía: Éste es mi Hijo elegido; escuchadlo.

·        El cristianismo en esencia es anuncio de gracia, encuentro y libertad entre Dios y los hombres, porque nuestro Dios es amante del hombre. El cristiano, pues, se siente como un convocado a la vida por el Dios de la vida, sin razones ni méritos. Sólo necesitamos mostrar buena voluntad: gratitud y sinceridad.

·         Nosotros también somos proclamados predilectos con Jesús, nuestro hermano.


·        Él nos ha mostrado el camino: haciendo de la búsqueda de Dios un asunto mayor y poniendo su vida a disposición de los menesterosos.

      P. Pedro Olalde.

1º Domingo de Cuaresma (14 de febrero de 2016)

Lc 4,1-13

1-    Lc 4,1-4. Al comienzo de la vida pública, Jesús se enfrenta consigo mismo y va al desierto. Está lleno del Espíritu Santo, después de la experiencia habida en el bautismo. Dice el texto que el diablo lo puso a prueba durante 40 días. Este número simbólico representa la vida entera del hombre y es ahí donde cada uno, también Jesús, se las tiene que ver con las tentaciones.

·         En la introducción a la primera tentación, narra Lucas que Jesús no comió nada en los 40 días de su estancia en el desierto y al final sintió hambre. El diablo le dijo entonces: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan.

·       Jesús respondió al tentador: No solo de pan vive el hombre. El pan, viene a decir Jesús, es importante, pero hay otras cosas que lo son más: la vida, la salud, el amor, Dios… Todas estas realidades exigen del hombre una respuesta anterior al problema del alimento.

·         Tal vez, no fuera ésta la mayor tentación que tuviera Jesús en su vida. Tanto él como sus discípulos sufrirían lo indecible a causa de su pobreza. Aunque Judas tuviera una bolsa, podemos imaginar que no andarían nada sobrados al realizar su compras cotidianas. Unos discípulos que al pasar por unos sembrados se ven obligados a calmar su hambre con las espigas de trigo, nos dan una idea de su indigencia.

·         Esta primera tentación es la llamada económica. Consiste en hacer girar la vida en torno a los bienes materiales. Es organizar la vida para que ella nos depare posibilidades para tener bien cubiertas las necesidades alimentarias.

·         En nuestras sociedades modernas estas tentaciones tiene gran arraigo. Se tiende a convertir la vida en oro, que nos permita adquirir toda clase de productos para nuestro sustento, de modo que disfrutemos sin medida alguna.

2-    Lucas 4,5-8. La segunda tentación es la del poder y la gloria. Aquí, el diablo le dice a Jesús, mostrándole todos los reinos de la tierra: Te daré todo el poder de estos reinos y su gloria, porque a mí me lo han dado, y yo puedo dárselo a quien quiera. Si te postras ante mí, todo será tuyo. Jesús respondió: Está escrito: Adorarás al Señor tu Dios, y sólo a él le darás culto.

·       Esta es una tentación de gran atractivo: ser poseedor de los bienes de la tierra y su gloria suele ser una de las prioridades más apetecibles de los humanos. Ser alguien sobresalienbte en la posesión de los bienes materiales es pertenecer a la élite de los grandes de la tierra. Es ser dintinguido por la notoriedad y la fama.

3-    Lucas 4,9-12. Entonces lo llevó a Jerusalén, lo puso en el alero del templo y le dijo: Si eres el Hijo de Dios, tírate desde aquí; porque está escrito: Dará órdenes a sus ángeles para que te guarden: te llevarán en brazos y tu pie no tropezará en piedra alguna. Jesús le respondió: Está dicho: No tenta rás al Señor tu Dios.

·         Esta 3ª tentación es la de utilizar a Dios. El diablo pone a prueba a Jesús, para que se acomode a la creencia popular que esperaba que el Mesías iba a realizar algún hecho asombroso, como echarse en el pináculo del templo.

·    Varios pseudoprofetas, como Teudas y Judas el Galileo (Hch 5,36-37), sucumbieron, en tiempo de Jesús, ante esta tentación, enfrentándose a los romanos y esperando de Dios un milagro para vencerlos. Ambos pagaron su ceguera con su vida.

·     Jesús rechaza la tentación de pedir una intervención especial de Dios para que le proteja. Jesús se mantiene fiel a su condición humana, pues veía que esa era la voluntad de su Padre, y no desea saltarse las leyes de la naturaleza, exigiendo un trato de favor.

4-    La tentación de san Agustín. El libro de Romano Guardini La conversión de Aurelio Agustín nos narra con gran fuerza literaria la lucha que Agustín de Hipona tuvo que librar contra sí mismo en su intento de acercarse a Dios.

·    En la página 127 relata san Agustín: Yo, adolescente miserable, sumamente desgraciado, había llegado en los mismos albores de la adolescencia a pedir a Dios la castidad, diciéndole: “Dame castidad y continencia, pero no ahora”. Porque temía que me escucharas demasiado pronto y me sanaras enseguida de la enfermedad de la concupiscencia, que entonces más quería yo satisfacerla que no extinguirla. Y después, la siguientes frases de una inaudita vitalidad: Este pensamiento me recomía interiormente. Me sentía fuertemente confundido por una vergüenza horrible, mientras mi amigo Ponciano nos contaba su vida. Cuando éste se marchó a su casa, yo me encaré conmigo mismo. ¿Qué cosas no dije contra mí? ¿Con qué azotes de razones no flagelé mi alma, para que me siguiese a mí, que me esforzaba por ir tras de ti? Pero ella se resistía. Rehusaba, aunque no se excusaba. Todos los argumentos estaban ya agotados.

·      En la página 132 dice: Me retenían frivolidades de frivolidades y vanidades de vanidades, antiguas amigas mías, y me tiraban del vestido de mi carne, y me decían por lo bajo: “¿Con que nos vas a dejar?” Y “desde este momento no estaremos contigo por toda la eternidad?” ¡Y qué cosas, Dios mío, me sugerían con las palabras “esto y aquello”! ¡Qué suciedades me sugerían, qué indecencias! Pero ya las oía como desde lejos, como a media voz.


·         En 12 años largos, la sensualidad bloqueó a Agustín en su camino de conversión. Y yo me pregunto: ¿Qué bloqueos me impiden a mí acercarme seriamente a Dios?

      P. Pedro Olalde.

5º Domingo ordinario

Lc 5,1-11

Introducción: Hoy, los tres textos litúrgicos son puramente misioneros. Jesús no viene a este mundo para hacerlo todo él. Ya desde el principio de su vida pública, crea un grupo de compañeros para que le ayuden en el anuncio de la Buena Nueva. La Iglesia siempre se ha sentido necesitada, más que de teólogos, de testigos de la fe, que muestren con su vida, la alegría del seguimiento de Jesús. Estos testigos de la fe se nos muestran hoy a los cristianos para que nos animemos en el seguimiento del Maestro Nazareno, contagiados por su fervor.

·         Hoy las lecturas nos hablan de 3 testigos de la fe: Isaías, San Pablo y  Pedro con los Apóstoles.

1-       PABLO DE TARSO: Testigo de fe (1Co 15,1-11).

A) MISIONERO. Nos encontramos ante un gigante seguidor de Jesús y un inigualable misionero, que dio su vida por la divulgación de la fe entre los paganos. “Cristo nos ha liberado para que seamos hombres libres” (Gál 5,1). Por eso, “si creemos en Cristo da lo mismo estar o no estar circuncidados, lo que importa es la fe y que esta fe se exprese  en obras de amor” (Gál 5,6). Por eso, Pablo no exige la circuncisión y se empeña en no exigírsela a Tito, su discípulo. Más aún, exige la comunidad de mesa entre los judíos y los paganos. No admite ninguna forma de discriminación a causa de las prescripciones de la ley sobre los alimentos.. Exige que todos sean tratados igualmente en todo. Esta práctica tan radical suscita oposición de parte de muchos judíos. Los paganos quedan entusiasmados y las conversiones de éstos se multiplican. Pero los judíos se alejan y sus conversiones disminuyen. A muchos les repugna la vecindad de los paganos. Pedro y Bernabé tienen miedo de que muchos judíos se vayan y de que otros protesten y amenacen. Para evitar que se agrave el conflicto, consideran que es mejor frenar la conversión de los paganos y favorecer más la conversión de los judíos, así como hacer algunas concesiones a los judíos, como se hizo en Antioquía, comiendo aparte los judíos y los paganos. De este modo, disminuye el ritmo de las conversiones paganas. La respuesta de Pablo es otra. Él no se deja impresionar por la reacción de los judíos y se enfrenta a ellos. Sigue multiplicando a los paganos. Va a tierras nuevas que aún no han sido evangelizadas. Permanece indiferente ante las protestas e incluso ante las persecuciones de los judíos, y hace aumentar la proporción de los paganos en las comunidades. Pablo recuerda a los judíos que no tienen derechos adquiridos ante Dios. Dios da su gracia a quien quiere y elige a quien quiere con toda libertad.

+ LA OPCIÓN POR LOS POBRES. Pablo escogió el trabajo como medio de subsistencia. A causa de esta opción fue muy criticado, condenado, desprestigiado; pero se mantuvo firme e inquebrantable. Hacía tiendas (Hch 18,3). El trabajo es para él tan importante que puede escribir: “Prefiero morir antes que verme privado de este glorioso título”. Dice en 1Co 9,15-18: “Predico el evangelio y lo hago gratuitamente, haciendo valer mis derechos por la evangelización”. Pablo no quiso recibir nada por su obra de evangelización. Quiso que fuera gratuita. Los adversarios de Pablo le recuerdan las palabras de Jesús “de  que el obrero merece su salario”. El argumento de Pablo es que Jesús enuncia un derecho, pero no una obligación. El apóstol tiene derecho a ser mantenido, pero nadie está obligado a hacer uso de un derecho.

El misionero como el filósofo en una plaza de Grecia podía ser invitado y mantenido por una familia rica, a cambio de sus servicios de educación para los hijos. Pablo nunca se acogió a este tipo de invitación. Así, en Corinto varias familias ofrecieron a Pablo esta hospitalidad y se quedaron indignados cuando Pablo rechazó todas estas ofertas. Es sabido que Pablo lo hacía para para guardar su independencia.  De este modo, optó por vivir del trabajo de sus manos haciendo tiendas de campaña y en sus correrías apostólicas llevaba sus herramientas de ciudad en ciudad. Al entrar en una población, busca  el barrio de los pobres. En Corinto se encontró con un judío, Aquila, que lo invitó a trabajar con él viviendo en su casa. De este modo el apóstol se relaciona con su mundo. En la comunidad acompañará a los trabajadores y representará en ella su punto de vista con toda naturaleza. El trabajo es uno de los aspectos de la opción de Pablo por la pobreza, la debilidad y la ausencia de poder. Dirá en 1Co 2,3-5: “Me presenté entre vosotros débil y temblando de miedo. Y mi palabra y mi predicación no se basaban en la elocuencia persuasiva de la sabiduría sino en la demostración del poder del Espíritu, para que vuestra fe se fundase sólo en el poder de Dios.                                                                                         

En el libro de los Hechos muy pocas de estas cosas se relatan, porque Lucas pretende ocultar los conflictos surgidos en la misión de Pablo, porque su finalidad es justamente hacer a Pablo aceptable para aquellos que fueron sus adversarios. Sin embargo, las cartas muestran la intensidad de los conflictos con que el apóstol tuvo que enfrentarse.

2-       PEDRO Y LOS APÓSTOLES: Testigos de fe (Lc 5,1-11). Estando junto al lago de Genesaret Pedro y los Apóstoles oyen la llamada de Jesús que les invita a su seguimiento. Antes han experimentado que fiándose de la palabra de Jesús han logrado una gran redada de peces. Se dan cuenta de que su Maestro tiene palabras de vida y confían plenamente en él. Al ver la  redada de peces que habían conseguido, Simón Pedro cayó a los pies de Jesús, diciendo: “Apártate de mí, Señor, que soy un pecador”. Pues tanto él como sus hombres estaban sobrecogidos de estupor ante la cantidad de peces que habían capturado; e igualmente Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Entonces Jesús dijo a Simón: “No temas, desde ahora serás pescador de hombres”. Y después de llevar las barcas a tierra, dejaron todo y lo siguieron.

·    Es un relato simbólico. No habla de pesca sino de misión. Pedro asume la hermosa tarea de sembrar la semilla del evangelio de Jesús.

·       Pedro se cree indigno de la confianza de Jesús: apártate de mí, Señor, que soy un pecador. Actitud bien diferente de la mostrada por Pedro en la pasión: ¿No eres tú uno de los discípulos de ese hombre? Pedro le contestó: No, no  lo soy (Lc 18,17).

·      Las palabras de Jesús a Pedro le confirman y le dan seguridad en su misión: No temas, desde ahora serás pescador de hombres. Su gran generosidad está reflejada en su última frase: después de llevar las barcas a tierra, dejaron todo y le siguieron.

3-       NARCISO YEPES: Converso de hoy (1927-1997). Todo cambió un día… Yo me encontraba en París, acodado en un puente del Sena, viendo fluir el agua. Era por la mañana. Exactamente el 18 de mayo (de 1952). De pronto, escuché la voz de Dios en mi interior… Quizás me había llamado ya en otras ocasiones, pero yo no le había oído. Aquel día yo tenía “la puerta abierta”… Y Dios pudo entrar. Subrayado: -Entró de lleno y para siempre en mi vida.

·    Narciso Yepes, el artista universal. Maestro de la guitarra clásica. Intérprete y compositor. Uno de los principales concertistas mundiales del siglo XX. Investigador, a quien se debe la recuperación de unas 6.000 partituras antiguas. Premiado con numerosas distinciones en vida. Nacido en un humilde hogar campesino de Lorca (Murcia), con 4 años le estalló la afición.


·        Dice de sí: Mi vida de cristiano tuvo un largo paréntesis de vacío que duró un cuarto de siglo. Me bautizaron al nacer y ya no recibí ni una sola noción que ilustrase y alimentase mi fe. ¡Con decir que comulgué por 1ª vez a los 25 años! Desde 1927 hasta 1951 yo no practicaba ni creía ni me preocupaba lo más mínimo que hubiera o no una vida espiritual y una trascendencia, un más allá. Dios no contaba para nada en mi vida. Y tras el tremendo batacazo espiritual, volándole los ojos sobre las aguas del Sena, comenta: Mi respuesta fue inmediata. Entré en la iglesia más próxima y hablé con un sacerdote durante 3 horas. A partir de ese día busqué instrucción religiosa, católica. Tenía la fe dormida y,… revivió. Y ya, desde aquel momento, nunca he dejado de saber que soy criatura de Dios, hijo de Dios. Un hombre con una cita de eternidad, que se va tejiendo y recorriendo ya aquí en compañía de Dios. Así como hasta entonces Dios no contaba para nada en mi vida, desde aquel instante no hay nada en mi vida en lo que yo no cuente con Dios. (EDITH STEIN Y CONVERTIDOS DE LOS S. XX Y XXI. Pág.96ss. Colec. C. de Damasco).   

        P. Pedro Olalde.

4º Domingo ordinario (31 de enero de 2016)

Lc 4,21-3

1-    Canto al amor (Corintios 12,31-13,13). Este texto ha sido llamado el himno al amor, sobre todo por su contenido. Después de 2000 años de su redacción, sigue siendo totalmente actual. Entonces, su autor, Pablo de Tarso, quiso decir, sin ambages, a los cristianos de Corinto que el amor es lo más valioso de toda persona. Aquí, el apóstol no habla de eros, del amor carnal, sino de ágape, del amor que se dirige a Dios y al prójimo y está hecho de entrega y búsqueda del bien del otro.

·       A muchos se les ha ocurrido, aparte de a S. Pablo, cantar las excelencias del amor, expresando las más bellas ideas en su comentario. Alguno lo ha hecho, queriendo elevar a estatuto de ley su cumplimiento. Hacemos nuestros estos ESTATUTOS DEL AMOR:

+ 1- Debe quedar claro que el amor no es una tarta que se consume, sino una semilla que se cultiva.
+ 2- Es seguro que no hay amor sin dolor; el amor perfecto pasa por la muerte del yo para que el otro viva. Pero el que ama es feliz y su muerte es pascual.
+ 3- Se define el cielo como el reino del amor, porque Dios es amor. Se define el infierno como el lugar donde no hay amor. Está bien probado que el amor es más fuerte que la muerte.
+ 4- Queda probado que las familias son seminarios de amor, porque todos se aman por encima de sus merecimientos, y cada uno es responsable del otro como el jardinero de su rosa.
+ 5- Se constata que el amor es ensanchador, en crecimiento constante, porque el amor no tiene límites. La medida del amor es amar sin medida.
+ 6- Se decreta que el amor cuidará especialmente de los pequeños y los que sufren, arropándolos con su ternura.
+ 7- Creemos que llegará en la humanidad un momento feliz en que se diga: queda establecido que desde ahora no habrá más ley que la del amor.

·         Así y todo, su puesta en práctica no es tan fácil como pudiera suponerse: el crecimiento en el amor es uno de los más largos, difíciles y necesarios para la felicidad de la persona. ¡Dichosos los capaces de empeñarse en esta tarea!

2-    Lucas 4,21-30. Lucas presenta a Jesús ejerciendo de profeta en su tierra natal en la liturgia de la sinagoga. La reacción primera fue de admiración y encanto. Era la reacción cordial, de corazón a corazón, la reacción de los limpios de corazón. Con todo, el anuncio del profeta Jesús:

+ 1-  entraña conversión y los nazarenos empiezan a mostrar sus resistencias. Ante al anuncio de un profeta, es mala la situación de un auditorio que no acepte la conversión. Quienes no quieran  transformarse, empezarán a justificarse, diciendo cualquier excusa: Ya somos mayorcitos para saber lo que tenemos que hacer.

+ 2- El anuncio de Jesús conlleva novedad y no gusta. No gusta: A) que Jesús omitiera del anuncio de Isaías “el día de la venganza”. Estaban acostumbrados al anuncio de sus letrados que clamaban para que Dios viniese en socorro de su pueblo para sacudir el yugo romano. B) Tampoco gusta que su paisano Jesús les recordara los favores que Dios hizo en favor de los paganos, en tiempos del profeta Elías, que  a raíz de una gran hambre fue enviado a una viuda de Sarepta, y algo después, su discípulo Eliseo curara de la lepra al sirio Naamán. Y citando un refrán les recuerda que ningún profeta es bien recibido en su tierra.

·       Todo esto les hace salir de sus casillas, se llenan de indignación, y dice el texto que lo echaron fuera de la ciudad y lo llevaron hasta un precipicio, en clara alusión a su muerte en Jerusalén.  Llama la atención las reacciones de envidia de los vecinos de Jesús. ¿No es éste el hijo de José el carpintero? ¿Qué garantías ofrece su discurso si va en contra del mensaje tradicional de los rabinos?

·      Lucas se adelanta a presentarnos a un Jesús, cuya enseñanza será en gran parte rechazada por el pueblo judío, cuyas expectativas mesiánicas no se avenían bien con la actitud misericordiosa de Jesús hacia todos los pueblos.

3-    La Palabra de Dios nos llama a la conversión. Textos como el de hoy son para que nos detengamos y tomemos conciencia de algo muy importante: no podemos ir al lugar de la celebración y del anuncio de la Palabra faltos de una actitud adecuada.

·         Así, sería bueno que de camino al lugar del encuentro dominical avanzáramos orando y lanzando al cielo nuestra humilde y confiada plegaria: Padre Dios, no quiero ir a la celebración con una actitud defensiva, que me impida convertirme. Más bien, deseo ir con una gran apertura de conciencia para aceptar el cambio que me pide el anuncio del Evangelio.

·       Si alguna vez nos detenemos a compararnos con Jesús, veremos la gran distancia que existe entre su vida y la nuestra, entre su radicalidad y nuestra tibieza, entre su entusiasmo y nuestra  apatía. ¿A qué se debe? Seguramente a que cambiamos muy poco; nos convertimos casi nada; seguimos igual, a pesar de todas las torrenteras de palabra evangélica que llueva sobre nosotros.

·   ¡Vivir en actitud de una continua conversión! ¿Se puede proponer esto en nuestras asambleas cristianas? Debería ser muy posible, y nunca nos faltaría la gracia de Dios Padre, que anhela grandemente seamos felices con la plenitud de vida de su Hijo Jesús. ¿Qué nos impide el hacerlo? Probablemente, nuestra escasa ilusión y fe.

·        Sea ésta mi oración confiada: Cristo Señor, gracias por esta reflexión que me inspiras. Gracias por tu presencia en mis deseos de conversión constante.

      P. Pedro Olalde.