Real Congregación de Naturales y Originarios de las tres Provincias Vascongadas


En 1715 se reunió en Madrid un grupo de 124 vascongados que decidieron fundar una Congregación con fines benéficos bajo la advocación de San Ignacio de Loyola. El Consejo de Castilla aprobó las Constituciones en 1718 y desde entonces la Congregación, y a lo largo de más de 300 años de historia ha continuado con su misión.

La Congregación tiene como sede la Iglesia de San Ignacio de Loyola, de Madrid, donde realiza sus actividades. Este blog es un canal de información dirigido a todos sus miembros y personas interesadas en conocerla más de cerca.


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Resurrección del Señor (27 de marzo de 2016)

Jn 20,1-9

1-    Lucas 20,8-9. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro. Vio y creyó. Y es que hasta entonces, los discípulos no habían entendido la Escritura, según la cual Jesús tenía que resucitar de entre los muertos.

·        La muerte de Jesús en la cruz ponía en cuestión la veracidad de su causa. ¿Quién tenía razón, Jesús o sus enemigos? ¿De parte de quién estaba Dios?

·        Al condenarlo a  morir en la cruz, no sólo habían terminado con Jesús, sino al parecer, con su pretensión de la construcción del reino de Dios. Todo estaba pendiente de qué lado se situaba Dios, del lado de Jesús o de sus contrarios.

2-    Cristo, fuente de esperanza. Al poco tiempo de la muerte de Jesús, sus discípulos pregonan enardecidos que Dios ha reivindicado a su hijo Jesús por la resurrección. De esta manera, Dios toma partido a favor de la causa del Crucificado y desautoriza a quienes le han condenado.

·        Esto es lo que anuncian, en repetidas ocasiones, sus discípulos: Sabed todos vosotros y todo el pueblo de Israel que éste (el hombre curado) aparece ante vosotros sano en virtud del nombre de Jesús Nazareno, a quien vosotros crucificasteis, y a quien Dios ha reivindicado entre los muertos (Hch 4,10).

·        Y en Hechos 5,30: El Dios de nuestros antepasados ha resucitado a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándolo de un madero.

·        Lo que la resurrección de Jesús pone ante nuestra vista es que Dios aprueba la vida de entrega de Jesús a los pobres y abandonados. El Padre se declara a favor de Jesús en su búsqueda incansable de las ovejas descarriadas de Israel y aparta sus ojos de la indiferencia de los pastores de Israel hacia el pueblo sencillo e ignorante.

·        Por eso, Dios no sólo le ha dado razón, sino que le ha devuelto la vida, que tan injustamente le han arrebatado las autoridades judías. Jesús ha sido víctima del poder, que no pasa más allá de quitarle la vida mortal. En la vida definitiva, Dios le hace justicia con la resurrección.

·        Jesús de Nazaret se nos presenta a todos los humanos como modelo de esperanza, sobre todo, para quienes han sido víctimas inocentes en esta vida. Los millones de personas sometidas a las injusticias de los poderosos, ¿en quién pueden apoyarse para seguir confiados? En el mismo que hizo justicia a su Hijo Crucificado, en el Padre Dios.

·        Sí, Jesús muerto y resucitado es fuente de esperanza para nosotros. En Él descubrimos a un Dios de vida para toda la creación. Mientras caminamos por esta tierra nos encontramos con el mal y la injusticia. En el resucitado vemos una luz que apunta hacia la Vida que nos espera. Esta debe ser la esperanza, que podemos vivir y anunciar a los desorientados y faltos de creencias sólidas.

3-    Ejemplo de vivencia de la resurrección en la tierra. Narciso Yepes (+ 1997)

·        Todo cambió un día… Yo me encontraba en París, acodado en un puente del Sena, viendo fluir el agua. Era por la mañana. Exactamente el 18 de mayo de 1952. De pronto, escuché la voz de Dios en mi interior… Quizás me había llamado ya en otras ocasiones, pero yo no le había oído. Aquel día yo tenía “la puerta abierta”… Y Dios pudo entrar.

·        Narciso Yepes, el artista universal. Maestro de la guitarra clásica. Intérprete y compositor. Uno de los principales concertistas mundiales del siglo XX. Investigador, a quien se debe la recuperación de unas 6.000 partituras antiguas. Premiado con numerosas distinciones en vida. Nacido en un humilde lugar campesino de Lorca (Murcia), el 14 de noviembre de 1927, con cuatro años de edad le estalló la afición.

·        Mi vida de cristiano tuvo un largo paréntesis de vacío que duró un cuarto de siglo. Me bautizaron al nacer y ya no recibí ni una sola noción que ilustrase y alimentase mi fe. ¡Con decirle que comulgué por primera vez a los 25 años…! Desde 1927 hasta 1951 yo no practicaba ni creía ni me preocupaba lo más mínimo que hubiera o no una vida espiritual y una trascendencia, un más allá. Dios no contaba para nada en mi vida.

·        Y tras el tremendo batacazo espiritual a orillas del Sena en 1952, relata: Mi respuesta fue inmediata. Entré en la iglesia más próxima y hablé con un sacerdote durante tres horas. A partir de ese día busqué instrucción religiosa, católica. Tenía la fe dormida y… revivió.

·        Y ya, desde aquel momento, nunca he dejado de saber que soy criatura de Dios, hijo de Dios. Un hombre con una cita de eternidad que se va tejiendo y recorriendo ya aquí en compañía de Dios. Así como hasta entonces Dios no contaba para nada en mi vida, desde aquel instante no hay nada en mi vida en lo que yo no cuente con Dios. Mi conversión fue inesperada, pero firme.

·        La fe de Narciso fue en extremo generosa: Yo quisiera amar a Dios, porque no sólo me ha conservado la fe, sino que me la agranda cada día.

·        A Pilar Urbano, en una entrevista, le había declarado: Además de creer en Dios, yo le amo. Y lo que es incomparablemente más afortunado para mí: Dios me ama. ¡Cambiaría tanto la vida de los hombres si cayesen en la cuenta de esta espléndida realidad!

·        Casi siempre para quien toco la guitarra es para Dios. He dicho casi siempre, porque hay veces en que, por mi culpa, en pleno concierto puedo distraerme. Tocar un instrumento lo mejor que uno sabe y ser consciente de la presencia de Dios, es una forma maravillosa de rezar, de orar. Lo tengo bien experimentado.


·        Un cáncer linfático declarado en 1990 fue motivo de experiencias dolorosas, de mejoras, de recaídas, de esperanzas y desesperanzas, de purificación. Luchó con todas sus fuerzas y buscó la curación, con el deseo de continuar dando gloria a Dios, “con la guitarra de diez cuerdas”.

      P. Pedro Olalde.

Viernes Santo (25 de marzo de 2016)

Jn 18,1-19,42

1-    Locura de la cruz

·        Hoy, en un mundo terriblemente sensible al dolor, parece una locura encontrarnos con la imagen de un Cristo crucificado, presentado para nuestra identificación con Él.

·        Si del libre albedrío humano dependiera, hacía tiempo que habríamos suprimido de un plumazo todas las cruces, para así dulcificar nuestra religión.

·        Los evangelios presentan a Jesús en la cruz siendo el escarnio de los transeúntes del Gólgota, que le dicen: Si eres Hijo de Dios, bájate de la cruz.

·        Pero Jesús, que se ha sometido a la ley de la encarnación, permanecerá silencioso, precisamente por ser Hijo de Dios.

·        El paso de Jesús por la cruz fue para sus discípulos un duro escollo, que lo superaron por la fuerza del espíritu. Entendieron más tarde que su Maestro se sujetó en todo a su condición humana, y que llevado por la fuerza del amor hacia los pobres, fue consecuente hasta sufrir una sangrienta muerte.

2-    Por qué muerte Jesús

·        A la muerte de mi madre, en enero de 1953, después del funeral, un hombre se acerca a mi padre y le da el pésame, diciendo: Era nuestra deuda. Quería decir que la muerte era el castigo de Dios por el pecado cometido por Adán y Eva y contraído por nosotros en el nacimiento.  

·        En diez largos siglos se ha explicado la muerte de Jesús como expiación dada al Padre por su Hijo para obtener el perdón por el pecado original. Se decía que este pecado era una ofensa tan grande contra Dios, que sólo una persona divina, el Hijo, podía con su muerte dar la debida reparación al Padre.

·        En esta concepción, que viene de Anselmo de Canterbury, el que queda peor parado es el mismo Dios, a quien se le considera un déspota por exigir la muerte de su Hijo para la reparación de la ofensa. Además, en este esquema, se viene a decir que la muerte es consecuencia de este pecado.

·        Esta forma de concebir el pecado de nuestros primeros padres ha hecho mucho daño al cristianismo en el mundo moderno. Hoy, esta doctrina está superada. El Padre del cielo no es ningún sádico que envía al Hijo al mundo para que muera en la cruz y satisfaga el delito cometido por Adán. Al contrario, el Padre ama al mundo y envía a su Hijo para su salvación, y no para reparar su honor.

·        Entonces, ya que decimos que Jesús salva, ¿cómo lo hace? Jesús nos salva con su vida de entrega. Él nos traza el camino de la plenitud y la asunción de sus valores de amor, justicia y solidaridad.

·        Así pues, Jesús murió en la cruz, porque de tal manera se comprometió a favor de los últimos, que las autoridades civiles y religiosas lo eliminaron, porque su modo de entender y de vivir a Dios era peligroso para sus intereses. No se lo perdonaron, ya que se identificaba demasiado con las víctimas civiles y los excluidos del templo. Desde la cruz, con su lenguaje silencioso, arroja una dura denuncia contra el “orden” de este mundo. Así, la tarea de todo buen cristiano será desclavar a los innumerables crucificados de hoy. ¿Basta, acaso, besar la cruz? A quienes hay que besar y desclavar es a los que están cosidos al cruel madero.

3-    Rasgos del Dios crucificado

·        Quien acepte la reflexión anterior no puede seguir imaginando a Dios como un ser milagrero que gobierna el mundo a fuerza de prodigios.

·        Jesús, el Hijo de Dios crucificado, nos muestra cómo es Dios. Aquí, Dios aparece no como un ser todopoderoso, ajeno al sufrimiento del hombre, sino un Dios humilde e impotente, que comparte con el hombre su dolor y hasta su muerte.

·        Jesús de Nazaret nos revela a un Dios cuya única fuera es el amor, y nos pone mirando al sufrimiento de todos los crucificados de este mundo, para que aliviemos su dolor como Él lo hizo en su vida.

·        Este Dios no tiene nada de sádico. Prefiere ser víctima de sus criaturas ante que su verdugo. Verdaderamente, en este Dios se puede creer.

4-    Seguir a Jesús llevando la cruz

·        Nosotros, que huimos del dolor como de la peste, tenemos el peligro de convertirnos en seguidores de Jesús eliminando del todo la cruz, lo costoso. De este modo, vaciamos el evangelio de contenido.

·        Es la tentación que experimentó Pedro al tratar de apartar a Jesús de su camino a Jerusalén. Vade retro, Sátana, le dijo Jesús, lejos de mí, Satanás.

·        No se trata de buscar la cruz, porque el dolor sea bueno. Es cuestión de aceptar lo costoso del seguimiento a Jesús, la construcción del reino de Dios, una sociedad de mayor justicia y derechos humanos para todos. El cristiano que se empeñe en algo de esto seriamente, se encontrará con  dificultades. Este es el tipo de sufrimiento que se deriva el seguimiento a Jesús.

·        No son tanto los achaques y dolores corporales, comunes a todos los humanos, a los que nos referimos aquí, sino a los derivados de una apuesta seria por el evangelio, que, sin duda, acarreará más de un quebradero de cabeza.

·        Todo sufrimiento sigue siendo malo; pero, por eso mismo su aceptación es una experiencia humana que causa admiración y nos hace participar en las dos actitudes que Jesús vivió en la cruz: la comunión total con el Padre y su amor solidario hacia el ser humano.

·        En este tema no es necesario pensar en grandes acciones. Realidades corrientes que tienen que ver con el tema pueden ser, a modo de ejemplo: pagar debidamente a la señora de limpieza que hemos contratado; de igual modo, dar un salario decente al inmigrante que atiende a un mayor, etc.

      P. Pedro Olalde.

Jueves Santo (24 de marzo de 2016)

Jn 13,1-15

1-    La historia de una tribu india de la Amazonia venezolana.

·        Esta es la historia que, de labios de una religiosa de nombre Felicidad, oí, estando ella de misionera en la Selva Amazónica de Venezuela. Presenció la celebración que, a raíz de la muerte del jefe de la tribu, le dedicaron todos sus miembros.

·    Emplearon toda una mañana para la celebración, empezando por recoger el material combustible necesario (hojas, ramas y troncos de árboles), los cuales fueron siendo amontonados en el centro del bosque.

·      Una vez acabada esta primera parte, el cuerpo del fallecido fue colocado encima de la pira y encendida ésta.

·     A continuación, se procedió a la segunda parte, consistente en numerosos cánticos de acción de gracias por todo lo que el recién fallecido les había aportado a ellos, durante todo el ejercicio de su mandato.

·     Los cánticos, ejecutados con gran alarde de espontaneidad y arte, se fueron alternando con la recitación de poesías y poemas que rememoraban la bondad y servicio del jefe que había gobernado la tribu en 38 años. Esta fue la tercera parte de la ceremonia.

·        La cuarta consistió en recoger las cenizas de la enorme hoguera. Todos los que participaron en la celebración, sentados en corro, fueron haciendo como unos panecitos, que recogía el espíritu del jefe de la tribu.

·        La quinta y última fue la participación de todos los asistentes a quienes se distribuyó un panecito y lo comieron, sintiéndose uno con el espíritu del jefe desaparecido.

2- Preciosa celebración, similar a nuestra Eucaristía.

·        También la Eucaristía se realiza en memoria de un líder fallecido, Jesús de Nazaret. En nuestra celebración no hay ninguna hoguera, sino que se hacen continuas referencias a Jesús, el Ungido de Dios, a quien invocamos como Hijo de Dios y veneramos como a nuestro modelo de vida.

·        Tres participantes distintos proclaman quién fue Jesús, con una primera lectura del AT, una segunda del NT (escritos de las cartas de Pablo, Pedro, Juan y otros) y la tercera de los Evangelios.

·        A continuación, una persona cualificada de la asamblea, glosa las lecturas, proponiendo a toda la concurrencia como modelo de vida a Jesús, que hizo de la suya una entrega total por los hombres, por los pobres.

·        Con la explicación de la Palabra se alternan cánticos festivos, plegarias y acciones de gracias, en memoria de Jesús.

·        En la parte central de la celebración, simbólicamente, con pan y vino, se recuerda lo más maravilloso que hizo Jesús: la entrega de su vida. Se afirma de él que se hizo un trozo de pan para alimento de los hambrientos, y un vaso de vino, para alegría de los hombres. En este momento, se hace un gran silencio, que invita a la adoración y cada uno toma conciencia de que está invitado a hacer lo mismo que hizo Jesús: convertirse en un trozo de pan para dejarse comer por el prójimo, hacerse un vaso de vino para ser bebido por los otros.

·        Esta parte se acaba con un brindis solemne: mostrando a toda la concurrencia con entrambas manos el pan y el vino, se proclama que los cristianos anunciamos con vivo convencimiento que existe una forma de ser persona al modo como lo fue Jesús, es decir, alguien que entrega su vida, haciéndose pan y vino y dejándose comer y beber por su prójimo.

·        Es de resaltar la proclamación de que todos somos hermanos, al rezar juntos, dándose las manos, el padrenuestro.

·        Termina el acto comiendo el pan y bebiendo el vino, signos de la presencia espiritual de Jesús de Nazaret, con quien todos los asistentes al acto tratan de hacerse uno.

3- Énfasis: en estas dos celebraciones se subraya el hacerse uno con su modelo.

·        En la primera celebración. Suponemos que el líder tribal, en cuyo honor se hacía la celebración, era un personaje rodeado de las más bellas cualidades humanas y espirituales, de modo que los que le conocieron pudieran admirar en él el tipo de personalidad digna de imitación para todos. El acto de comer el panecito era central, que expresaba el deseo de tener la máxima identificación con él. A pesar de lo que me decía la religiosa Felicidad, que estuvo presente en la ceremonia, de que le pareció muy fuerte ese acto final de comer el panecito, expresa muy bien el contenido de una buena celebración.

·        En la Eucaristía. Los cristianos debemos celebrar la Eucaristía con el ánimo de hacernos uno con Jesús, de participar de su espíritu. Podemos decir que esto es lo que marca la diferencia entre una buena celebración y otra mala. Quien, lo más conscientemente posible, se acerca a la mesa eucarística para unirse a Cristo e identificarse con la personalidad de Jesús (en su bondad, su espiritualidad, su perdón, su amor, su trabajo por el reino, etc.), muestra acercarse a la Eucaristía en las mejores condiciones. lo que le irá transformando al sujeto, pareciéndose cada vez más a Jesús.

4- Una buena celebración de Jueves Santo. No se precisa tanto que esté presidida por el señor obispo, con un excelente orfeón y órgano.

·        Se requiere que, en conjunto, las celebraciones a las que asistimos, vayan produciendo en nosotros una identificación con la persona de Jesús.

      P. Pedro Olalde.

Domingo de Ramos (20 de marzo de 2016)

Lc 22,1-23,56

1-    Entrada de Jesús en Jerusalén. Día 9 del mes de Nisán. Jerusalén se desbordaba con innumerables peregrinos venidos de la diáspora, de Judea y de Galilea.

·         Como todos los años, cuando ya la primavera asomaba su cara tímidamente, los hijos de Israel se juntaban para celebrar la Pascua dentro de las murallas de la ciudad de David.

·         Jesús y su grupo de discípulos han hecho su peregrinación de 3 días a pie, y contagiados por el fervor religioso de la masa, el Maestro accede a hacer su entrada montado sobre un asno, en un humilde gesto de desear la paz a todos.

·         Entonces, enardecidos los discípulos por el contagio de la multitud, y viendo que la ocasión era única, comienzan a aclamar a su guía. Algunos cortan ramos de olivo y los agitan con gran regocijo, al tiempo que exclaman: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!

·         Aquella humilde entrada de Jesús en Jerusalén pudo haberse tomado como sátira y burla de las pomposas entradas triunfales de los emperadores a las ciudades, para festejar sus gestas victoriosas.

·         El humilde gesto simbólico de la entrada de Jesús, anunciando un reino de paz y justicia para todos, bien pudo ser entendido como una burla para encender los ánimos de la gente para una sublevación. Por eso, el acto pudo haber sido motivo suficiente para haber decretado la condena de Jesús.

2-    La hora en que el Amor triunfa sobre la muerte. Se acerca la hora en que el amor de Dios manifestado en Jesús va a llegar hasta su cumplimiento. Estamos en el pórtico de la semana grande, la semana del dolor y del amor, la semana de la muerte y de la vida, la semana primera del mundo nuevo. Es la semana del gran Paso de Dios.

·         Los acontecimientos se precipitan. Todo queda expresado en lenguaje del amor y el odio. Quien bajó de los altos cielos al encuentro del ser desvalido para alzarlo hasta el rango divino, se ha sentido rechazado, y las autoridades le condenan a muerte.

·         En la semana de la pasión quienes quedan retratados son Jesús, el ser pleno por antonomasia, y los hombres, capaces de lo peor, hasta someter al justo de los justos a los suplicios más atroces que los humanos inventaron.

·         El grito que Jesús lanza en su muerte (Mc 15,37) todavía sigue resonando en el mundo entero y nos sentimos avergonzados de haber dado este trato al Hijo de Dios.

·         Si a él le hicieron esto, ¡qué no nos pueden hacer a nosotros, pobres pecadores! La primitiva comunidad cristiana retuvo dos datos de la pasión del Señor: 1) Que murió dando un grito. 2) Que murió perdonando. Fue el testamento que Jesús nos legó.

3-       La dramática procesión del recorrido martirial del Obispo de Jaén.

·         Desde la plaza de Santa María, donde estaba enclavado el palacio episcopal, se percibía con toda precisión el tiroteo de la calle Merced Alta, del que fueron víctimas los cuatro claretianos. Es fácil figurarse la impresión que estos hechos producían en el señor obispo y fácil también concluir que, a los dos día del alzamiento, el obispo Mons. Basulto está firmemente convencido de que sus horas y las de su clero estaban contadas.

·         Ello no obstante, hasta las once y media de la mañana del 2 de agosto no se hicieron presentes en el palacio episcopal los dirigentes comunistas Nemesio Pozuelo y José Aroca con propósito de izar la bandera roja en el balcón de la fachada. Realizado este cometido, manifestaron al doctor Basulto la necesidad de abandonar el local, al que ellos tenían ya asignado un nuevo destino. Con carácter inmediato le invitaron a que se bajara, en compañía de sus familiares y de don Félix Pérez Portela, vicario general, a los bajos del palacio, donde habían funcionado antes las oficinas de la curia.

·         Uno de los intrusos comentó: ¿Dónde están tantos amigos como usted tenía, para que vengan ahora a defenderle? El obispo sonrió y no contestó nada. Su paso a estas dependencias tenía ya a todas luces carácter formal de detención, dado que para custodiar a los 4 moradores fueron instaladas otras tantas parejas de milicianos.

·         Hacia el 10 de agosto, la cabida de la prisión y de la catedral no daba de sí para albergar a las levas de presos que llegaban a diario de todos los pueblos de la provincia. Sólo en la catedral eran más de 1.200 los detenidos. Tal vez por deferencia, el  obispo fue recluido en la sacristía de la catedral.

·         Una larga hilera de presos, entre los que figuraban seis sacerdotes, esperaban en la nave del evangelio la orden de marcha. El obispo con sus familiares atravesó estas filas de presos, compañeros de su viaje y que también habían de serlo de su martirio, los cuales inclinaban la cabeza al paso de su prelado en señal de profundo respeto. El señor obispo, en actitud humilde, les iba bendiciendo disimuladamente hasta la puerta de salida, en que dirigió una mirada a la capilla en donde se custodia la preciosa reliquia del Santo Rostro.

·         Muchos se arrodillaban también al paso del obispo mártir, quien, al llegar a la puerta de salida, antes de perder de vista a sus queridos compañeros de infortunio, se vuelve hacia nosotros y serenamente, solemnemente, majestuosamente, levantó sus manos y nos bendijo, trazando  tres veces la señal de la cruz sobre nuestras cabezas.

·         A los pocos días fuimos incluidos en la lista de una expedición de 250, trasladados a la estación y prensados en los vagones de un tren, en el que viajamos en posturas inverosímiles horas interminables y amanecimos cerca de Madrid. Acto seguido, los guardias se retiraron, dejando el tren abandonado y en poder de los revoltosos, que le hicieron andar por la vía de Vallecas. En un sitio llamado Caseta del Tío Raimundo, detuvieron el tren, Allí fueron haciendo bajar a los prisioneros y los fusilaron en tandas. El que mató al señor obispo declara que lo hizo disparando una escopeta cargada de plomo a una distancia de metro y medio.

·         Colocados en grupos de 25 sobre un repecho de este paraje, iban dando cuenta de ellos tres ametralladoras apostadas frente por frente a muy pocos metros. Los demás esperaban su turno con la horrible angustia que cabe imaginar.

·          En la relación de los señores Jacobo Navarro y Leocadio Moreno se nos dice que el señor obispo  cayó de rodillas, exclamando: Perdona, Señor, mis pecados y perdona también a mis asesinos. “Esto es una infamia”, reclamaba su hermana Teresa; “yo soy una pobre mujer”. “No te apures”, se le contesta; “a ti te matará una mujer”. Y acto seguido se adelanta una miliciana, que disparó allí mismo a sangre fría sobre la bondadosa señora, única mujer que figuraba en la expedición. (ANTONIO MONTERO, Historia de la persecución religiosa en España, BAC 1961, extractado). 


P. Pedro Olalde.

Últimas noticias

El pasado domingo, 17 de enero, celebramos el 4º aniversario del fallecimiento de Lourdes Díez Arechavala, así como su cumpleaños el domingo, 14 de febrero. En la misa del 17 de enero pedimos también por Juan Olaechea.

El domingo, 24 de enero, y con acompañamiento del Orfeón, celebramos el día de San Sebastián, con tamborrada incluida, que al igual que el año pasado hicieron su entrada en la Iglesia resultando un acto muy emotivo para todos los allí presentes.

El 28 de febrero recordamos a Carmen Carrizo Mahou, Pedro Miguel Corcuera Díez y Julia Díez Landaluce.

El Orfeón nos acompañó también los días 7 y 28 de febrero, así como el 13 de marzo. Este último domingo, se reunió el Grupo de Evangelización a las 10.45 hrs.

El calendario de los actos programados para esta Semana Santa será el siguiente:

- El jueves 17 de marzo, don Pedro celebrará la Liturgia Penitencial a las 19.00 hrs.
- El sábado 19 de marzo, día de San José no se celebrará misa en nuestra Iglesia.
- El 20 de marzo, Domingo de Ramos, Eucaristía en horario habitual de las 12.00 hrs.
- El 24 de marzo, Jueves Santo, celebraremos la Eucaristía a las 18.00 hrs. Hora Santa a continuación.
- El 25 de marzo, Viernes Santo, Vía Crucis a las 12.00 hrs. Posteriormente y a las 18.00 hrs.           celebraremos los oficios correspondientes con la lectura de la Pasión.
- El 27 de marzo, Domingo de Resurrección, celebraremos la Eucaristía a las 12.00 hrs.
- El Orfeón nos acompañará en la misa del domingo 3 de abril.

El martes 29 de marzo, a las 19.45 hrs. actuará la coral de niños, niñas y jóvenes GANBARA TXIKI ABESBATZA de Oñati. ¡Esperamos vuestra asistencia!

Damos también la bienvenida a nuestra Congregación a Mirari Sánchez de la Blanca Camacho. Ongi etorria!

Para finalizar, desearos una feliz Semana Santa. Agur bero bat.

La Junta de Gobierno.


5º Domingo de Cuaresma (13 de marzo de 2016)

Jn 8,1-11

·        Caía la noche y se retiraba el sol a su descanso, después de regalar a los humanos sus ardientes rayos, en aquel día primaveral, que resultó extremadamente caluroso. Se aproximaba la Pascua judía y ya se sentía en la ciudad la presencia de numerosos forasteros, que ponían una nota de color con su animación.

·        De pronto sentimos un tropel de gente enfurecida profiriendo insultos, mientras se dirigían a una casa donde una pareja, Persio y Melita, había sido sorprendida en adulterio, en el barrio de los aguadores. La comitiva se detuvo delante de su casa. Fue entonces cuando el marido de ella exclamó: ¿Déjenlo a él!, que ya me encargaré yo otro día de ajustarle las cuentas. Enseguida un hombre medio desnudo se escabulló calle abajo como alma llevada por el diablo.

·        Cuando poco más tarde hizo su aparición la adúltera, subieron de tono los insultos, y su esposo le propinó esta dedicatoria: ¡Te juro por mi cabeza que hoy será el último día de tu vida! Los vecinos, que alertados por el alboroto se habían ido sumando al grupo acusador, les emularon en sus improperios, y enfurecidos vociferaban: ¡A la muerte con ella! ¡Hay que matarla!

·        Dos hombres agarraron despiadadamente a Melita y le arrancaron la sábana con la que intentaba cubrirse, para mayor vergüenza y escarnio de ella. Después la arrastraron golpeándola en todo momento y se dirigieron al barranco de la gehena, el basurero donde se quemaban los deshechos de los sacrificios del Templo. Es aquí donde se apedreaba a las mujeres sorprendidas en adulterio. ¡A la gehena con ella!, gritaban. ¡Que arda para siempre y no quede memoria de ella! La pobre mujer yacía en tierra, enmudecida como un teatro vacío con sus luces apagadas.

·        Quiso la buena fortuna que Jesús y sus discípulos se encontraran muy cerca de allí conversando, cuando vieron acercarse a la gente enfurecida. Al percatarse de la presencia del profeta galileo, un vecino elevó su voz y le dijo: ¡Eh, tú, profeta, ven con nosotros y ayúdanos a cumplir la ley de Moisés! ¡El crimen del adulterio solo se repara con piedras!

·        Los dos hombres que arrastraban a la mujer dejaron caerla en medio de todos, boca abajo, sangrando y en un estado lastimoso. Entonces, un vecino se aproximó a Jesús para decirle: ¡Eh, profeta, échale una maldición para que se abra la tierra y la trague viva! Viéndose interpelado, Jesús se acercó a la comitiva y preguntó: ¿Dónde está el marido de esta mujer? Éste se presentó y le hizo saber que le había engañado hasta 5 veces. Una mujer añadió, por su parte, que medio vecindario se había acostado con ella. Viéndose perdida, la pobre mujer parecía que tendía sus brazos al cielo, implorando ayuda: “No me abandones, Señor, no me hagas presa de la jauría que vocifera contra mí”.

·        Mientras oía todo con gran atención, Jesús, en cuclillas, anotaba en la arena las acusaciones que lanzaban contra la mujer. En este momento, el marido de Melita se aproximó a Jesús para preguntarle: Tú, ¿qué dices, profeta? A lo que Jesús le contestó: Yo digo que me den una piedra. Un viejo de mirada torva se apresuró a llevarle una piedra de regular tamaño: Todos los presentes aprobaron la acción de Jesús, diciendo: ¡Muy bien, duro con ella!

·        Jesús, teniendo la piedra en la mano, la elevaba un poco en el aire, como si se ejercitase antes de lanzarla. Después, elevando su mirada, dijo a la concurrencia: Siento contrariaros, paisanos, pero no seré yo el 1º en arrojar la piedra. Si alguno de vosotros está limpio de pecado, que venga y se la tire.

·        Entonces se levantó un viejo calvo y barbudo y le dijo: Dame a mí la piedra. Deseo cumplir la ley de Moisés dando muerte a esta prostituta. Jesús le susurró esta pregunta al oído: ¿Puedes decirme en confianza a cuánto interés prestas tu dinero: al 10 ó al 30%? La ley de Moisés eso también lo prohíbe. No puedes estrangular a los pobres que no pueden pagarte los préstamos abusivos, ¿verdad, amigo? El viejo dejó caer disimuladamente la piedra y se alejó.

·        Jesús se volvió de nuevo  a la gente, que esperaba impaciente. ¿Alguien quiere arrojarle la primera piedra?, repitió. –Yo, dijo un hombre fornido, que resultó ser un comerciante. Jesús habló con él a media voz: Tal vez, le dijo, tengas dos balanzas, una para pesar lo que compras, y otra para pesar lo que vendes. ¿Cuántas tienes, una o dos? Al pobre comerciante se le hizo un nudo en la garganta y no pudo decir nada.

·        El siguiente voluntario era un abogado. Jesús le interpeló: Dime, amigo, ¿cuántos denarios te ponen bajo el asiento para que digas que el terrateniente tiene la razón y la viuda es la culpable? ¿Quieres tirar la 1ª piedra?

·        Como la gente siguiera vociferando que la adúltera tenía que ser apedreada, porque había cometido el más grande de los pecados, dijo Jesús: Mayor adulterio es el que comenten los sacerdotes que se doblegan en todo a los gobernantes que oprimen al pueblo, y nadie les tira piedras. Mayor adulterio es ver a los sumos sacerdotes incensando al dios Mamón, el vil dinero, y ninguno se atreve a arrojar piedras contra ellos. ¿Hipócritas, lo mejor que pueden hacer es desaparecer de aquí y esconderse en las cuevas de los montes, porque el Dios de Israel les va a dejar en cueros, igual que vosotros hicisteis con esta mujer!

·        Jesús se agachó y no dijo una palabra más. Con la mano extendida fue alisando la tierra donde había ido marcando las acusaciones contra aquella mujer sorprendida en adulterio. Todos se fueron marchando y solo quedaron frente a frente Jesús y la mujer pecadora. ¿Nadie te ha condenado?, le preguntó Jesús. Nadie, Señor, contestó ella. Tápate con este manto y no llores, añadió Jesús.


·        Había terminado ya el día y las sombras empezaban a cubrir la tierra. Pedro y Jesús levantaron a Melita del suelo y la acompañaron a su casa por la calle del acueducto, la que da al barrio de los aguadores, cerca del Templo de Jerusalén.

      P. Pedro Olalde.