Real Congregación de Naturales y Originarios de las tres Provincias Vascongadas


En 1715 se reunió en Madrid un grupo de 124 vascongados que decidieron fundar una Congregación con fines benéficos bajo la advocación de San Ignacio de Loyola. El Consejo de Castilla aprobó las Constituciones en 1718 y desde entonces la Congregación, y a lo largo de más de 300 años de historia ha continuado con su misión.

La Congregación tiene como sede la Iglesia de San Ignacio de Loyola, de Madrid, donde realiza sus actividades. Este blog es un canal de información dirigido a todos sus miembros y personas interesadas en conocerla más de cerca.


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Circular (30 de agosto de 2016)


El próximo domingo, día 4 de septiembre retomaremos el nuevo curso, por lo cual habrá misa a las 12.00 hrs.

El domingo día 11 de septiembre cantará el Orfeón en la celebración.

…Y acordaos de apuntaros para la excursión que tenemos preparada para el sábado 1 de octubre para visitar las Edades del Hombre 2016. A continuación os enviamos los detalles de la misma.

EXCURSIÓNsábado 1 de octubre. Salida para visitar las Edades del Hombre 2016, que bajo el título AQUA este año se celebra en la población de Toro (Zamora). El itinerario previsto es el siguiente:

Sábado 1 de octubre

- 8,45hrs.         Salida de Pza. Castilla,
- 9,00 hrs.        Salida de Moncloa.
- 10,30 hrs.      Parada y desayuno.
- 12,00 hrs.      Llegada a Toro.
- 12,50 hrs.      1er grupo de visita guiada,    
- 13,00 hrs.      2º grupo de visita guiada.
- 14,30 hrs.      Comida restaurante La Colegiata.
- 16,30 hrs.      Paseo por Toro.
- 18,30 hrs.      Salida de Toro hacia Madrid.
- 21,00 hrs.      Llegada a Moncloa,      
- 21,15 hrs.      Llegada a Pza. de Castilla.

El precio aproximado por persona es de unos 43 €, todo incluido, si llegamos a 30 plazas. Con 40 plazas saldría a 38 €. 

¡¡¡Animaos y llamad cuanto antes!!!!

22º Domingo ordinario (28 de agosto de 2016)

Lc 14,1.7-14

1-    Lucas 14,1.7-14. Sucedió que un sábado fue a comer a casa de uno de los jefes fariseos, y ellos lo estaban acechando. Jesús dijo al que le había invitado: Cuando des una comida o una cena no invites a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes ni a los vecinos ricos; no sea que te inviten ellos para corresponder y quedes pagado. Cuando des un banquete invita a los pobres, lisiados, cojos y ciegos; y dichoso tú entonces, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.

·         En la mayoría de las relaciones humanas de hoy, se privilegian aquéllas en las que se tienen en cuenta los usos de la sociedad: si te convida alguien, tú también invitarás a quien te invitó. De esta manera el favor queda pagado con otro favor. Este proceder está lejos del espíritu del evangelio.

·         El gran maestro de la vida que es Jesús, rompe las normas sociales y nos propone una forma más humana de actuación: invitar al que no te puede invitar. De este modo, queda patente que lo haces de una forma gratuita, sin esperar nada a cambio. Este es el amor con el que Dios nos ama.

·         ¿Quiere el evangelio decirnos que no debemos invitar a los amigos y a los familiares? No. Lo que nos advierte es que procedamos en todo con una actitud profunda de amor, sin esperar nada a cambio. Si con los amigos y conocidos invitamos también a otros de pocos recursos, será visible que esta acción participa del espíritu que Jesús trata de inculcarnos aquí.

2-      En el hombre todo es camino  

·         La altura de miras de la moral de Jesús nos encuentra a la mayoría de los humanos con el pie cambiado. Esa debe ser la razón por la que después de 20 siglos, nosotros sigamos con nuestros hábitos inveterados de invitar a los que luego ellos nos invitarán.

·         ¡Qué poco espíritu, qué poca poesía existe en el corazón humano, incapaz de morder en estos textos sagrados, que son fuente perenne de vida para quienes se acerquen a ellos con sincero corazón!

·         Hoy me ha inyectado espíritu el encontrarme con estos versos de Hölderlin: “Día y noche, un fuego divino nos empuja a abrir el camino. ¡Álzate, ven! Miramos en lo Abierto, buscamos algo propio, sin embargo, está aún lejano”.

·         Es en el horizonte de lo Abierto donde se nutre el pensamiento, lo sagrado y el misterio. Solo quien siente ese “fuego divino” acepta el riesgo de creer y el coraje de ponerse en camino, teniendo la audacia de renunciar a las falsas seguridades.

·         Si en el hombre todo es camino (Gómez de la Serna), el ser  humano es un HOMO VIATOR, que necesita caminar hacia alguna parte. De lo contrario, vivirá la existencia como un fardo, sin sentido.

·         Don Quijote y Francisco de Asís se abrieron a lo Abierto y se pusieron en camino. Ambos estaban enamorados de su ideal; que solo es fecundo cuando se entra completamente en él, pues esa opción es cuestión de amor y no de pesas y medidas. Es una exigencia de totalidad.

·         El manchego y el poverello son camino y están siempre en marcha hacia la realidad total. Solo la fe les ilumina, la esperanza les sostiene, teniendo el amor por ley y norma. (Inspirado en D. Quijote y S. Francisco: dos locos necesarios. J. A. Merino. Pág. 31s. PPC).

3-    Testimonio de vida: CARMEN SABALETE. Esta mujer irlandesa dice de sí: Yo sólo era una pagana del montón, con un sentimiento atroz de vacío, que supongo es el mismo que conduce hoy a la gente a engancharse a cualquier cosa. Y por último, si se me permite la broma, todos los que me rodean y yo misma podríamos certificar ante notario que las enseñanzas de Jesús no sólo embellecen el alma, también rejuvenecen la cara y el cuerpo. Y gratis. Desde el primer fin de semana, tras aquel 27 de mayo de 2006, mucha gente me pregunta qué tratamiento he hecho, pues se me ve esplendorosa y más alegre. ¿Acupultura? ¿Yoga? ¿Un balneario de los caros? Cuando explico mi conversión, todo el mundo coincide en que se lo esperaba todo menos esto y me gusta decirles que, entre otros motivos más elevados, es bueno seguir al Maestro, porque su recompensa del ciento por uno es literalmente  cierta.

·         Carmen cuenta cómo estando de vacaciones en Logroño se hizo con el libro “La verdadera vida en Dios”, de Vassula Rydén, de la editorial Edibesa. Y comenta: Ya en el viaje de vuelta, empecé a llorar en la tercera página y de alguna manera supe que me estaba cambiando la vida. Me impactó sobre todo la narración en primera persona de la Pasión de Cristo y la imagen de nuestra santa Madre, de pie, a un palmo de la cruz con su Hijo agonizando. Devoré casi todo el libro antes de bajar del tren y en los días siguientes me dediqué a buscar denodadamente el resto de tomos publicados en España.

·         No recuerdo en qué momento decidí poner en práctica algunas de las enseñanzas de Jesús, pero sí recuerdo que pronto empecé a rezar a diario en mi casa, y que al cabo de unos tres meses comencé a confesarme, a comulgar y a ir a misa al menos una vez al mes. Me di cuenta que los Mensajes leídos me han dejado absolutamente claro que en la práctica de la oración me va la Vida.

·         Con ocasión de la visita al monasterio de Medjugorje y las supuestas apariciones marianas a aquellos seis jóvenes bosnios, relata Carmen, sin saber cómo ni porqué, sentí una intensa necesidad de dirigir mis ojos hacia ese luminoso cielo primaveral. Sentí una extraordinaria experiencia de amor. En mi corazón lo que ocurrió en diez minutos. Créanme si les digo que esos minutos cambiaron mi vida para siempre. En tan poco tiempo, me invadió todo el cuerpo y el alma un inmenso e indescriptible amor. Algo indescriptiblemente bello se derramó sobre mí. No puedo describirlo, al no ser de nivel material o físico.

(EDITH STEIN Y CONVERTIDOS DE LOS S. XX Y XXI. Pág. 365ss. Edit. EDIBESA).


P. Pedro Olalde.

21º Domingo ordinario (21 de agosto de 2016)

Lc 13,22-30

1-    Lucas 13,22-23. Mientras iba de camino hacia Jerusalén, Jesús enseñaba en los pueblos y aldeas por los que pasaba. Uno le preguntó: Señor, ¿son pocos los que se salvan?

·         En este texto evangélico se saca a relucir el tema de la salvación. A Jesús, de camino a Jerusalén, un hombre le pregunta si son pocos los que se salvan.

·         Hubo un tiempo en la Iglesia en que se creía que eran muy pocos los que se salvaban. San Agustín hablaba de la massa damnata, de la muchedumbre que se condenaba.

·         Ante esta creencia, hoy nos preguntamos: ¿Tiene sentido que Dios, amor infinito, pueda crear a los hombres para castigarles eternamente con suplicios horrendos,  como se predicaba antes? Eso sería una aberración.

·         Felizmente, en los tiempos que corren se ha purificado mucho la imagen de Dios. A éste le concebimos como don supremo de amor, que desea tener junto a sí una familia numerosísima de hijos en el Hijo Jesús.

·         En este terreno, me suele gustar decir que Dios será, al menos, como el mejor de los padres, como la mejor de las madres. Y si éstos no serían nunca capaces de condenar para siempre con tormentos horribles a sus hijos, por malos que fuesen, cuánto menos lo haría Dios.

·         Lo cual no quiere decir que sea igual corresponder al amor inmenso de Dios que no hacerlo. Eso sí, al final hay que respetar la responsabilidad de la persona, dejando en las manos misericordiosas de Dios la forma de hacer justicia.

2-    Lucas 13,25.27-28. Cuando el amo de casa se levante y cierre la puerta, vosotros os quedaréis fuera y, aunque empecéis a aporrear la puerta gritando: ¡Señor, ábrenos!, os responderá: ¡No sé de dónde sois! ¡Apartaos de mí, malvados! Entonces lloraréis y os rechinarán los dientes.

·         Hoy, esta clase de textos nos incomodan y hasta nos hacen temblar. En el evangelio de Mateo aparece hasta seis veces la frase: allí será el llanto y el rechinar de dientes.

·         El gran teólogo Bultman nos dice que el pueblo de Dios en su destierro de Babilonia (s. VI a. C.) se contagió de las doctrinas del infierno, la demonología y la angelología, y que de regreso a Palestina, divulgó  estas creencias, y que más tarde, pasaron a los evangelios, poniéndolas en boca de Jesús.

·         En una reflexión serena, es conveniente cotejar estos pasajes, como el de hoy, con otros sobre el amor de Dios. En Juan 3,16-17, este evangelista nos dice: Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para salvarlo por medio de él. En Lc 15,11-32, el evangelista Lucas nos presenta la imagen de Dios como un padre, que al regresar el hijo pródigo al hogar paterno, cuando aún estaba lejos, su padre lo vio, y, profundamente conmovido, salió a su encuentro, le abrazó y lo cubrió de besos. En Is 66,13, se nos dice: Como un hijo al que su madre consuela, así os consolaré yo a vosotros.

·         Claramente, el Dios que anuncia Jesús no es de ningún modo ni vengativo ni castigador. Es el Dios misericordioso que cada atardecer sale al balcón a esperar el regreso del hijo que abandonó su casa, para darle un abrazo redondo y celebrar fiesta.

·         ¿Qué interés puede tener Dios en arrojar a los humanos a los castigos eternos, si de él proclamamos que es el sumo bien e infinitamente amoroso? No entiendo cómo, a lo largo de los siglos, se ha ido creando la leyenda de un Dios justiciero y verdugo de los malos. Es lo más nefasto que se ha podido difundir para desacreditar la existencia de Dios.

3-    Lucas 13,23-24. Uno le preguntó: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Jesús le respondió: Esforzaos en entrar por la puerta estrecha.

·         Los humanos nos esforzamos en aquellos aspectos de la vida en que nos jugamos mucho: el padre de familia, por ejemplo, se esfuerza en buscar un trabajo digno, que le permita sustentar a su familia.
·         En este evangelio, Jesús nos invita a esforzarnos en entrar por la puerta estrecha del reino de Dios, que es el reino de la vida, de la salvación.

·         Dios nos concede gratis su vida. Casi todo lo hace Él. Sólo se nos pide acoger con un corazón agradecido el don de Dios. Lo único que podemos hacer es quitar los estorbos que nos impiden aceptar esta vida divina.

·         Hoy, los grandes maestros de la vida espiritual nos aseguran que el gran impedimento para que lo divino se manifieste en nosotros es nuestro egoísmo.

·         La vida es mucho más que comer y beber, para volver luego a tener hambre y sed y poder de nuevo comer y beber hasta que se abra ante mis pies el sepulcro y me trague, y ser yo mismo alimento que brota del suelo. No nos podemos resignar a que todo gire en torno a engendrar seres semejantes para que también ellos coman y beban y mueran y dejen detrás de sí otros seres que hagan lo mismo que yo hice.

·         Si intuimos que vale la pena dar a la vida espiritual la categoría de lo importante, habremos de esforzarnos. Es la condición indispensable para arrojar de nosotros el descontento existencial. Si quien no satisface sus necesidades físicas enferma, de igual modo, quien deja detrás de sí el vacío de las necesidades del espíritu no satisfechas, enfermará también.

·         Tendríamos que tomar conciencia viva de que lo espiritual es parte muy importante de la persona humana. Con la carencia espiritual una persona no está ni desarrollada ni es sana.

     P. Pedro Olalde.

Asunción de la Virgen María (15 de agosto de 2016)

Lc 1,39-56 (15 de agosto)

UNO

Verano de 1985. Cuando apenas el alba asomaba tímidamente, salí en autobús rumbo  a Portugal, al santuario de Fátima. Al llegar, contemplé atónito que la enorme explanada estaba abarrotada de un inmenso gentío. No pude, por menos de preguntarme: ¿Qué busca toda esta gente, qué busco yo, en este austero lugar de peregrinación? De pronto, desde el ambón izquierdo de un grandioso escenario, un cantor entonó el Ave de Fátima: El trece de mayo / a Cova de Iría / bajó de los cielos / la Virgen María. Me parecía que temblaban todas las hojas del cercano bosque, a juzgar por la sacudida de estremecimiento que acusé en mí.

DOS

La repetición del Ave mariano cantado por miles y miles de peregrinos, me ayudó a encontrar la respuesta a la pregunta antes formulada. ¿Qué busca la gente en esta concentración? Esta explanada, me dije, es el monte Horeb del encuentro de Moisés con Dios. La gente está ávida de atisbar el misterio y acude allí donde se hable su lenguaje. Aquí vienen a buscar una playa de luz, para encontrarse con el brillo de Dios. Por un momento, se interrumpió el canto para anunciar que en breve daría comienzo la Eucaristía. La Virgen cedía gustosa su protagonismo  en favor de su Hijo. Ad Jesum per Mariam (A Jesús por María). Mientras, la brisa de la cercana arboleda me besaba en la frente como besa a una flor. Poeta, estáte a mi vera, en medio de esta muchedumbre, que ve más allá de la luz de las estrellas. Afina tu laúd y tócala luego bajo este cielo radiante para que pueda penetrar en la profundidad del misterio.

TRES

Un acólito encendió dos velas. Luego, las frescas notas de un orfeón ponían música al tema del día: Assumpta est Maria in coelum. Es 15 de agosto, la Asunción de María a los cielos. Mi corazón se desborda conmovido por las ondas musicales. Todo el gentío vibra al unísono al compás de la polifonía. Y cuando las voces de los cantores dejaron de rasgar el aire, el presidente de la ceremonia saludó a los asistentes: Alegrémonos todos, hermanos, pues hoy festejamos que la Madre de Dios y nuestra, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma al cielo. Esta es también nuestra fiesta, ya que es una anticipación de la resurrección de todos los cristianos. Hubo un silencio, en el que resonó la melodía de una flauta para ayudarme a rumiar la gozosa noticia.

CUATRO

Leído el evangelio, pronunció el celebrante la homilía. Dijo: La importancia de esta fiesta para nosotros radica en que este texto habla de nuestra propia resurrección, no solamente la de Cristo. En la festividad de la Asunción celebramos la anticipación de la gloria de María, como adelantada de la humanidad. Lo que vemos que en ella acontece, sucederá también a nosotros.

Palabras que son brisa de primavera que esponjan mi corazón y me llenan de esperanza. El orfeón, contra la costumbre, prorrumpió en una aclamación vibrante, interpretando de nuevo el Assumpta est Maria en coelum. Luego, el oficiante prosiguió: Hoy, a todos nos inquieta el tema de la muerte. Aunque lo evitemos por todos los medios, aunque prolonguemos nuestra vida lo más posible, todos sentimos una imperiosa necesidad de la esperanza en la resurrección, que la promesa de Cristo nos asegura será cierta. Al oír estas palabras tan reconfortantes, reviví el sueño tenido pocos días antes: estaba sentado a solas en el balcón de poniente y cantaba en la sala en penumbra. Lanzaba gritos, proclamando a los cuatro vientos que la vida tiene final feliz. Después, el presidente de la celebración continuó:

Las sombras de la muerte dejan entristecido mi corazón. Pero la Palabra de hoy ha traído vigor y ha ahuyentado las tinieblas.

En este momento, la mente me transporta a mi ciudad. Luce el sol y hay mucha gente en la calle. Todos caminan veloces a sus quehaceres. Muchos llevan en sus rostros la marca de la tristeza. ¿No son creyentes? ¿No creen en la resurrección? Tal vez, sí, pero su fe es muy débil. Apenas es capaz de hacerles esbozar una leve sonrisa. El presidente, luego, dio remate a su discurso:

Hermanos, la fiesta de hoy nos invita a pararnos un momento a reflexionar sobre el sentido de nuestra vida. ¿Estamos aquí para estrujar a ésta todo el néctar que contiene? Ya sabéis que no. Somos caminantes hacia la Plenitud  de Dios, que Él nos brinda generosamente, por amor y solo por amor. En la fiesta de nuestra Madre, hoy, renovamos la esperanza de ese cielo, que será lo que el ojo nunca vio ni el oído nunca oyó, que decía Pablo.

-Madre, pregunta su niña, ¿por qué los cristianos hablan tan poco del cielo, si es un lugar tan bueno? -Es porque, primero, hay que pasar por un túnel. -¿Qué túnel? –El de la muerte. Además, continuó su madre, dicen algunos que los malos recibirán castigos. -¿Es eso verdad, madre? –No. El que no quiera estar con Dios en el cielo, éste no le obligará. A lo más, ése será el castigo: perderse su compañía, su riqueza, su amor.

CINCO. Antes de concluir la Eucaristía, se volvieron a entonar estos versos con la tonada del Ave de Fátima:

+ El quince de agosto / la Virgen María / fue asunta a los cielos / por gracia divina.            

Ave, ave, ave Maria (2).                                                                                                                

+ Oh Virgen María / faro de los mares / a ti acudimos / en nuestros pesares. Ave…                      

+ A ti bendecimos / y glorificamos / Señor Padre nuestro / y gracias te damos. Ave…        

P. Pedro Olalde.
   

20º Domingo ordinario (14 de agosto de 2016)

Lc 12, 49-53

1-    Tres símbolos. El texto de hoy contiene tres símbolos:  
                                                      
    + FUEGO. El corazón ardiente de Jesús, que no conoce medias tintas, ha venido a incendiar los corazones de sus oyentes con el fuego de su Espíritu. Jesús anuncia a sus discípulos la Buena Nueva del Reino de Dios para contagiarles la pasión que el Amor del Padre ha prendido en su corazón.                                        
     +  BAUTISMO. Este símbolo queda bien explicado en Mc 10,35-45 y Mt  20,20-28. A la petición que los Zebedeos le hacen a Jesús de sentarse a su derecha e izquierda en su gloria, el maestro les interpela: ¿Podéis beber la copa de amargura que yo he de beber, o ser bautizado con el bautismo con que yo voy a ser bautizado (es decir, con el bautismo de su muerte en cruz).                       

      Así pues, con este símbolo, Jesús viene a decir a cada seguidor suyo que ha de estar dispuesto a seguir sus pasos con la actitud de dar su vida por el RD, como lo hizo Él.                                                                                                                               

    + DIVISIÓN. Jesús ha venido a traernos la paz y la división. La paz de vivir en comunión con uno mismo, con Dios y con los hermanos. Y al mismo tiempo, trae división. Quien siga a Jesús en coherencia de vida, se puede encontrar optando por un estilo de vida que no sea bien visto por sus familiares y amigos.

2-    Modelo de identificación. Proponemos la figura de Monseñor OSCAR ROMERO, martirizado en 1980 por servir al pueblo salvadoreño desde su ardiente fe en Cristo. El fuego del Espíritu le empujaba a comprometer su vida en circunstancias muy adversas.

·         Traemos a la memoria algunos retazos de su vida:

+ Romero sabía que iba a morir asesinado. Decía: Me alegro, hermanos, de que la Iglesia sea perseguida. La persecución ocurre por tratar de encarnarse en los pobres. Sería triste que en una patria donde se está asesinando tan horrorosamente, no contáramos entre las víctimas también a los sacerdotes. La persecución es algo necesario en la Iglesia, ¿saben por qué? Porque la verdad es siempre perseguida. En sus últimos días de vida, Romero no quería que nadie le acompañara por temor a que les mataran a los dos.

+ Poco antes de morir, hizo esta declaración Romero: Si alguna vez nos quitaran la radio, nos mataran a todos los sacerdotes y al obispo también, y quedaran ustedes, un pueblo sin sacerdotes, cada uno de ustedes tiene que ser un micrófono de Dios, cada uno de ustedes tiene que ser un mensajero, un profeta.

·         El Reino de Dios es el tema central del evangelio de Mateo, que lo menciona unas 40 veces. Jesús invita a sus oyentes a entrar en su interior y volverse a Dios. En ese mundo interior va a encontrar su felicidad. Para el evangelista Juan, el RD es vida eterna. Jesús lo llama ser hijos de Dios. Es nuestro núcleo divino, lo más profundo y divino que tenemos dentro. Sí, somos mucho más que nuestro cuerpo, nuestros sentidos y capacidades humanas.

·         En sus enseñanzas, Jesús nos asegura que ese reino de Dios está en nosotros. Es nuestra naturaleza auténtica, la fuerza viva que nos convierte en seres humanos plenos, a imagen de Dios. No es suficiente haber nacido de carne y hueso. Es necesario tomar conciencia y creer que somos hijos de Dios.
  
3-      Ser cristianos de fuego. Traemos aquí otro ejemplo de cristiana impulsada por el fuego del Espíritu. Es la conversa rusa TATIANA GORITCHEVA, que explica así su experiencia de vida.

·          Si alguien me pregunta qué significa para mí el retorno a Dios, qué es lo que esa conversión me ha hecho patente y cómo ha cambiado mi vida, puedo contestarle con toda sencillez y brevedad: lo significa todo. Todo ha cambiado en mí y a mi alrededor. Y, para decirlo con mayor precisión aún: mi vida empezó sólo después de haber encontrado a Dios.                                                                              

    + Fue protagonista de una infancia sin Dios, vacía, huérfana total de ideales, de pautas morales y religiosas. No es de extrañar que floreciera odiando. Dice ella: Odiaba a las personas y hasta a los mismos padres. Enloquecía de rabia al pensar que, sin deseo alguno de mi parte y fruto de un momento totalmente absurdo, me habían traído al mundo. De día, gozaba siendo una alumna brillante, orgullo de la facultad de filosofía. Por la noche, nos emborrachábamos en bodegas y buhardillas. ¡Qué cuadro, Señor! Oscuro y terrible vacío. Estaba sumergida en la desesperación. Un tal Paramonov, profesor de filosofía, hizo lo posible por hacerla entrar en reflexión: Tatiana, ¿por qué quieres destruirlo todo?, ¿no comprendes que la sed de destrucción ha sido siempre la desgracia de la conciencia rusa? A fe que las palabras del profesor impactaron a la alumna. Pero el golpe de gracia debían darlo unos ejercicios de yoga. Perdida y cansada ya casi de todo, relata ella, realizaba mis ejercicios de yoga y repetía los mantras. El libro de yoga proponía como ejercicio la plegaria cristiana del Padrenuestro. Me propuse leerla, como un mantra, sin expresión, de manera automática. Unas 6 veces. Y, de repente, me sentí transformada por completo. Comprendí –no con mi inteligencia ridícula, sino con todo mi ser- que Él existe. ¡Él, el Dios vivo y personal, que me ama a mí y a todas las criaturas, que ha creado el mundo, que se hizo hombre por amor, el Dios crucificado y resucitado! Ocurría en 1973. Dijo adiós a valoraciones, ideas y viejas costumbres que la venían encorsetando. Lo expresa con estas palabras: La conversión actuó como un milagro; tuvo el efecto de un cambio inmediato, de una purificación, de un renacimiento. ¡Qué cambio! De ferviente comunista a ferviente cristiana. En circunstancias adversas. Agarrada, en busca de fuerza y consuelo, al Cristo vivo de su fe. Su vida no tiene otro sentido que la gozosa dedicación al prójimo y la siembra evangélica en el erial que la circunda. Organiza seminarios y cursos para dar a conocer a Cristo a la juventud. Inicia, con algunas mujeres, el primer movimiento feminista cristiano de la Unión Soviética. Empeñada ella en la evangelización de la cultura…

      P. Pedro Olalde.

19º Domingo ordinario (7 de agosto de 2016)

Lc 12,32-48

1-    Lucas 12,32. No temáis, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha querido daros el reino.

·        El hecho de que Dios ha querido darme a mí su reino significa que Dios mismo se me da con todo su amor, y yo podré vivir acogiendo a diario este AMOR en una oración fervorosa.

·        Encuentro dificultad en explicar esto que es tan grandioso: Dios sueña en hacer de mí algo sublime: me da su Espíritu, su Amor, su Vida, y lo que más quiere es que me dé CUENTA de lo que Él está haciendo en mí: un SER SEMEJANTE a ÉL, con capacidad de amarle con TERNURA.

·        El DARME CUENTA de que Dios es mi Padre que me ama con ternura, es lo primero que tengo que hacer si quiero vivir mi fe de un modo positivo.

·        En mi oración a solas, hay dos cosas a hacer. UNA: SENTIRME amado por Dios. Puedes decirle una y otra vez: Tú me quieres, Dios mío, mucho más que mis padres. De ellos recibí la vida humana; de Ti recibo la vida humana, la vida espiritual, los frutos de la tierra e infinidad de bienes.

·        DOS: EXPRESAR TU AMOR a Dios. Dile: De nadie he recibido tanto como de Ti, Dios mío. Te doy infinitas gracias y te AMO de todo corazón.

·        A los hombres se nos ha concedido el privilegio de un Amor Mayor, para recorrer el camino de la vida, disfrutando de la compañía entrañable de Dios.

·        De esta manera, nosotros los hombres nos encontramos con el mayor de los sueños hecho realidad, viviendo habitados por la santa Trinidad, por su amor más grande que nuestro corazón. Así, todo lo que necesitamos para vivir en clave de alegría, lo tenemos en nosotros mismos.

2-    Lucas 12,35. Tened ceñida la cintura y las lámparas encendidas.

·        El creyente que toma conciencia de lo que vamos explicando, no necesita reflexionar mucho para ceñirse la cintura y vivir totalmente despierto. Lo raro sería no estar en disposición de cooperar con la gran oferta que nos hace el Padre Dios.

·        De este modo, el buscador de Dios colabora con todo su ser para decir SÍ al ofrecimiento de Dios para vivir en clave de amor y responsabilidad.

·        Para esto es imprescindible que a menudo el cristiano renueve su toma de conciencia de que el Padre Dios tiene grandes ansias de comunicarse con cada una de sus criaturas, con un amor muy superior al más puro amor de madre.

·        Así, ante este Dios y su amor, la única respuesta sana y madura es aprender a dejarse amar como lo hizo su Hijo Jesús.

3-    Lucas 12,40. Vosotros estad siempre preparados.

·        En nuestra vida, lo que sucede a menudo es que estamos llenos de pequeñas frustraciones o contrariedades (el olvido de un amigo, los desencuentros, las heridas causadas en las relaciones, los fracasos…).

·        En estos y similares casos ocurre que nos ocasionan gran malestar interior que, si no los superamos, ocupan todo nuestro espacio vital, de modo que la conciencia del Amor Mayor de Dios queda ladeada, y los conflictos diarios oscurecen la experiencia del amor gratificante de Dios.

·        En esta situación, hay que trabajar para ir anulando nuestras frustraciones, haciendo lo conveniente en cada caso, dialogando, a ser posible, con los causantes de estos conflictos, orando por ellos…

·        De esta forma, nos preparamos para que la conciencia y la experiencia del Amor Mayor de Dios sea dominante en nuestro vivir diario, para que este Amor sea como el frontis contra el que se estrellan estas dificultades.

4-    Lucas 12,42. Vosotros, sed como el administrador fiel y prudente a quien el dueño puso al frente de su servidumbre para distribuir a su debido tiempo la ración de trigo.

·        Todos estamos llamados a llevar esta humanidad a su plenitud, siendo solidarios los unos con los otros, constituyendo una gran familia de hermanos, con un Padre común, que es Dios.

·        Felices aquellos que se toman a pechos esta tarea, porque no basta con no hacer mal a nadie, sino que hay que hacer bien a todos los que podamos.

·        El recorrido de la vida cristiana hay que realizarla en éxodo, es decir, saliendo del propio egoísmo y yendo al encuentro de los necesitados. Sin una experiencia de desprendimiento es imposible llegar a la apertura a los otros.

·        Es necesario, pues, salir  de nuestro pequeño mundo cerrado de apegos en el que nunca hay crecimiento. Se necesita para ello del diálogo con el Otro y con los otros. Sin alteridad no hay desarrollo personal ni liberación ni verdadera felicidad. Sin apertura al otro no se aprende a vivir.

·        El culmen de este quehacer lo alcanzamos cuando somos capaces de poner amor donde no lo hay, cuando nos sale de dentro dar contento al que no lo tiene. Todos deberíamos cumplir lo recomendado por Juan de la Cruz a una de sus discípulas: Ame mucho a los que la contradigan y no la amen, porque en eso se engendra amor en el pecho donde no le hay, como hace Dios con nosotros, que nos ama para que le amemos mediante el amor que nos tiene.

·        Cuando presentamos excusas para no hacerlo, alegando que ayudar a los necesitados es conducirles a la vagancia, nos situamos fuera del plan de Dios y hacemos manifiesto nuestro fracaso como seres humanos y malogramos nuestras vidas. Y el Dios que nos ha creado por amor se siente entonces también fracasado en su obra creadora. Experimenta una frustración análoga a la de un padre o madre cuando un hijo suyo fracasa en su vida.

      P. Pedro Olalde.