Real Congregación de Naturales y Originarios de las tres Provincias Vascongadas


En 1715 se reunió en Madrid un grupo de 124 vascongados que decidieron fundar una Congregación con fines benéficos bajo la advocación de San Ignacio de Loyola. El Consejo de Castilla aprobó las Constituciones en 1718 y desde entonces la Congregación, y a lo largo de más de 300 años de historia ha continuado con su misión.

La Congregación tiene como sede la Iglesia de San Ignacio de Loyola, de Madrid, donde realiza sus actividades. Este blog es un canal de información dirigido a todos sus miembros y personas interesadas en conocerla más de cerca.


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31º Domingo ordinario (30 de octubre de 2016)

Lc 19,1-10

1-    Lucas 19,1-10. Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Había en ella un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, que quería conocer a Jesús. Pero, como era bajo de estatura, no podía verlo a causa del gentío. Así que echó a correr hacia delante y se subió a una higuera para verlo, porque iba a pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, levantó los ojos y dijo: Zaqueo, baja enseguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa. Él bajó a toda prisa y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban y decían: Se ha alojado en casa de un pecador. Pero Zaqueo se puso en pie ante el Señor y le dijo: Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres, y si engañé a alguno, le devolveré cuatro veces más. Jesús le dijo: Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues también éste es hijo de Abrahán. Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar lo que estaba perdido.

2-    Versión libre

·         Anochecía sobre el cielo de Jerusalén. El alboroto de las horas centrales del día dejaba paso a un silencioso atardecer, al tiempo en que el sol enviaba su último saludo. Pronto, la oscuridad se adueñó de toda la ciudad, de modo que maestro y discípulos se afanaron en encontrar un lugar en donde descansar al abrigo de la frescura de la noche.

·         Siguiendo su costumbre, Jesús, a la luz de la pálida luna, se distanció del grupo para orar a solas. A su regreso, los encontró profundamente dormidos.

·        De mañanita, todavía cuando un profundo silencio envolvía a la ciudad, se fueron despertando todos, para acompañar a su maestro en su ida a Jericó.

·     Cuando el pájaro matinal no había acabado todavía su concierto, se pusieron en marcha hacia su destino, distante unos 30 kilómetros. Bajo el dosel dorado del cielo matinal, aceleraban el paso en su descenso a Jericó.

·        Sabían que era una ruta infestada de maleantes. Pero los rudos discípulos se sentían invencibles en el campo de batalla. Al acercarse a las zonas más boscosas ahuyentaban el miedo elevando la voz y profiriendo frases de desafío contra los ocultos enemigos.

·    Van transcurriendo las horas sin que los peligrosos fantasmas hagan su aparición, cuando ya se encuentran próximos al lugar deseado, Jericó, la ciudad de las rosas, la que Josué conquistó con el clamor de las trompetas.

·     Ya para aquel otoño, Jesús era muy conocido en todo el país, desde las tierras de la tribu de Dan hasta el desierto de Idumea, desde el mar de los fenicios hasta las secas montañas del Moab.

·       Al llegar a la ciudad, los vecinos se alborotaron un tanto y se fueron acercando a conocer a Jesús. ¡Qué bueno que viniste, profeta nazareno!, le dijo uno. ¡Deseamos escuchar al heraldo de Dios!, exclamó, a su vez, una mujer con un bebé en brazos.

·       Jesús les saludó muy atento, y pronto el gentío se puso en movimiento hacia el centro de la ciudad. Muchos desde sus casetas se asomaban al exterior, ante el enorme bullicio que, por momentos, se iba agrandando.

·    Al atravesar la gran Alameda con árboles a ambos lados de la calzada, los que encabezaban la peregrinación fueron los primeros en divisar encaramado a un árbol a un hombre bajo de estatura, que luego supieron que era Zaqueo. Rico y conocido en la ciudad, como publicano prestaba dinero a un interés elevado, razón por la cual  tenía mala fama.

·       Este hombrecito había oído hablar de Jesús y se despertaron en él vivos deseos de saber cómo era. Cuando el grupo de los discípulos con su maestro estaban cerca de Zaqueo, Pedro le hizo saber a Jesús que un hombre estaba subido a una higuera.

·        Pensó Jesús que este hombre podía tener hambre del reino de Dios y se dispuso a emplearse a fondo con él. Se detuvo ante el árbol, miró y sonrió al hombre, y sin más preámbulos le dijo: Zaqueo, baja que hoy debo hospedarme en tu casa.

·         El interpelado descendió aceleradamente  y saludó a Jesús, no comprendiendo que hubiera escogido el hogar de aquel hombre mal visto por todos.

·         Cuando la gente supo que Jesús iba a hospedarse en casa de un publicano, empezaron a murmurar de él, sin comprender aquel hospedaje en casa de alguien con muy mala reputación.

·     Poco después, los discípulos y Jesús entraron en casa de Zaqueo. Éste preparó la mesa, puso el mantel y les ofreció una copiosa cena. Pero el plato principal estuvo a cargo de Jesús, el de la plena aceptación como amigo a un diferente.

·        A lo largo de la cena, Zaqueo se sintió agradecido, porque todo un profeta de Israel quiso distinguirle alojarse en su hogar.

·         El hombre de baja estatura se mostró grande y generoso y abrió ampliamente su corazón a Jesús, dándole a conocer todo lo que hacía, los desprecios que recibía de la gente… Nunca antes estuvo Zaqueo tan cerca de un hombre de Dios. Por eso aprovechó su presencia para prometerle un cambio total en su vida.

·   Y así, hacia el final de aquel memorable encuentro, se puso en pie y queriendo dar una cierta solemnidad al acto, dijo del fondo de su corazón: Profeta nazareno Jesús, me siento muy agradecido por haber querido honrarme con tu presencia. Ante ti y ante todos vosotros, prometo dar un cambio radical a mi vida. Quiero devolver lo robado a quienes he prestado dinero a un elevado interés. Doy también mi palabra de honor de entregar la mitad de mis bienes a los que  carecen de lo más necesario.

·         Jesús se sintió emocionado al escuchar las palabras de conversión del publicano rico y levantándose en el acto, se fundió con él en un gran abrazo.

      P. Pedro Olalde.

Últimas noticias

La festividad de San Ignacio, que celebramos el 31 de julio pasado, resultó una celebración estupenda, con gran asistencia de personas y reparto de varias de las patentes a los nuevos socios por parte del Presidente José Manuel Cajigas y la Vice-Secretaria Inés Olaran. Agradecemos de forma especial el generosísimo y extraordinario ágape que la familia Aguirre nos ofreció posteriormente. Eskerrik asko benebenetan!!!

El 23 de septiembre por la tarde, se celebró el matrimonio de Beatriz Goitia, natural de Getxo y Miguel Guerrero. Zoriontsuak izan zaitestela!

El sábado, 1 de octubre, fuimos de excursión a Toro (Zamora) a visitar Las Edades del Hombre. Resultó una salida estupenda a la que acudieron 45 personas. Además de la visita, también cantamos, comimos, paseamos, charlamos y lo pasamos muy bien. A las 5 de la tarde, nuestro capellán, don Pedro Olalde, celebró la Eucaristía en las Carmelitas Descalzas de Toro, coincidiendo con la festividad de Santa Teresita del Niño Jesús. Nuestro agradecimiento a Estíbaliz Ruiz de Azúa por todo ello. Las monjas fueron encantadoras y pudimos comprar sus dulces así como contemplar tres cartas inéditas de Santa Teresa que ellas custodian. La excursión, organizada por Juan Pablo Beltrán de Heredia fue todo un acierto y esperamos que la próxima primavera nos organice una nueva.

El martes, 11 de octubre, celebramos el día de la Virgen de Begoña, con la celebración de la misa a las 19.30 hrs.

El domingo, 16 de octubre, celebramos misa funeral por José Manuel Flores Usaola y cantó el Orfeón Vasco de Euskal Etxea.

El domingo, 23 de octubre, se reanudarán las reuniones del Plan Diocesano de Evangelización.

El sábado, 29 de octubre, nos acompañará a las 19.30 hrs. el Coro de Salou.

Para finalizar, quisiéramos informar que el pasado 10 de agosto, falleció Miguel Asurmendi Aramendía, que fue obispo de Vitoria durante 21 años y que nos acompañó en la celebración del 300 Aniversario de nuestra Congregación. Goian Bego.


La Junta de Gobierno.


29º Domingo ordinario (16 de octubre de 2016)

Lc 18,1-8

1-    Lucas 18,1-8. Para mostrarles la necesidad de orar sin desanimarse, Jesús les contó esta parábola: Había en una ciudad un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había también en aquella ciudad una viuda que no cesaba de suplicarle: Hazme justicia frente a mi enemigo. El juez se negó durante algún tiempo, pero después se dijo: Aunque no temo a Dios ni respeto a nadie, es tanto lo que esta viuda me importuna, que le haré justicia para que deje de importunarme de una vez. Y el Señor añadió: Fijaos en lo que dice el juez inicuo. ¿No hará, entonces, Dios justicia a sus elegidos que claman a Él día y noche? ¿Les hará esperar? Yo os digo que les hará justicia inmediatamente. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?

·        El texto enfrenta a una viuda, que en la Biblia es una figura insignificante (Ex 22,21-24; Is 1,17.23; Jr 7,6), a un enemigo, que, probablemente, es un rico. Éste podría sobornar al juez, pero no la viuda, debido a su pobreza.

·      Afirma la parábola que si un juez deshonesto termina por hacer caso a la viuda, con mucho más motivo lo hará Dios, que se mueve impulsado por la misericordia y defiende siempre a los débiles (Dt 10,17-19; Eclo 35,12-18).

·        Quizá la comunidad de Lucas, que vive en un mundo hostil y cercana a las primeras persecuciones, se hacía la pregunta de por qué no intervenía Dios para salvar a la Iglesia. Parecía que no escuchaba sus súplicas. Es una cuestión que se plantearon los justos oprimidos del pasado (Sal 44,23-25; 89,47). Lucas encuentra en esta parábola de Jesús una buena respuesta a esa situación de incertidumbre y de aparente silencio de Dios.

·    Lc 18,8 anima a los creyentes a permanecer fieles al Señor, incluso cuando la fe vaya perdiendo importancia en el mundo, como pensaban los primeros cristianos que ocurriría al final de los tiempos (Mt 24,10-12; 2Tes 2,3).

·        Quizás el retraso de la venida del Señor y la hostilidad del mundo que rodeaba a la comunidad lucana, habían apagado el entusiasmo de la fe. La pregunta se transforma así en una exhortación a perseverar en la fe. No es, por tanto, el conjunto de este texto una invitación a la pasividad.

·      La oración del creyente es como la respiración que permite seguir viviendo los continuos compromisos evangélicos, que van construyendo un mundo más fraterno. La oración no nos retira del mundo sino que nos dirige hacia él para transformarlo según los criterios y valores del reino proclamado por Jesús.

(Comentario al Nuevo Testamento. La Casa de la Biblia, pagina 238).

2-    La comunidad de Lucas, que vive en un mundo hostil y cercana a las primeras persecuciones, se hacía la pregunta de por qué no intervenía Dios para salvar a su Iglesia.

·        Etty Hillesum también tuvo una experiencia similar. Como encargada de la organización de un gueto judío, cae en la cuenta de que el único poder de Dios es el amor. Ve con claridad que Dios no tiene otro poder que el del amor. No dispensa un trato de favor a sus fieles que acuden a él en sus necesidades materiales. La conclusión de Etty, en su relación con Dios, es que en lugar de pedir a Dios ayuda en sus sufrimientos, es ella la que debe sentirse llamada a ayudar a Dios en esa impotencia ante el mal. Ve claro que si Dios ha elegido el camino del amor en su relación con los hombres, se sienta impotente para librarle del dolor y del mal al hombre.

·        Si Dios deja de ayudarme, dice Etty, me tocará a mí ayudar a Dios. Voy a ayudarte, Dios mío, a no apagarte en mí. Una cosa me parece cada vez más clara: no eres tú quien puede ayudarnos, sino nosotros los que podemos ayudarte, y haciendo esto, ayudarnos a nosotros mismos. Dios mío, a cada latido de mi corazón me parece más claro que tú no puedes ayudarnos, sino que nos toca a nosotros ayudarte a ti.

·        Etty Hillesum no se pregunta desde Auschwitz dónde está Dios y evita abandonarse a la desesperada tentación de que allí no puede estar. Impide así que Dios la abandone, porque ella se resiste a abandonar a Dios; le hace presente en su voluntad de ayudarle.

·        Esto mismo queda reflejado en esta oración de la madre de su niña en agonía:

Me he sentido acompañada por Dios.
Dios no me ha solucionado nada.
Las amigas y amigos piadosos rezaban,
encargaban misas, pero Dios no hizo nada.

Mejor dicho, hizo mucho:                   Me estuvo acompañando
me dio la fuerza para                         siempre. Me estuvo y sigue
estar junto a  mi hija y                       dando sentido a mi vida
para sobrellevar el dolor.                  tras la muerte de mi hija.

3-    En Jesucristo, Dios aparece en la debilidad de nuestra carne

·        Cristo no va a salvar a los hombres interviniendo con poder, como por arte de magia, sino asumiendo la debilidad y el sufrimiento humano hasta la muerte.

·        Por eso, aunque no falten en la vida de Jesús manifestaciones del poder de Dios puesto al servicio de su misericordia y de su capacidad de perdón, el centro de esa revelación de Dios en Jesús no es la omnipotencia divina, sino la debilidad, la impotencia que le impone el amor.


·        Por esto, el verdadero creyente seguirá relacionándose con Dios en la oración, porque esa es la fuente de su vida, de su aliento, fe y amor. De este modo, reformulamos en términos de amor la concepción tradicional de la omnipotencia divina.

      P. Pedro Olalde.

28º Domingo ordinario (9 de octubre de 2016)

Lc 17,11-19

1-    Lucas 17,11-19. De camino hacia Jerusalén, Jesús pasaba entre Samaría y Galilea. Al entrar en una aldea, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y comenzaron a gritar: Jesús, Maestro, ten piedad de nosotros. Él, al verlos, les dijo: Id a presentaros a los sacerdotes. Y mientras iban de camino quedaron limpios. Uno de ellos, al verse curado, volvió alabando a Dios en alta voz: y se postró a los pies de Jesús, dándole gracias. Era un samaritano. Jesús preguntó: ¿No quedaron limpios los diez? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Tan solo ha vuelto a dar gracias a Dios este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.

·        Este milagro es exclusivo de Lucas. En él lo fundamental no es el hecho milagroso, sino la enseñanza que se desprende de él. En este caso, la enseñanza tiene un sentido cristológico (se relaciona con Cristo), soteriológico (habla de salvación), escatológico (con referencia a la otra vida), parenético o exhortativo. Sólo el samaritano ve y comprende totalmente lo que ha ocurrido en realidad. Su visión le permite comprender no solo que ha sido curado, sino que ha encontrado la salvación de Dios. Su retorno a Jesús equivale a su conversión. Y regresa alabando a Dios: favorita respuesta de Lucas a la manifestación del poder y misericordia de Dios. La cristología está en primer plano: el leproso samaritano alaba a Dios por lo que Jesús, agente de Dios, ha realizado. También resulta relevante el cumplimiento escatológico. Lo repetido en Lc 4,27 (muchos leprosos había en Israel cuando el profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino únicamente Naamán el sirio) y 7,22 (los leprosos quedan limpios) ha llegado a su realización con Jesús: la salvación de Dios es para todos los pueblos. Dándole gracias: Lucas opone gratitud a ingratitud, convirtiéndola al mismo tiempo en parénesis (exhortación). Un samaritano: esta palabra está en el texto en posición enfática. Es de fuera del pueblo elegido de donde saca Lucas a su héroe. Tu fe te ha salvado: suena el mensaje soteriológico de Lucas. Jesús es el que salva de la enfermedad e integra en la comunidad humana. En él encuentran los discípulos la realización de la plenitud humana (Nuevo Comentario bíblico de San jerónimo, Nuevo Testamento, página 184).

2-    Lucas 17,15-16. Uno de ellos, al verse curado, volvió alabando a Dios en alta voz, y se postró a los pies de Jesús dándole gracias.

·        Se observa que este samaritano está muy agradecido, porque vuelve alabando a Dios en alta voz, y se postra a los pies de Jesús, dándole gracias. El que era leproso se da cuenta del cambio experimentado: de ser leproso a estar limpio.

·      El tema central es la gratitud. Todos hemos recibido un gran capital, la vida; y sin embargo, raras veces nos acordamos de dar gracias a Dios por este don.

·        El primer gran favor del que nos sentimos beneficiarios ha sido la vida. Alguien nos ha distinguido con su amor y nos ha dado el ser. Gracias, Señor, por la vida. Perdón por no agradecerte continuamente.

·        Pero resulta que la vida humana es una mínima parte del DON TOTAL que Dios nos ha comunicado, porque nos ha regalado también su vida divina, concediéndonos, por su hijo Jesús, la gracia del Espíritu Santo, la vida divina. Este favor nos permite vivir continuamente gozando de esta vida eterna. Pero, ¿qué ocurre? Que apenas tenemos una mínima conciencia de la descomunal gracia que esto supone. Y vivimos como si fuéramos unos pobres seres humanos condenados a vivir en la tristeza. No, el hombre está llamado a vivir erguido y ufano, dando continuamente gracias a Dios, porque nos ha hecho iguales a los ángeles de Dios.

·        Los grandes maestros de la vida espiritual insisten en el gran amor que Dios profesa al hombre. San Juan de la Cruz, por ejemplo, nos dice: Comunícase Dios al alma con tantas veras de amor que no hay afición de madre que con tanta ternura acaricie a su hijo ni amor de hermano ni amistad de amigo como la de Dios. Viene, pues, a decir: Jamás ha existido en la historia de la humanidad ninguna madre que haya acariciado a un hijo suyo como Dios acaricia a todos.

·        Ante este Dios y su amor, la única respuesta sana es dejarse amar, como hizo Jesús; es darle infinitas gracias, con pleno convencimiento de que el don recibido es la mayor de las loterías que ningún ser humano podía nunca soñar.

·   De los grandes místicos, como este santo, deberíamos aprender a vivir en pura positividad, en experiencia de fiesta. Activar el gozo y la alegría de vivir está en la base de la experiencia de Dios. A Dios le agrada que sus hijos seamos felices.

·     El creyente que vive su vida cristiana con este contento interior es capaz de vivir en una continua acción de gracias, porque su experiencia le resulta tan rica y gratificante que no cabe en sí de pura alegría. Quien no vive con este gozo del corazón ni expresa su gratitud al Dios de la donación total, tiene, a buen seguro, una fe raquítica.

3-    El ejemplo de Pablo. El apóstol Pablo es muy consciente del gran don que ha recibido de Dios, a través de Jesús, y de la gracia que los gentiles reciben, a través de su predicación. Tanto aprecio demuestra tener Pablo por esta gracia de Dios, que continuamente expresa su profunda gratitud en sus cartas.

·        Citamos a continuación unos pocos ejemplos:

+ 1Cor 1,4: Doy gracias a Dios continuamente por vosotros, pues os ha concedido su gracia mediante Cristo Jesús.

+ Ef 5,20: Dad continuamente gracias a Dios Padre por todas las cosas en nombre de nuestro Señor Jesucristo.

+ Rm 1,8: Ante todo, doy gracias a mi Dios por vosotros mediante Jesucristo, porque todo el mundo se hace lenguas de vuestra fe.

P. Pedro Olalde.

27º Domingo ordinario (2 de octubre de 2016)

Lc 17,5-10

1-    Lucas 17,5-10. Los apóstoles le dijeron al Señor: Auméntanos la fe. Y el Señor les dijo: Si tuvierais fe, aunque sólo fuera como un grano de mostaza, diríais a esta morera: “Arráncate y trasplántate al mar”, y os obedecería.     
                                  
2-    Enfoque de la reflexión. Hoy, podemos afirmar rotundamente que la Iglesia está sumida en una gran crisis de fe. Afectando esta crisis a una gran parte de la Iglesia, me parece sumamente pertinente esclarecer el problema.

3-    Concilio de Trento. El P. Congar había advertido que el catolicismo de Trento había optado por dotar a los fieles de un caparazón (hecho de formulaciones precisas de las verdades que debía conocer, de las rúbricas litúrgicas que seguir y de normas y prohibiciones para su conducta) que los defendiera contra los peligros de la Reforma y de la modernidad.

·    Arrancado ese caparazón en las sucesivas crisis que ese catolicismo ha sufrido, concluía el gran eclesiólogo dominico, o desarrolla ahora el esqueleto que sustenta la vida cristiana, la vida interior, la experiencia personal, o no tendrá la posibilidad de subsistir.

4-      La situación de crisis actual. La crisis religiosa actual se ha convertido en “crisis de Dios”. Una crisis de la que son indicios el crecimiento del número de las personas que se declaran no creyentes y, sobre todo, la radicalización de las formas de increencia, que han pasado en el espacio de unas décadas del ateísmo a la increencia, que se refiere a opciones fundamentales de las personas; una increencia que, en los últimos años, se está convirtiendo en indiferencia, que constituye sin duda la postura de mayor alejamiento en relación con la religión y la fe.

·        Por otra parte, en los últimos años se ha dado un paso decisivo en la constatación de la crisis de Dios. Se ha tomado conciencia en la Iglesia de que la crisis no es un hecho solo externo a ella, sino que ha comenzado a afectar a los propios creyentes. Cada vez es más frecuente escuchar que hay un ateísmo interior a los cristianos; que el problema fundamental de la vida consagrada y del clero es el problema teologal, es decir, de la fe en Dios; que en la Iglesia actual somos todavía numerosos los bautizados, pero pocos los convertidos y los verdaderos creyentes. El mismo Benedicto XVI estuvo insistiendo en sus últimas intervenciones en que el problema actual de la Iglesia es, sobre todo, el de la debilidad, la anemia de la fe de los cristianos, y que tal vez esté más cerca de Dios un agnóstico en búsqueda que un cristiano rutinario.

·        Es verdad que en las últimas décadas ha habido varios intentos de evangelización, sin que podamos asegurar que el cristianismo haya entrado en fase de una verdadera revitalización. Más bien al contrario, todos los indicios señalan que la Iglesia se está empobreciendo a marchas forzadas.

·    Por eso, el teólogo Juan Martín Velasco se atreve a afirmar que si la Iglesia no evangeliza es seguramente porque ella misma no está evangelizada y se ha convertido, como se dijo de los países europeos en los años  treinta y cuarenta del siglo pasado, en “país de misión”.

5-      No al eclesiocentrismo. La raíz de las dificultades para dar con las formas adecuadas de presencia está en esa perversión de la identidad del cristianismo conocida como “eclesiocentrismo” del cristianismo que consiste en la atribución a la Iglesia del lugar central en el sistema cristiano. El resultado de ese paso es la atribución, en la práctica, a la estructura institucional, y dentro de ella a la jerarquía, del protagonismo absoluto hasta presentarlas como intermediarias entre el orden del Misterio y el común de los fieles, convertidos en súbditos de las autoridades de esa sociedad perfecta, “consumidores” de los servicios religiosos que la jerarquía administra y objeto de su cuidado pastoral.
·        En la actualidad, la recuperación de una presencia significativa de la Iglesia requiere un esfuerzo de sanación radical que exige cambios muy importantes. El 1º es la devolución del protagonismo de esa presencia a las comunidades cristianas que componen las Iglesias particulares de cuya comunión se constituye la Iglesia universal (LG 23).
     
6-      Centralidad de la fe.  Hay que dar un gran giro en el tema de la fe. Tenemos que dejarnos guiar por el evangelio, y en particular por este texto de Jn 17,3: “En esto consiste la vida eterna, en que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a quien enviaste, Jesucristo”. Este versículo nos quiere decir esto: En la fe lo importante es CONOCER a Dios y a JESUCRISTO, es decir, AMARLES. Todo lo demás es menos importante y debe servir de ayuda para alcanzar este objetivo. En el inicio de todo está el GRANDÍSIMO AMOR DE DIOS, manifestado en JESUCRISTO. Y el empeño central del cristiano debe consistir en sentirse amado y en amarles. // Es necesario tomar en serio que la vida cristiana comienza en el encuentro personal con Jesucristo, para, luego organizar todas las acciones de su vida cristiana orientándolas a despertar, acompañar y fomentar la experiencia de la fe de sus miembros.

·        A partir de ese descubrimiento de lo esencial, la comunidad cristiana se organizará bajo la forma de la fraternidad en la que todos los miembros tengan la misma dignidad y todos expresen la fe común en una teología surgida de esa experiencia cristiana, formulada con categorías y en un lenguaje en consonancia con la cultura de su tiempo.

7-    Práctica. Para entrar dentro del espíritu de esta doctrina, permítaseme indicar dos cosas: 1.- En la ORACIÓN SENTIRME AMADO POR DIOS (por JESUCRISTO), porque de Dios he recibido todo: la vida, la vida espiritual, los frutos de la tierra. Puedes decir: DIOS MÍO, ME SIENTO AMADO POR TU GRAN AMOR… 2.- EXPRESAR MI AMOR A DIOS (a Jc): GRACIAS, DIOS MÍO, POR TU INFINITO AMOR. 

      P. Pedro Olalde.