Mc 13,33-37
RECUERDA la 1ª clave: Ninguna homilía
sin alguna idea que produzca una sacudida
1-
¡Despertar al dormido! Un pensador
imagina a la humanidad sumida en una larga siesta estival, donde todos duermen
y molestan al que tranquilamente se desvela y está centrado en lo esencial, y
considera signo de buen agüero que haya alondras que nos hagan mirar al cielo,
ya que abajo solo se oye el canturrear fastidioso de sapos y chicharras.
·
En relación con esta gran siesta estival, se le
ocurrió a don Miguel de Unamuno que a las 14 obras de misericordia que se
enumeran en el catecismo, había que añadir una 15ª, que es la de DESPERTAR AL
DORMIDO, consistente en despertar con mi inquietud sus
inquietudes, en aguzar su hambre de Dios con mi hambre de Él.
·
Este gran hombre de letras era partidario de que
a los que viven su vida como un sueño
había que despertarles de él, aun arrostrando su enojo. Por eso, un día
explicará a un pastor de la Iglesia Bautista: Mi labor es inquietar espíritus. Inútil sembrar trigo en una era; los
granos se pudren o se los comen los pájaros. De modo que hay que sacudirles de
su sueño, meterles inquietud en el alma. Creo por eso que es una obra de
misericordia despertar al que duerme.
2-
¿La vida es sueño? En la vida de una
persona de 60 años, la tercera parte se ha pasado inconscientemente en la cama.
Y eso no es lo peor. Lo grave es pasar el resto de la vida de la misma forma,
dormido.
·
¡Veinte años dormido en la cama en estado
inconsciente! Traducidas a horas serían: 20 años x 365 días x 8 horas = 5.840
horas.
·
Se nos concede la vida para vivirla
conscientemente, disfrutando de ella, porque es preciosa por mil y un
conceptos:
+ para crear lazos de amistad/
+
para vivir anclado en lo esencial/
+ para caminar a la plenitud humana, hecha de amor y servicio
3-
Adviento. Viene el Señor. Quisiera
comunicarte, lector, algo importante, a ti que, tal vez, te sientes solo y algo
apesadumbrado; no estás solo sino acompañado, porque Alguien quiere cubrir tu
pobreza con su riqueza, desea desterrar tu desazón con su enorme amor,
ahuyentando tu tristeza con su alegría.
·
Adviento es venida. Cada comienzo de año en la
liturgia, se te recuerda esta gran verdad: Dios quiere comunicarse contigo,
desea entablar un diálogo cálido y hacerte llegar al corazón una felicidad
rebosante.
· “En el
éxtasis de su amor, dice Karl Rahner, Dios
se ha introducido dentro del mundo, y su realidad es lo más grandioso con que
cuenta el ser humano”. El Creador del cosmos se abaja y llega a la puerta
de tu corazón para llamarte insistentemente: Ábreme la puerta, hermano, y déjame penetrar en tu interior.
Conversaremos de tú a tú y serás enriquecido con la plenitud de lo divino.
4- Evangelio:
Mc 13,33-37. No es fácil, a veces, entender el lenguaje del Evangelio,
como el de hoy, escrito hace casi 2000 años. “Cuidado con dormiros, que no sabéis cuándo llegará el momento. Es como
un hombre que se iba al extranjero. Dejó su casa, se la encargó a sus criados,
señalándole a cada uno su tarea, y al portero le mandó estar en vela. Por eso
estad en vela, que no sabéis cuándo llegará el dueño de casa, si al anochecer,
a medianoche, al canto del gallo o al amanecer; no vaya a presentarse de pronto
y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros se lo digo a todos: ¡Estad
en vela!”
·
¿Cómo podríamos actualizar hoy para nosotros
este texto evangélico? ¿Qué es estar dormido? ¿Qué es estar en vela? Podríamos
traducirlo así:
· Vive tu vida con intensidad. A quien te pregunte
¿Qué tal estás?, no le contestes: ¡Voy tirando! ¿Cómo? La vida no se tira.
La vida es el regalo mayor que recibimos. Hay que llenarla de contenido, de solidaridad,
ayuda y perdón.
·
Vive tu vida centrada en lo esencial. Si
Adviento es el Descenso de Dios para encontrarse con el hombre, qué cosa más
normal buscarle para estar con Él y llenarse de su Presencia amorosa.
·
Imita a Unamuno, que decía: Cada día descubro cosas nuevas en los Evangelios, en el de San Juan,
sobre todo. Hay que leer y releer y volverlos a leer.
·
Un amigo me decía: Antes de que se me acabe la vida, quiero tomar la costumbre de dedicar
al menos 15 minutos al día para orar con
los Evangelios. Éstos son las cartas de Dios, que te dirige a ti. Léelas y
coméntalas con él.
5- Oración
para esta 1ª semana de Adviento. Ora repitiendo cada día una oración
·
Lunes. En
Adviento Tú, Señor, vienes a mí, o mejor, Tú siempre estás conmigo.
·
Martes.
Jesús, vengo a tu presencia para dejarme querer y para quererte.
·
Miércoles.
Ser cristiano es lo mejor que me ha podido pasar en esta vida.
·
Jueves.
¡Dios mío, déjame verte, oírte, tocarte!
·
Viernes. Mi
Cristo, quiero dejarme seducir por Ti.
·
Sábado. Al
conocerte a Ti, Jesús, no puedo más que abrazarte y no querer soltarte jamás.
·
Domingo.
Estoy llamado a vivir enamorado de Ti, Cristo.
6-
Adviento te
invita a ahondar en la Navidad. La
Navidad significa que el Hijo de Dios ha venido, que Él ha iluminado la noche.
Que Él ha convertido la noche de nuestras tinieblas, la noche de nuestra
ignorancia, la noche terrible de nuestras angustias y desesperanzas en una
noche buena, en una noche santa. El momento en que esto pasó, de verdad y para
siempre, debe seguir siendo una realidad, gracias a esta fiesta, también en
nuestros corazones y en nuestro espíritu.
- Si consideráramos el nacimiento del Niño de Belén solo desde nosotros, entonces solo podríamos decir de él y de nosotros lo que leemos en el 14º capítulo del libro de Job, es decir, que el hombre, nacido de mujer, de vida breve, florece como una flor para luego marchitarse, huye constantemente como una sombra y no deja huella. Por nosotros mismos seríamos unos seres arrojados en el tiempo en el que todo se desvanece, constreñidos a existir sin haber sido consultados, abrumados de desengaños, seríamos unos seres que empiezan a sufrir la muerte en el momento mismo en que nacen.
- Pero si, con fe decidida y valiente, decimos: ¡Es
Navidad!, estaremos diciendo al mismo tiempo que ha acontecido algo en el
mundo y en nuestra vida que ha transformado todo el mundo y toda nuestra
vida, que ha dado al traste con el nada
nuevo bajo el sol del antiguo sabio y con el tétrico eterno retorno
del filósofo moderno, algo con lo que nuestra noche, la terrible, fría y
solitaria noche se ha convertido en una noche buena, en una noche santa.
Porque el Señor está aquí. El Señor de la Creación y de mi vida. El Eterno
se hace Tiempo, el Hijo se hace Hombre. Se ha hecho voluntariamente
Hombre. Y ahora le importa, le interesa, de manera especial, este mundo y
su destino. Ahora el mundo ya no es solo su obra, sino un trozo de sí
mismo. (KARL RAHNER. “El significado
de la Navidad”. Pág. 18-20-21. Herder).
P. Pedro Olalde.