Real Congregación de Naturales y Originarios de las tres Provincias Vascongadas


En 1715 se reunió en Madrid un grupo de 124 vascongados que decidieron fundar una Congregación con fines benéficos bajo la advocación de San Ignacio de Loyola. El Consejo de Castilla aprobó las Constituciones en 1718 y desde entonces la Congregación, y a lo largo de más de 300 años de historia ha continuado con su misión.

La Congregación tiene como sede la Iglesia de San Ignacio de Loyola, de Madrid, donde realiza sus actividades. Este blog es un canal de información dirigido a todos sus miembros y personas interesadas en conocerla más de cerca.


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2º Domingo de Pascua (28 de abril de 2019)


Jn 20, 19-31

1-    ¿QUÉ NO ES LO MÁS IMPORTANTE?

·         Creer en la Resurrección
·         Saber cómo los discípulos de Jesús llegaron a creer en su Resurrección
·         Saber que, tal vez, fue un DARSE CUENTA
·         Conocer que la creencia  en la resurrección comenzó en el siglo 2º a. C., con los Mártires Macabeos que fueron obligados por Antíoco Epífanes a ser infieles a Jahvé.
·         Conocer que probablemente los discípulos de Jesús llegaron a pensar así: A este Jesús que entregó su vida por los hombres y fue fiel al querer del Padre, éste le tuvo que hacer justicia por la Resurrección.

2-    LO MÁS IMPORTANTE NO ES.

·         AFIRMAR que si alguien hubiera estado en la escena con un vídeo, cuando se apareció Jesús, todo lo que podría grabar era un grupo de personas en oración, en una celebración con lecturas, cánticos y plegarias, pero que Jesús estaría completamente ausente.

·         NO ES AFIRMAR que Lucas para explicar la resurrección de Jesús, habla de éste como EL QUE VIVE, y que para explicar que está vivo llega a decir que Jesús preguntó a sus discípulos si tenían algo de comer, comiendo luego delante de ellos un trozo de pescado que le ofrecieron.

·         LO MÁS IMPORTE NO ES DECIR que los textos de resurrección hablan de la 2ª CREACIÓN. La 1ª CREACIÓN de que habla el Génesis es la Creación del ser humano, que recibe la vida de Dios. Ahora, en la PASCUA del SEÑOR, acontece la 2ª CREACIÓN, en la que los hombres y mujeres reciben la VIDA PLENA DE DIOS, que llamamos la RESURRECCIÓN.

3-    LO MÁS IMPORTANTE NO ES

·         CONOCER lo que la mayoría de los exegetas dicen: Que ni las apariciones ni el sepulcro vacío fueron el origen de la primitiva fe.

·         CONOCER que los relatos de las apariciones y el sepulcro vacío se habrían elaborado poco a poco como leyendas sagradas, muy útiles en el intento de comunicar, con imágenes muy vivas y que entraran por los ojos, la experiencia pascual.

·         Conocer que en la resurrección de Jesús los más transformados fueron los discípulos, porque dieron un giro de 180 grados en la forma de entender a Jesús.

·         Es bueno saber pero no es lo más importante que la RESURRECCIÓN SIGNIFICA QUE LA MUERTE NO ES EL FINAL. La META es la VIDA, NO LA MUERTE. Lo dice el evangelista JUAN: “El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre”.

4-  ENTONCES LO MÁS IMPORTANTE, ¿Qué es?

·         LO MÁS IMPORTANTE ES VIVIR COMO RESUCITADO
·         VIVIR EN AMOR Y SOLIDARIDAD
·         HACER DE LA PROPIA VIDA UNA ENTREGA

A)  Lo más importante es coger cada día 20 / 30 minutos para estar con Jesús Resucitado y orar.

B)   Lo más importante es vivir como Jesús, imitándole en aquello en lo que nos sentimos dispuestos a realizar, dando nuestro tiempo, nuestra ayuda, nuestra simpatía, tal vez granjeándonos con el dinero amigos de Dios.

C)   Lo más importante, tal vez, es, a imitación de San Agustín, cultivar nuestro espíritu con la lectura de buenos libros. Como el santo de Hipona comprobaríamos que nuestra experiencia vital ganaría muchos puntos.

D)  Poner un límite a nuestra dispersión con el cultivo de lo intranscendente, dando más cabida en nuestra vida al silencio y a la reflexión.

E)    ¿Por qué nos ponemos a nosotros mismos un veto para hacer determinadas cosas? No hace falta ser sacerdote, religioso o religiosa para pasar un fin de semana en un monasterio. Cientos de seglares lo hacen. Tú, ¿por qué no en algún momento de tu vida?

Así pues, lo importante en Pascua es VIVIR LA RESURRECCIÓN. El hacer algo de lo sugerido NO ES PERDER, sino, al contrario, GANAR EN CALIDAD DE VIDA.

P. Pedro Olalde.


Domingo de Resurrección (22 de abril de 2019)


Jn 20,1-9

TESTIGO DE RESURRECCIÓN: S. AGUSTÍN de HIPONA.
RETAZOS DE SU VIDA.

1ª ETAPA: Agustín, el hombre disperso, de corazón inquieto y herido, se reconoce “enfermo” y recurre a Dios como el verdadero y único “médico de su intimidad”. En un período de 13 años vive dominado por su sensualidad. //  Recibe la ayuda de san Ambrosio, de su madre, santa Mónica y de otros.

2ª ETAPA: LA CONVERSIÓN. El santo afirma: “He vivido mal al querer vivir de mí y he sido causa de mi muerte. La realidad de que “Dios busca al hombre disperso cuando este ni siquiera busca a Dios” es la expresión con que Agustín resume esa insondable acción de la gracia sobre la voluntad humana.

3ª ETAPA. LA AYUDA COMUNITARIA. Agustín forma comunidad con los que él llama “LOS AMIGOS DE DIOS”. Viven juntos en su propia casa. // Centran su actividad en la oración, el estudio y el trabajo manual. Y con esta orientación bien definida, el gesto de Agustín de “TOMAR Y LEER” (tolle ete legere) las Escrituras se prolonga más allá de un momento concreto para convertirse en experiencia básica de su vida cristiana.

4ª ETAPA: OBISPO CON SU PUEBLO. El año 395 sucede al obispo Valerio. De ahora en adelante su vida va a girar en torno a unas tareas que darán un carácter imperecedero a su historia. Demuestra una actitud compasiva y a la vez firme: “Mi deber cotidiano” dice, “será corregir a los indisciplinados, sostener a los débiles, refutar a las adversarios del Evangelio, reconciliar a los belicosos, liberar a los oprimidos, tolerar a los malos y amar a todos”.

5ª ETAPA: SU GRAN PRODUCCIÓN LITERARIA. “Las CONFESIONES”. En sus Confesiones Agustín nos enseña a HACER MEMORIA de nuestra historia, lo que hemos sido y lo que somos. Allí descubriremos nuestra dispersión  por los caminos humanos que nos alejan de la paz y la felicidad verdadera.

6ª ETAPA: AGUSTÍN LLEGA A LA CIUDAD DE DIOS. En el 413 Agustín emprende la redacción de LAS DOS CIUDADES. “Vemos que dos amores han establecido dos ciudades: el amor de uno mismo llevado hasta el desprecio de Dios, la ciudad terrena; el amor de Dios, dispuesto a la renuncia de uno mismo. // El año 430, los bárbaros, al mando de Genserico invaden el norte de África. // Posidio, un monje en el monasterio de Agustín, hace un sucinto relato de sus últimos días. “En esos días”, dice, “Agustín cae gravemente enfermo y pide a sus monjes que escriban los salmos penitenciales y los cuelguen en la pared de su celda y le dejen en soledad”. El peregrino llega a la ciudad de Dios el 28 de agosto del 430. Los monjes escribieron “obdormivit in Domino, junto a la fecha, para memoria en el calendario de los santos y le enterraron en su Basílica de la Paz en Hipona. // Después de 16 siglos, su palabra se ha quedado con nosotros para indicarnos el camino  y un arte de vivir.

JUAN 20,1a: el primer día de la semana.
La Resurrección de Jesús acontece el primer día, que alude al primer día de la creación (Gen 1,1). Ahora, Jesús va a inaugurar le NUEVA CREACIÓN, LA PASCUA definitiva, el PASO FINAL DE DIOS, que tiene lugar en la muerte y la Resurrección. // JESÚS RESUCITADO es mi NUEVA CREACIÓN.

¡Cuántas gracias debo darte, Jesús, por hacerme partícipe de tu Resurrección! A menudo este período pascual, con el rostro pegado al suelo, te agradeceré emocionado la nueva vida de Resurrección, que tú me regalas.

JUAN 20,1. Por la mañana temprano, todavía en tinieblas, fue María Magdalena al sepulcro y vio que la losa estaba retirada del sepulcro.

La escena está envuelta en tinieblas. No ha salido el sol todavía. El corazón de la Magdalena está dominado por las tinieblas del desconsuelo, pues le falta Jesús. Ella es una gran amante del Señor y no puede resistir más tiempo sin salir a su encuentro, vivo o muerto.

JUAN 20,2a,b. Mª Magdalena se volvió corriendo a la ciudad para contárselo a Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús tanto quería. Les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto.

Envidio a esta mujer intrépida y enamorada de Jesús. ¡Qué hermosa la presencia de esta mujer entre los hombres, dando testimonio de su gran fe y rompiendo todos los esquemas, que más tarde iban a tomar tanto cuerpo!

VIVIR HOY COMO RESUCITADOS.

Hoy, lo importante para nosotros no es saber si resucitaremos al morir, sino vivir como resucitados ahora, obrando en todo momento en amor y solidaridad.

En este gran día de la Pascua del Señor, lo relevante no es solo celebrar el triunfo de Jesús, su Resurrección, sino también nuestra propia resurrección, la posibilidad de festejar y vivir con gozo desde ya la promesa de una vida nueva.
La muerte ha sido vencida por Cristo, y aunque se nos presenta como un oscuro e interminable túnel, la Palabra de Dios nos asegura que ella no tiene la última palabra, ya que es un Dios de vivos y no de muertos

¿Pone la muerte al hombre en crisis? Sí, y no solamente al hombre, sino al mismo Dios. El Dios que ha creado al ser humano por amor, no puede luego abandonarlo en el dominio de las tinieblas, sino que lo destina para la vida.


P. Pedro Olalde.

Viernes Santo (19 de abril de 2019)


Jn 18,1-19,42

JUAN 19,18: “Allí, en el lugar llamado de La Calavera, lo crucificaron y crucificaron con él a otros dos, uno a cada lado de Jesús”.

En el cruce de caminos de un montículo cercano a Jerusalén, desnudo de pies a cabeza, siendo la irrisión de curiosos y enemigos, te sometieron, Jesús, al suplicio más cruel de la antigüedad, que los romanos aplicaban a los “rebeldes” para escarmiento de las masas.

Te hicieron pagar un precio caro por ser el defensor de los leprosos y ciegos, por predicar que las prostitutas tienen la precedencia en tu reino, por proclamar que Dios no es protector de la ley, sino de los pobres.

Con una mirada contemplativa me sumerjo en el interior de tu corazón, condenado al suplicio de los malditos, sintiendo en tu cuerpo la tortura de los criminales, y abandonado del Padre y de tus amigos.

EL CALVARIO, EPIFANÍA DE DIOS

¿Qué ven mis ojos, Señor mío, en tu cuerpo roto en la cruz del Gólgota? Aparentemente, a un condenado retorciéndose de dolor.

Pero, ¿qué veo con una mirada más penetrante, con los ojos que se adentran en el misterio? A ti. Jesús, que en el Bautismo te habló el Padre y te dijo: Eres mi Hijo querido, escuchadle, ahora también te habla silenciosamente y te dice: A ti, que has sido fiel en recorrer hasta el último tramo de tu vida, subiendo a la cruz, por ser fiel a tu condición humana, te glorificaré ante todas las naciones. Y así se produce el gran estallido de la Resurrección.

En el árbol de la cruz muere una imagen de Dios soberano y dominador de cielo y tierra. Y hay otro que emerge y permanece: es el Dios amor, el que sirve. Sí, Dios es amor (1Jn 4,8). Y EL AMOR ES SU PODER. De ese poder está llena su vida, Jesús crucificado. Tus paisanos no tuvieron una mirada penetrante para descubrirlo. No cayeron en la cuenta de que el AMOR ES YA SALVACIÓN. En cambio, un pagano, el centurión, supo verlo.

DOS CLASES DE MIRADAS

UNA, SUPERFICIAL Y FALSA: la de los Jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, que se burlaban de Jesús en la cruz, diciendo: ¡A otros ha salvado y a sí mismo no puede salvarse! ¡El Mesías! ¡El rey de Israel! ¡Que baje ahora de la cruz, para que veamos y creamos!

OTRA, PROFUNDA Y AUTÉNTICA. La del Centurión, que presenció muchísimas crucifixiones de malhechores que morían desesperados, maldiciendo a las autoridades.  Solo una vez vieron sus ojos una muerte como la de Jesús, sin maldecir a nadie, perdonando a sus enemigos. Marcos (15,19) afirma: El centurión que estaba frente a Jesús, al ver que había expirado de aquella manera, dijo: Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios.

MUERTE. RESURRECCIÓN

El otro día escribía a una persona y le decía: Hay lecciones que necesitan muchas horas de clase… Morir es una materia que necesita muchas horas de clase… No es fácil aprender a morir. No es fácil aprender a morir ni a ver morir.

En el fondo, no es fácil vivir pensando en la muerte y, sin embargo, la vida es una inmensa lección de buen morir…

La vida va enseñándonos que todo queda aquí. Solo te llevas lo que eres, no lo que tienes. La vida nos va podando para que aprendamos que nada es tan importante como SER.

La vida es la ocasión de transformarnos más perfectamente en la imagen de Cristo. La vida es la ocasión de hacer que Él viva y se manifieste en nosotros y por nuestra manera de vivir.

La vida es para aprender a morir. Dios no está cruzado de brazos. Dios está manos a la obra. Un Dios que no para es un Dios que nos da futuro para siempre. Es un Dios de RESURRECCIÓN.


P. Pedro Olalde.

Jueves Santo (18 de abril de 2019)

Jn 13,1-15 / Co 11,23-26

Pascua divina, Jesús nazareno. Dios pasó por la tierra en tu persona, como antaño por Moisés en Egipto. Un nuevo amanecer ha surgido: te hiciste pan que reconforta, vino que alegra el corazón humano.

RELATO ALECCIONADOR.

Un grupo de vendedores fue a un congreso de ventas. Todos prometieron a sus esposas que llegarían a tiempo para cenar el viernes. Pero el congreso terminó tarde, y llegaron atrasados al aeropuerto. Entraron todos con sus boletos y portafolios, corriendo por los pasillos. De repente, y sin quererlo, uno de los vendedores tropezó con una mesa que tenía una canasta de manzanas. Las manzanas salieron volando por los aires. Por poco pierden su vuelo. Pero partieron a sus casas. Todos menos uno.

Este se detuvo y experimentó un sentimiento de compasión por la dueña del puesto de manzanas. Dijo a sus amigos que siguieran sin él y pidió a uno de ellos que, al llegar, llamara a su esposa y le explicara que iba a llegar más tarde.

Luego regresó a la terminal y se encontró con todas las manzanas tiradas por el suelo. Su sorpresa fue enorme, al darse cuenta de que la dueña del puesto era una niña ciega. La encontró llorando con lágrimas corriendo por sus mejillas. Tanteaba el piso, tratando, en vano, de recoger las manzanas, mientras la multitud pasaba, vertiginosa, sin detenerse, sin importarle su desdicha.

El hombre se arrodilló con ella, juntó las manzanas, las metió en la canasta y le ayudó a montar el puesto nuevamente. Mientras lo hacía, se dio cuenta de que muchas se habían golpeado y estaban magulladas. Las tomó y las puso en otra canasta. Cuando terminó, sacó su cartera y le dijo a la niña: Toma, por favor, estos cien euros por el daño que hicimos. ¿Estás bien? Ella, llorando, asintió con la cabeza. Él continuó, diciéndole: Espero no haber arruinado el día.

En cuanto el vendedor empezó a alejarse, la niña le gritó: Señor… Él se detuvo y volvió a mirar aquellos ojos ciegos. Ella continuó: ¿Es usted Jesús?

Él se paró en seco y dio varias vueltas, antes de dirigirse al avión, con esa pregunta quemándole y haciendo vibrar toda su alma: ¿Es usted Jesús?
  
CORINTIOS 11,23-24.

“Jesús, el Señor, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía”.

¿Cuándo podré decir yo, a tu imitación, Jesús, “¿Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros?” Hazme sensible, Jesús. Dame ternura. Regálame tu mirada compasiva. Da agilidad a mis pies para acudir en su auxilio. Tendré tu retrato ante mis ojos, para que yo también pueda consolar los corazones desgarrados de los pobres.

CORINTIOS 11,25.

Después de cenar, tomó el cáliz y dijo: Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre. Cuantas veces bebáis de él, hacedlo en memoria mía.

Te contemplo, Jesús, haciendo a tus discípulos la ofrenda de tu sangre por nuestra salud. Has dejado clara tu decisión de que nada impediría en tu camino hacer el plan de Dios para ofrecer a los humanos una vida de acceso al Padre.

Para ti, lo más importante era dar la vida a los descarriados, que caminan por las falsas pistas que no les llevan a ninguna parte.

Gracias por derramar tu sangre por mí, para que goce de tu Espíritu transformador, por infundirme deseos de ver lo que ves, de hacer lo que haces.

P. Pedro Olalde.